Esta es la historia del falso ‘monje shaolín’ que mató a una colombiana en España

Juan Carlos Aguilar explicó a las autoridades que sus crímenes se debían a ataques de ira

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El criminal se ocultaba bajo
El criminal se ocultaba bajo la fachada de guía espiritual - crédito Shaolin Cultural España

Juan Carlos Aguilar, conocido como el falso ‘monje Shaolín’, se presentó durante años como líder espiritual y maestro de artes marciales. Mostraba su fachada de serenidad; sin embargo, se ocultaba una figura de terror, revelada al descubrirse sus crímenes en el 2013.

De acuerdo con la investigación, el sujeto regresó de China a Bilbao (España) en el 2010 y fue después de su regreso que construyó su apariencia, con el que cometió los asesinatos por los que sería condenado.

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Fundó un gimnasio en su ciudad además de un lugar llamado Monasterio Océano de la Tranquilidad, donde compartía sus conocimientos adquiridos. A pesar de ser campeón del mundo de Kung Fu en tres ocasiones, el Templo Shaolín de España negó tener relación con el hombre.

Su patrón de comportamiento sádico y meticuloso lo dejó ver hasta que cometió su primer crimen. La primera víctima fue la colombiana Jenny Sofía Rebollo, que había emigrado a España en busca de una mejor vida, pero todos sus sueños se desvanecieron al caer en manos del español.

Se transformó en una figura
Se transformó en una figura de terror por sus crímenes - crédito EFE

A las 3:20 a. m. del 25 de mayo de 2013, Juan Carlos Aguilar pasó en su carro por Rebollo, madre de dos hijos y que atravesaba una difícil situación económica. En un intento por ganar algo de dinero, la colombiana accedió a subir al vehículo y juntos se dirigieron al gimnasio ZEN 4, propiedad de Aguilar, con la intención de mantener relaciones sexuales.

Sin embargo, lo que realmente ocurrió fue aterrador: la maniató, le tomó fotografías sexuales y comenzó a diseccionar su cuerpo.

Aguilar escondió las partes del cadáver en distintos lugares del establecimiento: algunas en un falso techo del gimnasio y otras en su piso de la calle Iturriza número 5. Incluso quemó partes del cuerpo en las duchas de la escuela y se deshizo de lo que pudo arrojándolo al río de Bilbao. Los días siguientes el agresor actuó con aparente normalidad, continuando con sus clases, pero uno de sus alumnos si notó que estaba inquieto

Según información del investigador del caso, en su momento, “el atacante tuvo un ataque de ira descontrolado, la golpeó hasta matarla y la descuartizó”.

Juicio del agresor y asesino
Juicio del agresor y asesino de una colombiana y nigeriana en España - crédito EFE

Ocho días después, la tragedia alcanzó a Maureen Ada Otuya, una mujer de 29 años de nacionalidad nigeriana que había llegado a España intentando escapar de la pobreza y la violencia en su país. Durante nueve horas, el agresor la golpeó, asfixió y realizó toda clase de vejaciones. En medio de su sufrimiento gritó en varias ocasiones tratando de pedir ayuda, por lo que una de las vecinas se alertó y llamó a las autoridades.

“Cuando la Policía entró al gimnasio, encontraron a Aguilar con las manos ensangrentadas y a su víctima brutalmente golpeada, inconsciente y atada de manos y pies”, señalaron las autoridades en ese entonces. Otuya murió en el hospital tras dos días en coma debido a la gravedad de las heridas.

Además, en el lugar encontraron varias bolsas con restos humanos y toda clase de armas –cuchillos, sierra, hachas, sables- fotos y vídeos de mujeres desnudas, incluidas las dos víctimas.

Juan Carlos Aguilar fue detenido y durante su primera declaración ante las autoridades, el hombre aseguró que le había dado un “ataque de ira descontrolado” a causa de una “tumor” que tenía en la cabeza: “Al darme cuenta de que estaba muerta, intenté deshacerme de ella. Tuve flashes en la percepción. Se mezclaba la realidad con pérdidas de control. Como me pasa desde hace cuatro años”, afirmó.

El Templo Shaolín de España
El Templo Shaolín de España negó tener relación con el hombre - crédito EFE

En el juicio de Aguilar, el 15 de abril de 2015, se revelaron detalles sobre su vida personal y su pasado problemático. Según informó el medio español La Vanguardia, durante el interrogatorio del fiscal José María Morales, Aguilar confesó todos los hechos imputados. Las acusaciones indicaban que mantenía prácticas sexuales de dominación con mujeres que se encontraban en estado de indefensión.

Tras siete días de juicio, el jurado lo declaró culpable de dos asesinatos con alevosía, pero sin ensañamiento, y fue condenado a 38 años de prisión, dos años menos de lo solicitado por la Fiscalía.

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