Si las décadas del 30 y el 40 estuvieron marcadas por la llegada de la radio y su rápida inserción en la sociedad colombiana, los años 50 estuvieron marcados por la llegada de la televisión. El 13 de junio de 1954 se realizó la primera transmisión de dicho sistema en el país a través del recién fundado Canal Nacional, desde un estudio improvisado montado en la casa de Nariño.
De este modo, Colombia se convirtió en el séptimo país del continente americano en darle la bienvenida a la televisión (Estados Unidos, Cuba, Brasil, Argentina, Canadá y Venezuela lo tuvieron antes), haciéndolo además en un momento muy particular de su historia. Y es que por esos días el país estaba bajo el mando de Gustavo Rojas Pinilla, que asumió el poder luego de un golpe de estado el año anterior que depuso a Laureano Gómez.
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La historia sobre la llegada de esta tecnología a Colombia, señala que Rojas Pinilla conoció la televisión durante un viaje que realizó a la Alemania nazi, por los días en que era ingeniero del departamento técnico de la fábrica de municiones del Ejército Nacional. Sin embargo, de la posibilidad de traer la televisión se venía hablando desde antes que Rojas Pinilla llegara al poder.
Felipe Arias Escobar, historiador y autor de Otra historia de Colombia, señala que ya había antecedentes del uso de esa tecnología en el país. “Hay un mito extendido a fuerza de repetirlo y es que Rojas trae la televisión porque la conoce en la Alemania Nazi. No, de la tecnología de la televisión ya se hablaba en Colombia, en 1950 se usan equipos de transmisión para ensayar cirugías remotas en el Hospital San José”, expresó en charla con Infobae Colombia.
Eso sí, no fue casualidad que entre los ambiciosos planes del dictador para mejorar la infraestructura del país se incluyera la llegada de la televisión. Y entre esos motivos se encontraba el aspecto político. “Lo que sí necesitaba Rojas Pinilla, era poder promover su gobierno en un medio de comunicación que controlara, pues la prensa es manejada por las casas políticas tradicionales”, recordó Arias.
De hecho, uno de los que motivó al mandatario a importar la televisión al país fue Fernando Gómez Agudelo, entonces director de la Radio Nacional de Colombia. Una vez recibió autorización por parte del general, la estrategia se dividió en dos frentes: concretar una transmisión de televisión entre Bogotá y Manizales (previa importación de las antenas necesarias para cumplir el objetivo), y como recordó Arias, la creación de un noticiero cinematográfico, en vista de que la cobertura de la televisión todavía sería limitada en sus primeros años.
El propio Gómez fue el encargado de hacer las gestiones con los Estados Unidos para conseguir la tecnología necesaria, una tarea compleja debido a que la geografía nacional representaba un desafío técnico para que la señal fluyera con normalidad. “Consultó con técnicos del MIT, quienes lo contactan con la casa Dumont para traer equipos y la primera unidad móvil. También recomiendan traer de Alemania equipos de Siemens para los transmisores y las cámaras [lo que marcó la reanudación de las relaciones comerciales con dicho país tras el final de la Segunda Guerra Mundial]”, señaló Arias.
Para el montaje se recurrió a técnicos procedentes de Cuba, quienes ya tenían experiencia con esta tecnología desde 1950. En las oficinas de la RTVC todavía hay un vestigio de ese momento: el vehículo Telecruiser que hizo las veces de la primera unidad móvil que llegó al país.
Por lo demás, el 13 de junio de 1954, la primera transmisión televisiva de la historia fue un asunto de jóvenes, de acuerdo con Arias. “Los técnicos cubanos, Fernando Gómez Agudelo, Julio Sánchez Vanegas, ninguno superaba los 30 años, pero ya tenían una formación en medios y sobre todo el interés de aprender”, explicó.
Justamente Sánchez Vanegas fue elegido por el propio Rojas Pinilla para hacer las veces de maestro de ceremonias en esa primera emisión. Hasta ese momento, el que después sería uno de los grandes magnates de la televisión colombiana era más conocido por su voz acompañando los boletines del reporter Esso de la emisora Nueva Granada. Pero la llegada de la televisión marcó un vuelco en su vida, al punto que años después crearía producciones Jes y albergaría en dicha programadora varios formatos televisivos entre telenovelas, magazines y cubrimiento de eventos internacionales que marcaron la masificación de esta tecnología en Colombia.
Pero mientras la televisión se asentaba tanto en negocio como en tecnología y se iban dando forma a los dos canales que en lo corrido del siglo serían los encargados de informar y entretener a los colombianos, pasarían cerca de diez años. Durante ese tiempo (y sobre todo durante el gobierno de Rojas Pinilla, que se prolongó hasta 1957), fue el apoyo estatal el que contribuyó a que la idea de la televisión se mantuviera viva.
“El apoyo del gobierno fue clave, financiando la televisión sus primeros dos años”, recordó Arias. “Lo mismo que el apoyo al personal artístico, el cual venía de hacer una respetable carrera en el radioteatro y en las artes escénicas. Ya tenían una escuela armada, porque incluso algunos venían del grupo escénico infantil de la Radio Nacional”.
El historiador recordó que fue hacia 1956 cuando empezó la verdadera prueba de supervivencia para la televisión, pues fue entonces cuando se les exigió comercializar espacios en la televisión. “Ahí es cuando gente que eran actores o periodistas culturales les tocó salir a convencer a la empresa privada para que les compraran espacios. Sin embargo, lo lograron”.
Uno de los ejemplos de esta nueva realidad lo protagonizó Alicia del Carpio, actriz colombo-española que ante la necesidad de vender un espacio, ideó el que terminó siendo el primer seriado de la televisión colombiana: Yo y tú, que se mantuvo al aire entre 1956 y 1976, y por el que desfilaron varios de los primeros nombres destacados de la actuación nacional, como Judy Henriquez, Carlos Muñoz, Álvaro Ruiz Zúñiga, Fernando González Pacheco, Hernando el Culebro Casanova, Consuelo Luzardo y Otto Greiffestein, entre otros.
Poco a poco se fue estableciendo una parrilla de programación y unas reglas de juego para los interesados en sumarse a la televisión, lo que coincidió con la aparición de las primeras productoras como Punch, TVC Ltda. (una fusión temporal entre Caracol Radio y RCN Radio) y RTI. Con la creación del Instituto Nacional de Radio y Televisión (Inravisión) en 1964, la inserción de la televisión en Colombia era ya una realidad. Una en la que los cambios sociales, políticos y culturales de la segunda mitad del siglo XX se vieron reflejados en tiempo real y reflejaron la creciente urbanización de las principales ciudades del país.