Lo que comenzó como un deseo de tener un zoológico privado por parte de Pablo Escobar, 30 años después de su muerte sigue generando problemas para los residentes aledaños al río Magdalena en Puerto Triunfo. De todas las especies que llegaron desde Estados Unidos y África, hubo una que encontró en el ecosistema colombiano un lugar perfecto para reproducirse.
Se trata de los hipopótamos, que de los tres iniciales que trajo el capo para la Hacienda Nápoles en Puerto Triunfo, Antioquia, se han multiplicado hasta llegar a ser más de 150, lo que pone en peligro a múltiples especies y a las personas en general, recordando que son el animal que más provoca muertes humanas al año.
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Con el objetivo de conocer en mayor profundidad el contexto de este problema, el creador de contenido mexicano Luisito Comunica visitó el país para saber qué ha pasado con la especie invasora que se expandió tras la muerte del capo.
En primer lugar, el mexicano recordó que durante el auge criminal del capo, esta era una situación que estaba controlada, ya que Escobar pagaba por el cuidado de sus animales. Sin embargo, la caída del criminal provocó que la mayoría de ellos fueran enviados a zoológicos o santuarios, pero debido al costo que representa movilizar un animal de ese tamaño, los hipopótamos fueron abandonados por el Estado, lo que desencadenó su reproducción sin ningún tipo de control de alguna entidad.
Cabe mencionar que esto se registró con los hipopótamos debido a que el ecosistema del río Magdalena es ideal para ellos y, a diferencia de lo que mitiga esto en África, la ausencia de épocas de sequía ha hecho que en Colombia no se pueda controlar su reproducción.
Residentes de las zonas en las que se ven gran parte de los hipopótamos le explicaron al mexicano que durante años esto no ha sido tomado como un problema por el Estado, y aunque la especie ha sido señalada como “invasora”, las soluciones planteadas hasta el momento no han sido efectivas.
Sumado a esto, miembros de un gremio animalista señalaron que asesinar a los hipopótamos es algo cruel, asegurando que no es culpa de los animales haber nacido en Colombia, mientras que las estrategias para esterilizarlos tampoco han sido eficientes.
Buscando entender por qué no han sido enviados a otros países, Luisito habló con el propietario del santuario Ostok en México, quien indicó que, aunque hay varias naciones interesadas en cuidar a estos animales, el valor del traslado, que es de aproximadamente $40,000 dólares, ha evitado que esto se haga de manera regular.
“Nosotros queremos seguir haciéndolo, por eso hacemos un llamado a las autoridades del mundo, tanto de Colombia como de México, para que agilicen los permisos. Aquí tienen una buena vida y que no les cueste”, indicó Ernesto Sazueta, propietario del santuario Ostok.
Por fuera del problema que representa para el ecosistema, el mexicano también recibió opiniones contrarías, ya que múltiples comerciantes de la región afirmaron que es gracias a la presencia de los hipopótamos que la región se ha convertido en una de las más visitadas del país.
Como contraste a esto, el mexicano visitó fincas en las que ha sido necesario demarcar con sistemas con los que los hipopótamos no puedan ingresar a propiedades privadas, entre ellas estaba una escuela que está ubicada a pocos metros de un lago en el que hay presencia de hipopótamos, lo que hace que los menores de edad deban estudiar ante el peligro inminente de que un animal pueda atacarlos.
“Una de las situaciones más sensibles es en la escuela primaria, que está a tal vez menos de 50 metros de un estanque de hipopótamos y las madres están preocupadas de que sus hijos puedan encontrarse a uno de estos cuando van a la escuela”, indicó el mexicano sobre los peligros que representan los hipopótamos.