El trabajo infantil sigue siendo una grave problemática en Colombia. De acuerdo con el Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, que recogió datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de los últimos cuatro años, los niños y niñas siguen siendo objeto de trabajos remunerados y no remunerados en el país.
Según los datos recolectados por LEE, en 2023 se identificó que el 10% de los niños, niñas y adolescentes en Colombia, de entre 5 y 17 años, trabajaron. Las estadísticas presentadas involucran dos indicadores: la tasa de trabajo infantil (TTI) y la tasa de trabajo infantil ampliada (Ttia). La primera muestra resultados sobre la cantidad de menores de edad que trabajan con paga, mientras que la segunda evidencia los casos de en los que los niños hacen labores del hogar por más de 15 horas semanales y no son remuneradas.
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“Si una niña, niño o adolescente realiza tareas domésticas y labores al interior de la familia todos los días, sin receso y durante una (1) hora diaria, mientras sus padres, madres o cuidadores se encuentran trabajando, se considera que están en situación de trabajo infantil ampliado”, explicó el Observatorio de Bienestar de la Niñez del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
En ese sentido, en 2023, la TTI fue del 2,9%, lo que representa una importante reducción con respecto a 2022, 2021 y 2020, años en los que la tasa fue del 3,4%; 4,8%; y 4,9%, respectivamente. A pesar de que resulta ser un buen panorama para los menores de edad en Colombia, lo cierto es que la Ttia muestra otra perspectiva.
Las estadísticas indican que en 2023 la tasa de trabajo infantil ampliada fue del 10,0%. Las niñas fueron las más afectadas, teniendo en cuenta que el 12,7% de ellas fue sometida a labores no remuneradas. Mientras tanto, el 7,5% de los niños se encontró en la misma situación. La Ttia, en general, se ha mantenido estable desde 2020, siendo el 2022 el peor año, cuando se documentó una tasa de 11,1%.
Ahora bien, el caso de las niñas ha sido, de lejos, el más complicado en todos los años, puesto que siempre superaron la tasa de trabajo infantil ampliada identificada en los niños. Según LEE, esto quiere decir que las brechas de género se siguen ampliando, lo cual afecta en mayor medida a las niñas que no pueden acceder a una formación académica.
Los menores de edad suelen trabajar porque ven la necesidad de contribuir a la economía de sus hogares, pero esto genera consecuencias en su futuro. Sin embargo, la situación es compleja de solucionar porque, de acuerdo con investigaciones al respecto analizadas por LEE, cuando los niños, niñas y adolescentes se retiran del colegio y empiezan a trabajar, no suelen regresar a las aulas.
Además, en otros casos no solo se trata de panoramas económicos familiares difíciles, sino del actuar de grupos armados al margen de la ley que delinquen, sobre todo, en las zonas rurales del país. Desde allí, condenan a los niños al reclutamiento forzado, alejándolos de la posibilidad de formarse.
“No solo el trabajo infantil, sino el reclutamiento de menores por parte de grupos armados, la exposición al consumo de sustancias psicoactivas, el embarazo adolescente y la explotación sexual, entre otros, son los riesgos a los que están expuestos los menores en Colombia”, indicó la directora de LEE de la Universidad Javeriana, Gloria Bernal, citada por la institución de educación superior. De acuerdo con el Observatorio de Bienestar de la Niñez del Icbf, el trabajo infantil es una violación de derechos que termina afectando el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes.