La integración de indígenas y afrodescendientes en el ámbito laboral no es una responsabilidad exclusiva del Estado, coinciden líderes étnicos y voceros de grandes empresas en Colombia. En una junta que tuvo lugar en Bogotá, representantes de la Asociación Nacional de Industriales (Andi) y líderes étnicos discutieron los obstáculos históricos que estas poblaciones han enfrentado para acceder a empleos y debatieron estrategias para superar esta exclusión.
El encuentro, organizado con el apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la ONG ACDI/VOCA, contó con la participación de Daniela Maturana, consultora y lideresa afro, que destacó que la inclusión no es solo una cuestión política, sino también una responsabilidad de las empresas, la sociedad y la academia.
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“Los argumentos de la junta son una realidad y están comprobados: estudios demuestran que una mujer afro tiene mucho más complicado acceder a un trabajo que un hombre blanco o incluso, un hombre afro. Pero también detectamos que parte del problema radica en los estudios; solo el 14,3% de la población negra accede a educación universitaria y esto claramente es un limitante a la hora de encontrar empleo digno. Nuestra apuesta es poner esta charla sobre la mesa y observar cómo transformarla”, afirmó Maturana en El Espectador.
Las grandes empresas influyen significativamente en la economía colombiana, y aportan cerca del 70% al PIB, lo que les otorga el potencial de generar no solo riqueza, sino también un impacto social positivo. Además, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) indicó que las mipymes (medianas y pequeñas empresas), que representan la mayoría del tejido empresarial, ofrecen alrededor del 65% del empleo en el país. Según Maturana, estas empresas pueden desempeñar un papel crucial en cerrar la brecha de exclusión.
Una de las conclusiones más importantes discutidas en el foro fue que la obligación de inclusión no se limita a las áreas de recursos humanos encargadas de la selección y contratación en las empresas. “Podemos pensar en que toda la cadena de valor de una empresa, incluso la encargada de comprar los regalos para Navidad a los clientes, tenga que ver con este tema de inclusión”, señaló Maturana.
Asimismo, insistió en la necesidad de dejar de racializar ciertos puestos de trabajo: “un ejemplo claro es que tenemos que dejar de racializar los puestos de trabajo; usualmente se le atribuye a la persona negra el cargo de celador o empleada doméstica y nosotros queremos que lleguen a altos cargos y que tomen decisiones importantes en las empresas”.
Yaneth Viáfara, una contadora proveniente de Chocó con dos décadas de experiencia en el mundo empresarial, explicó que la responsabilidad de la inclusión no solo recae en las empresas. Viáfara destacó la importancia de que las personas afro e indígenas también tomen un rol activo en este proceso.
“Resalto que haya una junta y ayude a sensibilizar e identificar las brechas que existen, pero hay que dejar algo claro: no se trata de un tema de cuotas, sino que las personas negras e indígenas deben acercarse lo más posible a la oferta laboral y demuestren que, al igual que los demás, tienen las capacidades y estudios para llegar a esos cargos. El debate no es decir ‘ay, pobrecitos, incluyámoslos’, sino que esta apuesta sea genuina”, señaló.
Viáfara, que ascendió a un puesto destacado en Bancolombia y nació en Chocó, resaltó que “una persona de Bogotá o de Medellín no parte con las mismas ventajas que un hombre o mujer que nació en Condoto, Istmina o Quibdó. Pero los pueblos étnicos no pueden quedarse únicamente en esa discusión, sino hacer esfuerzos efectivos para resolver esos pedidos”.
Para el 2 de julio está programado un segundo encuentro con la participación de compañías como Bancolombia, Hewlett Packard y Pavco, con el objetivo de delinear una hoja de ruta para avanzar en la justicia social en el ámbito laboral hacia los pueblos étnicos.