Natalia Vásquez Amaya, de 31 años de edad, fue víctima de feminicidio el 30 de mayo de 2024, en la localidad de Suba. Su caso se registró un día después del asesinato de la ciudadana Stefany Barranco Oquendo, que fue apuñalada por su pareja en el centro comercial Santafé, al norte de la ciudad. Al igual que Barranco, Vásquez fue agredida por su excompañero sentimental, identificado como Fabián Riveros, en plena vía pública.
La víctima estuvo cobijada con medidas de protección e, incluso, pudo alojarse en una casa refugio, que son espacios seguros que se ofrecen a las mujeres que son víctimas de violencias basadas en género y que están en riesgo de feminicidio. Sin embargo, radicó una carta para salir de la casa refugio y, por eso, regresó a la casa familiar donde vivía con sus hermanos.
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De acuerdo con Mauricio Vásquez, tío de Natalia Vásquez, su salida presuntamente se debió a que debía cumplir con sus obligaciones laborales. Pues, estando en la casa refugio, trabajaba de manera virtual, pero después se le exigió retornar a la presencialidad. “La nueva jefe sí le hizo cumplir el horario como era, sin importarle lo que ella estaba viviendo. De hecho, yo le decía a mi sobrina: no salga por la casa de en frente, salga por la casa de atrás, salga más temprano, salga un poquito más tarde”, detalló el familiar en conversación con Noticias Caracol.
No obstante, el agresor ya conocía la ubicación de la residencia en la que estaba recibiendo protección. Incluso, fue a buscarla en varias ocasiones, por lo que tuvo que ser trasladada a otra casa refugio. Luego, decidió cesar de los servicios que allí estaba recibiendo.
Según indicó la secretaria de la Mujer, Laura Tami, al medio citado, estando bajo el cuidado de personal capacitado, contó con la ayuda que requería. “Nosotras le hacemos un acompañamiento psicológico y psicosocial a cada una de las mujeres que recibimos en las casas y no solamente a ellas, sino también a las personas con las que llegan”, precisó. Adicionalmente, aseguró que la salida de Natalia Vásquez “hizo parte de “su voluntariedad particular”, lo cual se respetó.
Entonces, siguiendo el protocolo, las funcionarias de la casa refugio informaron sobre lo sucedido a la Comisaría de Familia, con el fin de que se le pudiera hacer seguimiento a la mujer que ya no contaba con la protección de la Secretaría de la Mujer. “Nosotras nos comunicamos como equipo con las comisarías de familia. Las comisarías de familia son quienes interponen esas medidas”, detalló la funcionaria.
Aseguró entonces que el señalado agresor no tenía permitido acercarse a ella y que podía estar sujeto a multas si no cumplía con lo ordenado. “Ella les dijo que tenía miedo, pero le aseguraron que la Policía iba a estar en contacto con ella para que le dieran la protección pertinente. Ella y nosotros nos confiamos. Además, el CAI quedaba a media cuadra de la casa y seguro podían pasar varias veces al día a verla, pero eso nunca pasó”, aseguró el tío de Natalia Vásquez a El Tiempo.
Sin embargo, el sujeto en cuestión llegó disfrazado de mujer hasta la vivienda donde ahora se estaba quedando su expareja, la mató y luego, se quitó la vida. “El victimario llega a la residencia y la ataca de manera intencional, dos familiares que intentaron defenderla también resultaron heridos en este hecho. El sujeto, posteriormente, ingresa a la residencia y se quita la vida. Es pertinente informar que con el procedimiento se están restableciendo los derechos de un menor de tres años, hijo de la pareja”, explicó un vocero de la Policía Nacional.
La secretaria de la Mujer reiteró que, aunque Natalia Vásquez tenía plena certeza de que estaba corriendo un riesgo al abandonar la casa refugio, de ninguna manera es su culpa el crimen que se cometió en contra de ella.