El general Óscar Vera Peláez, que se desempeñaba como como comandante de la Quinta Brigada en Bucaramanga, fue llamado a pedir la baja y retirarse del cargo.
La decisión se dio a conocer poco antes del inicio del encuentro de generales y almirantes de las Fuerzas Armadas en la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova.
Pese a que no se ha hecho oficial su retiro, se confirmó que Vera no acudió a la reunión, de acuerdo con la información que divulgaron medios como la W Radio, que informó la novedad acontecida en la tarde del miércoles 12 de junio.
Aunque no se han revelado las razones específicas detrás de esta medida, se rumora que la orden de su salida vendría del general Luis Mauricio Ospina, comandante del Ejército, por los resultados considerados insuficientes.
Sin embargo, también se apunta a la posibilidad de una solicitud directa del nuevo comandante del Ejército, el general Emilio Cardozo, aunque los motivos exactos siguen sin esclarecerse.
Fuentes consultadas por el medio radial, indicaron que “no sería el único movimiento en los próximos días”, ya que se está considerando la posibilidad de que otros oficiales también puedan ser llamados a calificar servicios o debatir su separación.
Él es el general Óscar Vera
Vera Peláez, con más de 30 años de servicio en el Ejército, había ocupado el cargo de director de Inteligencia —durante y un poco después del gobierno de Iván Duque— antes de ser reemplazado en abril de 2023 por Andrés Parra, subdirector de la escuela de cadetes en ese momento.
La sustitución marcó un cambio en la institución, pues Parra había pertenecido a la Aviación del Ejército, una división diferente a la especialización en inteligencia.
Tras su reemplazo en la dirección de Inteligencia, Vera Peláez fue asignado a la comandancia de la Quinta Brigada. Según información detallada por la revista Cambio, un alto oficial aseguró que esta medida buscaba aprovechar la experiencia de Vera en inteligencia para gestionar el aumento de actividad de grupos como el ELN y el Clan del Golfo en la región. Su labor se dirigiría a identificar movimientos de líderes de estas organizaciones ilegales.
Sin embargo, Vera Peláez ha estado en el centro de la polémica, porque fue acusado de proporcionar supuesta información clave que ha facilitado la persecución de individuos involucrados en grandes operativos.
Otro de los puntos álgidos es el señalamiento de que habría liderado las investigaciones del Gobierno sobre si militares colombianos se unieron a mercenarios para asesinar a Jesús Santrich en Venezuela
No obstante, el reemplazo que se hizo ya en la gestión de Gustavo Petro, sumado a la reciente solicitud de salida, podrían corresponder a una serie de fracturas en la cúpula militar, como analizó Semana en un informe de agosto de 2023.
La salida de Óscar Vera de la inteligencia militar en 2023
Un meticuloso texto investigativo del medio destacó que desde la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia, en agosto de 2022, la inteligencia militar del país fue escenario de cambios contundentes que han despertado preocupación entre expertos y altos mandos del Ejército.
Dentro de esta reestructuración, fue prominente la salida del general Óscar Vera, acusado de debilitar las operaciones contra objetivos estratégicos y de centrarse únicamente en la interdicción del narcotráfico. Vera se ha defendido con el argumento de que solo cumplió órdenes superiores. No obstante, la decisión y las políticas del gobierno actual han generado un ambiente de desconfianza y desmoralización entre los miembros de la inteligencia militar.
Una serie de decisiones, incluidas la remoción de generales y coroneles expertos y la entrada de oficiales retirados a posiciones de influencia, habría afectado la operatividad y eficiencia de las unidades de inteligencia clave.
Desde el inicio del gobierno de Petro, se han dado relevos inusuales en unidades estratégicas como el Comando de Apoyo de Combate de Inteligencia Militar (Caimi), que ha visto a dos generales y varios coroneles dejar sus puestos en el 2023. Esta unidad, vital en la lucha contra el crimen organizado y la identificación de amenazas externas, ha sufrido una inestabilidad significativa debido a la rotación constante de su personal.
Además, la indagación dejó saber que la inteligencia y contrainteligencia militar han visto una reducción en sus capacidades operativas. Equipos esenciales para combatir el crimen han quedado sin mantenimiento y se han reducido recursos críticos.
Los batallones de inteligencia, que contaban con equipos avanzados de ‘ciberinteligencia’ y guerra electrónica, han enfrentado problemas de obsolescencia y falta de recursos para actualizaciones necesarias.