El martes 28 de mayo se convirtió en una jornada de terror para los funcionarios de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) que se encontraban en el Páramo de Gabriel López, en el municipio de Totoró, Cauca.
Los trabajadores fueron intimidados y amenazados por sujetos armados vestidos de civiles cuando se dirigían a la vereda La Milagrosa a cumplir con sus labores de apoyo a los caficultores locales.
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Los hechos ocurrieron en horas de la mañana, cuando los funcionarios fueron interceptados por este grupo armado, quienes bajo amenazas les impidieron continuar con su tarea fundamental para el desarrollo agrícola de la región.
Afortunadamente, después de varias horas de incertidumbre y peligro latente, el personal de la ADR fue liberado a las 5 p.m. Sin embargo, la camioneta en la que se desplazaban sigue en manos de los agresores, manteniendo un velo de preocupación y alerta en la zona.
Desde la Agencia de Desarrollo Rural se emitió un comunicado rechazando contundentemente estos actos violentos que ponen en riesgo no solo a sus trabajadores, sino al desarrollo rural y al bienestar del campesinado que tan arduamente se esfuerzan en promover. En el comunicado, la ADR hizo un llamado urgente y desesperado a los grupos armados ilegales para que respeten el trabajo de las entidades que, día tras día, laboran incansablemente en pro de las comunidades campesinas y étnicas a lo largo de toda Colombia.
Este infame suceso destaca la constante amenaza bajo la cual viven los habitantes del departamento del Cauca debido a los enfrentamientos entre diversos grupos ilegales. La persistencia de estos conflictos armados no solo pone en peligro las vidas de quienes son actores del conflicto armado, también de los inocentes que claman de manera urgente al Gobierno nacional para estabilizar la situación de seguridad en la región.
La violencia y temor a la que se ven expuestos los caucanos no es una sorpresiva temporada bélica, las organizaciones terroristas como disidencias de las Farc o mejor conocido como Estado Mayor Central (EMC), la Segunda Marquetalia e inclusive el ELN han estado desde hace mucho tiempo en el departamento y en los últimos meses el país ha sido testigo de la escalada de violencia que ha tenido la región gracias al control territorial que quieren ejercer estos criminales.
Tan solo es recordar lo ocurrido durante el martes 28 de mayo donde las disidencias de las Farc cometió un atentado a plena luz del día a una estación de Policía, de acuerdo con las autoridades: “Dos hombres en moto se acercaron a la estación de Suárez y lanzaron en la mañana del martes 28 de mayo dos granadas que no lograron llegar a las instalaciones, sino que cayeron en una de las barreras de protección, y lo cual no dejó ningún herido ni daños materiales de consideración”.
Pese a que este hecho no dejó personas heridas, sí sembró pánico en la comunidad, inclusive los pequeños estudiantes de la Institución Educativa Técnica Agrícola de Suárez debieron suspender su jornada académica debido a los violentos estruendos que se oyeron.
En un conmovedor y desesperado llamado a la comunidad nacional e internacional, Jimmy Alexander Casamachín, líder destacado en el departamento del Cauca, expresó su profunda indignación ante la creciente violencia que azota a sus comunidades. En una entrevista con Noticias RCN, Casamachín denunció la cruel realidad que viven diariamente los niños de la región, utilizados como peones en un conflicto armado que no les pertenece.
“Estamos cansados de esa guerra que no nos pertenece a nosotros”, declaró Casamachín. “Por el poder de las rutas del narcotráfico y el departamento del Cauca es uno de los departamentos que, por un lado, colinda con el Valle que tiene acceso al mar Pacífico”. Sus palabras reflejaron el dolor y la impotencia de una comunidad atrapada entre la guerra y el narcotráfico, donde la vida de cientos de personas, especialmente menores de edad, se ve irremediablemente truncada.