El 8 de junio, la perra antinarcóticos Luna se convirtió en la protagonista de una exitosa operación en el Aeropuerto El Dorado de Bogotá, cuando logró detectar una importante cantidad de drogas ocultas. Este caso pone en relieve la importancia del entrenamiento y las habilidades naturales de los perros, que cuentan con hasta 250 millones de células olfativas, lo que les permite detectar sustancias a grandes distancias.
La Policía Metropolitana de Bogotá confirmó que, gracias a la aguda percepción de Luna y la guía de su entrenador, se incautaron 19 kilos de marihuana, equivalentes a más de 20.000 dosis. “Esta sustancia venía camuflada en paquetes de café con el fin de pasar desapercibida en los diferentes controles que realizan las autoridades”, detalló el teniente coronel Wilson Torres. La droga, originaria de Neiva, Huila, estaba destinada a ser distribuida en diferentes localidades de Bogotá.
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Los perros, cuando son adecuadamente entrenados, se destacan como colaboradores excepcionales de la policía, especialmente en la lucha contra las redes de microtráfico. El caso de Luna no es aislado, ya que estos animales pueden detectar una gran variedad de sustancias gracias a sus avanzadas capacidades olfativas.
“Esta importante incautación se logró gracias a la efectiva labor de nuestros guías caninos, quienes, junto con sus binomios, diariamente inspeccionan la carga que entra y sale de esta importante terminal aérea”, agregó el coronel Torres.
Las autoridades señalaron que la droga estaba ingeniosamente oculta en una encomienda de bolsas de café, lo que refleja la sofisticación de las tácticas utilizadas por los narcotraficantes para evadir los controles. Sin embargo, la participación de perros entrenados como Luna sigue siendo un elemento crucial en la detección de estos intentos de contrabando.
La capacidad de los perros para detectar drogas es el resultado de un entrenamiento intensivo y especializado. No solo pueden identificar sustancias ilegales, sino también reactivos químicos y explosivos, lo que los convierte en aliados valiosos en la seguridad aeroportuaria y en otras operaciones de control.
El proceso de los perros antinarcóticos
El entrenamiento de perros antinarcóticos es un proceso meticuloso y estructurado que se inicia con la selección adecuada del animal, seguido de un riguroso programa de entrenamiento, pruebas de certificación y evaluación constante de su capacidad y desempeño. Aquí se detallan las etapas clave de este proceso:
Selección: la elección de perros para tareas antinarcóticas se basa en cuatro impulsos: cazar, recompensa, olfatear y presa. Los perros de caza tienen un olfato hasta diez veces más agudo que otros canes, lo que los hace ideales. Las razas destacadas son labradores, pastores alemanes, pastores belgas y pastores holandeses, aunque otras también son aptas.
Entrenamiento: comienza a los once meses de edad, cuando el perro tiene su estructura ósea y muscular desarrollada y su temperamento está listo. Durante seis meses, aprenden mediante asociación de olores con juego y recompensa. Este contacto no los vuelve adictos al alcaloide, contrario a lo que algunos creen. El entrenamiento es crucial para que asocien olores específicos con la recompensa.
Pruebas: anualmente, se realizan pruebas de certificación para evaluar el estado y capacidades de los perros, comprobando sus impulsos y condiciones óseas. La vida útil en servicio activo es de ocho a diez años, tras lo cual disfrutan de una vida más tranquila.
Reacción: los perros reaccionan ante la presencia de drogas según su carácter. Los pasivos se sientan frente a la carga sospechosa, mientras que los activos rasgan la carga. Este comportamiento es vital para la identificación precisa de drogas.
Servicio en Puertos y Aeropuertos: estos perros prestan servicio en todo el país, especialmente en puertos y aeropuertos, donde la detección de sustancias ilegales es crucial para la seguridad y el combate al tráfico de drogas.