Atlético Nacional, campeón de la Copa Libertadores: a 35 años de la hazaña en la que persiste el fantasma de Pablo Escobar

Múltiples historias se han conocido del triunfo del club colombiano en el torneo continental de 1989, que se habría empañado por el accionar del capo del cartel de Medellín

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La hazaña del proyecto liderado
La hazaña del proyecto liderado por 'Pacho' Maturana ha recibido múltiples señalamientos - crédito AFP/Colprensa/Versus

A pesar de ser un país en el que el fútbol es el deportes más popular, Colombia no cuenta con una gran cantidad de triunfos a nivel internacional, siendo la Copa América de 2001, obtenida por la selección, y los tres triunfos en Copa Libertadores por parte de clubes cafeteros, y un título más en la Copa Sudamericana, los más importantes hitos del rentado nacional.

En 2004 y 2016, los triunfos de Once Caldas y Atlético Nacional no tuvieron mayores críticas; aunque el juego defensivo del técnico Luis Fernando Montoya durante el torneo o la victoria en la final frente a Independiente del Valle de Ecuador fueron vistos algunos de los ‘lunares’ que seguidores de otros equipos buscan para desmeritar lo conseguido por los elencos colombianos.

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Sin embargo, el título del club Verdolaga en 1989 es un logro que ha recibido múltiples señalamientos, en un hito que también resultó manchado por el auge criminal de Pablo Escobar: capo del cartel de Medellín.

Para entender el contexto por el que pasaba Colombia y cómo Escobar afectó de forma directa al fútbol profesional, cabe recordar que en 1988 el campeón fue Millonarios; en un campeonato marcado por las denuncias sobre amaño de partidos y sobornos a rivales del cuadro bogotano.

Esto se debía a que años atrás los principales narcos del país habían tomado diferentes conjuntos por medio de terceros, con el objetivo de demostrar qué criminal tenía más poder. Así, Gonzalo Rodríguez Gacha en Millonarios, los hermanos Rodríguez Orejuela en América y Pablo Escobar con Atlético Nacional se convirtieron en los más destacados y, aunque otros equipos también recibieron dineros ilícitos, la intervención en los mencionados oncenos fue más llamativa.

Los capos fueron señalados durante
Los capos fueron señalados durante varios años de aportar dinero del narcotráfico en clubes del fútbol colombiano - crédito Colprensa

De esta forma, en 1989 los representantes de Colombia en la Copa Libertadores fueron Millonarios y Atlético Nacional: el primero, con una mezcla entre futbolistas extranjeros y nacionales; mientras que el club paisa se manejaba bajo un proyecto deportivo llamado “los puros criollos”. En ambos casos, conformados por nóminas que para la economía colombiana eran imposibles de pagar sin la presencia de los narcos.

El intenso cruce entre Atlético Nacional y Millonarios en la Copa Libertadores

En la fase de grupos, estos dos equipos avanzaron por encima de Deportivo Quito y Emelec en el cuadrangular 3. Pero el sorteo del calendario determinó que, luego de superar a Racing de Argentina (3-2 en el global), por parte de Nacional, y de que Millonarios eliminara a Bolívar de Bolivia desde el punto blanco del penal, los dos equipos volvieran a enfrentarse en los cuartos de final.

En la previa se generaron múltiples rumores sobre la posibilidad de que el equipo Albiazul fuera beneficiado por el arbitraje. Pero a la postre fue una infracción no sancionada al club bogotano, por una supuesta falta del arquero René Higuita al delantero Arnoldo Iguarán, la mayor polémica de la serie, en la que avanzó Atlético Nacional con resultado global de 2-1.

René Higuita derribó en el área a Arnoldo Iguarán.

El camino de Atlético Nacional a la gloria continental

En las semifinales, el equipo de Francisco Pacho Maturana eliminó a Danubio de Uruguay con un contundente 6-0, con lo que parecía dejar por fuera cualquier tipo de especulación. Pero esta historia no se repitió en la final contra Olimpia, ya que luego del juego de ida, en el que el club paraguayo derrotó al equipo paisa por 2-0, la Conmebol tomó una decisión respecto al partido de vuelta.

La máxima entidad del fútbol sudamericano determinó que, debido al auge de violencia que se registraba en Medellín, con Escobar como protagonista, el partido más importante de la temporada no se podía jugar en el estadio Atanasio Girardot, siendo El Campín, en Bogotá, el seleccionado para ser sede del compromiso.

Esta decisión no evitó que los hinchas del elenco antioqueño estuvieran en la definición del título, por lo que en la previa del juego programado para el 31 de mayo se registró la entrada a Bogotá de múltiples buses y carros particulares desde territorio paisa.

Hasta 30.000 hinchas del Verdolaga viajaron a Bogotá en esa ocasión - crédito @DarioSerna1990/X

Con Higuita, Andrés Escobar, Leonel Álvarez, Jhon Jairo Trellez y Albeiro Usuriaga como figuras principales, Nacional igualó la serie con un gol en contra de Fidel Miño y un tanto que, aun en la actualidad, es recordado por los fanáticos Verdolagas: el anotado por El Palomo Usuriaga.

Al final, el nuevo campeón de América se determinó desde los cobros del punto penal, en los que Higuita se convirtió en leyenda de la institución al atajar cuatro de ellos y el volante Álvarez definió con un cobro a la parte baja del costado izquierdo del arco sur del Coloso de la 57, con lo que venció al experimentado Éver Hugo Almeida y le dio el primer título de Copa Libertadores a un club colombiano.

En ese momento, el Verde tenía una de las mejores nóminas del continente, que era la base de la selección Colombia que clasificó al mundial de Italia 1990. Sin embargo, la presencia de manera económica del capo del Cartel de Medellín ha hecho que en el país se vuelva célebre la frase “Pablito te la compro” para hablar de aquel título continental.

Atlético Nacional consiguió su primer
Atlético Nacional consiguió su primer título internacional en su historia con la Copa Libertadores de 1989 - crédito AFP

La sombra tras la consagración de Atlético Nacional

A la fecha no se ha confirmado si hubo o no dinero de por medio en alguna decisión polémica por parte de los árbitros que dirigieron algún partido de Nacional en ese torneo. Pero testimonios posteriores sí han mencionado que durante su estadía en Colombia recibieron amenazas de muerte si no favorecían con sus decisiones al equipo local.

“Estábamos en el hotel y entraron cuatro, uno con ametralladora. A Gnecco le pusieron una nueve milímetros en la cabeza. Y atrás entró el famoso Popeye, bien vestido, con traje y corbata. Traía un maletín, lo abrió y dijo: ‘acá hay $250.000 dólares. Llévenselo, tranquilos, van a salir de Colombia sin problemas’”, indicó a Radio La Red el argentino Carlos Espósito, que dirigió el juego de vuelta entre el club Colombiano y Danubio, por la semifinal copera.

Un testimonio similar entregó Juan Carlos Loustau, que fue el juez de la final en Bogotá. El también gaucho aseguró que un hombre les indicó que el cuadro Verdolaga debía ser campeón para que pudieran salir sin problemas del país, por lo que la definición en los penales se convirtió en un factor de vida o muerte para él.

En contraste, Nicolás Escobar, sobrino del capo, afirmó que el líder del cartel de Medellín no sobornó a ningún árbitro, y afirmó que lo que sí se registró fue la entrega de cantidades de dinero incontables a los jugadores del club paisa por ganar la Copa Libertadores.

Se colocó una canasta con una gruesa suma de dinero, que era compartida entre todo el grupo, incluyendo a kinesiólogos, la gente que se encargaba de hacer todo el proceso con ellos, y se repartió en cantidades iguales para cada uno… Yo creo que los unió. Lo que hizo fue juntar fuerzas para que entre todos fueran capaces de hacer lo que no pudo América de Cali, que tuvo dos oportunidades de llegar a la final, pero no fue campeón”, declaró Escobar Urquijo en Del humor y otros demonios.

Este título no hizo que la presencia de los capos en el fútbol colombiano mermara; sino que logró todo lo contrario, ya que el torneo de 1989 terminó siendo cancelado luego de que el árbitro Álvaro Ortega fue asesinado el 15 de noviembre de ese año, en un crimen que ha sido atribuido a Pablo Escobar.

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