En Colombia, un fenómeno cultural sutil, pero de gran relevancia, está en curso: la paulatina desaparición de nombres tradicionales. Estos nombres, una vez comunes y resonantes en los patios de las escuelas y las calles de los barrios, ahora corren el riesgo de desvanecerse en el olvido.
Según informes de Noticias Caracol, nombres como Aníbal, Gertrudis, Prudencia y Eustaquio, que en décadas pasadas eran moneda corriente, hoy en día se vuelven cada vez más raros entre las generaciones más jóvenes. Estas designaciones, impregnados de historia, están siendo suplantados por opciones más modernas o influenciadas por las tendencias culturales contemporáneas.
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Además de estos nombres, otros van en picada con el paso del tiempo. Nombres femeninos como Adela, Bertha, Cleo, Dorotea, Edelmira, Faustina, Hortensia, Ismenia, Jacinta, Leonor, Mercedes, Natividad, Otilia, Quintina, Rosalba, Serafina, Teodora, Ursulina, Visitación, Yolanda y Zenaida, así como nombres masculinos como Abilio, Bonifacio, Ciriaco, Donato, Facundo, Gregorio, Hermenegildo, Isidro, Leocadio, Mauricio, Nemesio, Ovidio, Próspero, Quirino, Remigio, Saturnino, Urbano, Venancio, Wenceslao, Xenón, Yago y Zacarías, han sido relegados en la lista de nombres populares.
Los padres colombianos, influenciados por una mayor exposición a nombres extranjeros y una percepción de modernidad asociada a ellos, han optado cada vez más por nombres que consideran más contemporáneos o con una sonoridad más universal. Así, nombres como Sofía, Valentina, Santiago y Mateo han ganado popularidad, mientras que aquellos que evocan una era pasada van quedando en el olvido.
Aunque la Registraduría no confirmó estos nombres, es evidente en las redes sociales que muchos de ellos son poco comunes entre los usuarios, ya que están más asociados con personas adultas que con jóvenes. Esto sugiere que estos nombres han perdido popularidad con el tiempo, en contraste con su anterior apreciación.
Los nombres clásicos permanecen: María y Juan, los favoritos de siempre
La Registraduría Nacional del Estado Civil reveló una lista de nombres que demuestran la creatividad y originalidad de los padres colombianos en la elección de nombres para sus hijos. Este listado, compilado a lo largo de los últimos años, resaltó la diversidad y singularidad de los nombres que han sido registrados en el país.
Entre los nombres más inusuales que llamaron la atención se encuentran Yariangelis, Valloleidis y Betsililiana para niñas, así como Joselu, Shunguemaku y Maxilillian para niños. Estos nombres, fuera de lo común y poco convencionales, reflejan la imaginación y la audacia de los padres al buscar nombres que destaquen y diferencien a sus hijos.
A pesar de las restricciones existentes que prohíben registrar nombres considerados inapropiados o despectivos, como Judas o Belcebú, los padres colombianos encontraron formas ingeniosas de nombrar a sus niños, inspirándose en una variedad de influencias culturales, series de televisión populares e incluso ídolos del deporte.
La lista completa divulgada por la Registraduría incluye nombres como Shimunke Zhu, Bunkua Wimalu, Messi Andrés y John Crazy, cada uno con su propia historia y origen detrás de él.
Por otro lado, los nombres más populares en Colombia, como María y Juan, continúan siendo los favoritos entre los padres colombianos. Estas designaciones, con millones de inscripciones en el registro civil, reflejan la tradición y preferencia de los colombianos por nombres que llevan consigo un significado y simbolismo cultural arraigado.
Además de María y Juan, otros nombres populares incluyen Miguel, Jesús, Gabriel, Mateo y Abel, cada uno con su propia historia y significado detrás de él. En el caso de los nombres compuestos, Miguel destaca como el preferido entre los padres colombianos, seguido por Jesús, Pedro y Pablo. Para las niñas, Isabel se posiciona como el nombre compuesto más popular, seguido por Sara, Raquel y Magdalena.
Esta diversidad de elección se extiende a nombres menos frecuentes, pero igualmente significativos como Lázaro, Adán, Jonás, Zacarías y Aarón, que amplían el espectro de identidades culturales y espirituales en el país. Estos nombres, aunque menos comunes, reflejan la rica diversidad cultural y religiosa de Colombia, así como la importancia de preservar y celebrar estas tradiciones en la elección de nombres.