El proceso de negociación con la Segunda Marquetalia avanza hacia una fase crucial. En una reciente reunión del Consejo Nacional de Paz, el consejero comisionado para la Paz, Otty Patiño, confirmó la pronta instalación de la mesa de diálogo con este grupo, compuesto por disidentes del acuerdo de paz de 2016 y encabezado por alias Iván Márquez.
Aunque Patiño evitó dar una fecha precisa, El Tiempo confirmó que las negociaciones iniciarán en junio. Los primeros acercamientos se anticipan para la primera semana del mes, con el objetivo de definir detalles importantes de cara a la segunda semana, cuando se prevé el arranque del proceso.
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Una de las primeras tareas será confirmar la composición de la delegación del Gobierno, la cual estará integrada por seis personas. Al parecer, se busca incluir una voz cercana al ‘santismo’ para legitimar el proceso y enfrentar las críticas de los firmantes del acuerdo de 2016. Además, se pretende implementar un esquema similar al de otros espacios de conversación, con la presencia de una voz crítica dentro de la mesa.
Armando Novoa García, destacado jurista cuyo perfil público se remonta a la constituyente de 1991 como asesor de la Alianza Democrática M-19, liderará la delegación del Ejecutivo. Por otro lado, la Segunda Marquetalia presentará una delegación de 12 miembros, seleccionados mediante decretos firmados por el presidente Gustavo Petro. De ellos, a 9 ya se les levantó las órdenes de captura.
El proceso de negociación no estará libre de dificultades. La Ley 1957 de 2019 de la JEP establece que quienes firmaron los compromisos en La Habana y luego desertaron, no pueden recibir beneficios del acuerdo. Sin embargo, el Gobierno argumenta que no hay restricciones en el acuerdo para integrar a desertores en nuevos procesos de negociación, una interpretación que divide opiniones entre expertos.
Las fuentes cercanas al proceso señalan que el objetivo del Gobierno es desarrollar una negociación ágil, basándose en temas tratados anteriormente en La Habana para evitar empezar desde cero. Esta aproximación busca aprovechar el terreno ya abonado y avanzar rápidamente hacia un acuerdo.
La estructura de los disidentes
La situación en los departamentos de Cauca y Valle del Cauca es cada vez más tensa debido a la actividad militar del Estado Mayor Central (EMC) de las disidencias de las Farc, a pesar de los esfuerzos de negociación con el Gobierno colombiano. Esta organización, que se define como “las verdaderas Farc”, incluye diversas estructuras locales con autonomía relativa, diferenciándose de los excombatientes que se desmovilizaron tras el acuerdo de paz de La Habana.
Según cifras oficiales recientes, el EMC cuenta con alrededor de 3.500 miembros. Desde el inicio de 2023, el Gobierno ha buscado negociar con este grupo como parte de la política de Paz Total promovida por el presidente Gustavo Petro. Esta implica avanzar en negociaciones con todos los grupos armados políticamente reconocidos y, simultáneamente, realizar procesos de sometimiento judicial para las organizaciones criminales sin estatus político.
La cohesión interna del EMC se mostró frágil en abril de 2024, cuando se dividió en dos facciones distintas: una liderada por alias Iván Mordisco, que se levantó de la mesa de negociaciones, y otra bajo el liderazgo de alias Calarcá, que continúa en diálogo.
El Acuerdo de Paz de La Habana había previsto que los combatientes de las Farc que abandonaran el proceso y siguieran delinquiendo enfrentarían la plena fuerza de la ley. El expresidente Juan Manuel Santos había señalado tajantemente que quienes no se acogieran al proceso terminarían en “prisión o en una tumba”.
A pesar de estas estipulaciones, en octubre de 2023, el Gobierno de Petro, tras un año de conversaciones preliminares, anunció oficialmente el inicio de negociaciones con el EMC.