Qué es la reserva agroecológica Los Monos: un refugio de biodiversidad en Antioquia custodiado por una sola familia

Los Monos ha dejado de ser solo un balneario para convertirse en una reserva que preserva la rica flora y fauna del Río Claro, a pesar de estar en medio de una de las zonas con mayor producción de cemento del departamento

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En medio del bosque de la vereda Jerusalén, la reserva agroecológica Los Monos ahora preserva una rica biodiversidad - crédito Wikiloc
En medio del bosque de la vereda Jerusalén, la reserva agroecológica Los Monos ahora preserva una rica biodiversidad - crédito Wikiloc

Enclavada en la vereda Jerusalén, a la orilla del Río Claro y a unas cuatro horas de Medellín, se encuentra la Reserva agroecológica Los Monos. Este lugar, administrado por la familia Cárdenas, se destaca por su riqueza natural y por la histórica transformación de un terreno deforestado a un refugio de biodiversidad.

Así quedó registrado en una publicación de El Colombiano, donde Alejandro Cárdenas, un hombre de 41 años y actual vocero de la reserva, es parte esencial de esta iniciativa desde que llegó a la zona en 2004, después de haber vivido de desplazamiento forzado.

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Para llegar a la reserva es necesario atravesar la planta Ríoclro, de Cementos Argos, una industria que produce alrededor de 2.3 millones de toneladas de cemento al año. Este trayecto, que parece una travesía por un túnel debido a su característica a cielo abierto, dejó en evidencia un contraste al desembocar en el inicio de una carretera destapada que bordea un frondoso bosque.

Pero Los Monos no siempre fue un paraíso natural. En los primeros años de la reserva, la familia Cárdenas compró tres hectáreas de tierra por tres millones de pesos y comenzaron cultivando arroz, yuca y maíz, mientras adquirían cabezas de ganado. Cárdenas comentó al medio nacional que aquellas tierras, que ahora ostentan bosques frondosos, antes estaban desprovistas por la continua pastura del ganado.

“Esto antes estaba pelado por el ganado y vea como ha crecido de bastante”, destaca Alejandro al mostrar la expansión y recuperación de las 90 hectáreas que ahora conforman la reserva. Además, los Cárdenas construyeron una piscina con agua de río que se limpia y renueva diariamente, atrayendo tanto a locales como a turistas. La piscina, situada en medio del bosque, se asemeja a un espejo de agua de un jardín japonés y fue el primer paso hacia la transformación en un balneario conocido como Balneario Los Monos.

El verdadero impulso para la reserva agroecológica vino cuando científicos, apoyados por Cornare y el Instituto Humboldt, comenzaron a estudiar la flora y fauna del lugar. Con la ayuda de universidades, se hicieron caracterizaciones detalladas del ecosistema, identificando especies en riesgo de extinción y documentando la biodiversidad presente en la reserva.

Según el profesor de biología y ecología Dino Tuberquia de la Universidad CES, el Oriente antioqueño es una región de extrema riqueza natural, especialmente en la zona que bordea el Río Claro. “Llevo a mis estudiantes para mostrarles que las soluciones de este país están a escala local”, expresó Tuberquia a El Colombiano, destacando la resiliencia de la familia Cárdenas como un ejemplo de adaptación y conservación, que ha transformado un terreno afectado por el conflicto en una reserva natural.

Este cambio de rumbo atrajo a fotógrafos, botánicos y científicos que promovieron el cambio de denominación a reserva agroecológica. Con este nuevo título, la reserva atrajo más visitantes interesados en la ecología que en los simples paseos recreativos.

Uno de los proyectos más recientes en la reserva incluye la producción de un documental que narra las bondades medicinales de las plantas que allí se encuentran. Alejandro relata en uno de los capítulos sobre el cariaño, un árbol utilizado para tratar infecciones de la piel y dolencias estomacales. Otros episodios destacan plantas como el Cadillo y el Gualanday, conocidas por sus propiedades curativas.

La reserva también se ha convertido en un centro de aprendizaje, ofreciendo a los visitantes un recorrido educativo sobre el ecosistema local y las prácticas sostenibles. Inspirados en estos esfuerzos, estudiantes y profesores universitarios utilizan el lugar como laboratorio natural para sus investigaciones y trabajos de grado.

La labor de la familia Cárdenas ha sido reconocida por numerosas instituciones académicas y científicas, evidenciando cómo la iniciativa local puede influir grandemente en la preservación ambiental. El modelo de los Cárdenas sigue siendo una excepción inspiradora frente al habitual éxodo hacia las ciudades causado por el conflicto armado en Colombia. “Es una escuela de aprendizaje inmensa no solo desde el punto de vista ecológico sino también social, y un ejemplo de cómo se cambian paradigmas en este país”, concluyó Tuberquia.

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