Por falta de tiempo, se hundió el proyecto “Inconvertibles” que cursaba en la Comisión Primera del Senado, con el cual se buscaba prohibir en Colombia los Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género (Ecosieg), mal llamados “terapias de conversión”. La iniciativa tenía como fin evitar que las personas que hacen parte de la población Lgbt sigan siendo sometidas a diferentes métodos de tortura con la excusa de que deben cambiar su orientación sexual e identidad o expresión de género.
De acuerdo con la representante Carolina Giraldo Botero, autora del proyecto, al parecer, hubo acciones dilatorias que llevaron al hundimiento de la iniciativa. “El proyecto de ley estaba tercero en el orden del día, pero no se alcanzó a debatir, lo cual indica que por tiempos ya se hunde. Creemos que si hubiéramos tenido la discusión probablemente sí se habrían tenido los votos. La verdad es que hubo toda una estrategia para dilatar y que no se pudiera finalmente dar trámite al proyecto”, explicó la congresista, citada por El Colombiano.
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Por su parte, la senadora Clara López lamentó la falta de discusión en torno a la propuesta, asegurando que hay un evidente retroceso. De acuerdo con El Espectador, la congresista insistió en que las “convicciones religiosas íntimas” no pueden ser una excusa para regresar, por el contrario, se debe reconocer la existencia de la población Lgbt y su valor. “Lo de hoy es una falta de respeto a la dignidad de las personas”, aseveró.
Varios eran los políticos contradictores de la prohibición de las “terapias”, al considerar que el proyecto en cuestión terminaría atentando contra la autonomía de las familias y criminalizando a profesionales de la salud. De hecho, la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal informó, antes de que se hundiera la iniciativa, que había presentado una ponencia negativa contra la misma.
“Dejen crecer a los niños, dejen la obsesión contra un niño que está en etapa de formación de su identidad y de su personalidad”, indicó la congresista en un video, explicando que la propuesta deja “ventanas abiertas” para la persecución de padres de familia, profesores, médicos y psicólogos.
¿Qué son las mal llamadas “terapias de conversión”?
En entornos de salud y religiosos, la población Lgbt ha sido sometida a diferentes métodos para que dejen atrás su orientación sexual, su identidad o su expresión de género. Estas prácticas, según se ha evidenciado a nivel mundial, han evidenciado ser métodos de tortura que generan graves afectaciones en la salud de las personas. Según el representante a Cámara por Antioquia Daniel Carvalho, muchas de ellas pasan por episodios de depresión y ansiedad por cuenta de estas “terapias”, e incluso, han llegado al suicidio.
“Las terapias a menudo entrañan sensaciones de dolor y sufrimiento, que permanecerán durante mucho tiempo y dejarán cicatrices indelebles en la mente y el cuerpo de la persona. La combinación de los efectos de la humillación profunda y la sensación de impotencia genera sentimientos de vergüenza, culpabilidad, repugnancia de sí mismo e inutilidad, que pueden dañar la autoestima y causar cambios permanentes de personalidad”, detalló el experto Independiente de las Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género, Víctor Madrigal-Borloz, citado por la ONU.
“Vamos a liberarte del espíritu de la homosexualidad”
David Zuluaga, un joven colombiano de 26 años, relató a Pulzo las torturas a las que fue sometido teniendo 14 años, cuando confesó a la directora de una comunidad religiosa que es homosexual. Aseguró que, luego de revelar la información, fue retirado de todas las actividades para entrar a un “proceso de conversión”. Además, se anunció a toda la comunidad al respecto para que recibiera “apoyo”.
En los retiros a los que tuvo que asistir para abandonar su orientación sexual, lo obligaron a ayunar y a orar para que dejara de ser homosexual. La falta de alimento le causó una úlcera gástrica. “Me tiran al suelo, empiezan a forcejear conmigo. Decían: ‘vamos a liberarte del espíritu de la homosexualidad’”, añadió. Hasta que ingresó a la universidad supo que había sido una víctima y entendió que no tenía ninguna afección que debiera ser curada.