A pesar de tener fama de “abrirles las puertas a todos de manera indistinta”, Bogotá parece ser una ciudad de amores y odios, o al menos, esa sería la sensación de quienes llegaron a cruzarse en las redes sociales con un video de la creadora de contenido María Elvira Ramírez, en el que elogia a la capital colombiana.
“Para mí, Bogotá es un gran vividero y a esa gente que dice que no es un buen lugar para vivir les pregunto: ¿Qué les pasa por la cabeza? Claramente, tenemos a la inseguridad, por un lado. Ya sabemos que ese es un tema delicado. Pero aparte de eso, Bogotá lo tiene todo. Tiene una oferta gastronómica gigante, es imposible probar todos los restaurantes que hay en Bogotá; tiene planes para todos los gustos: cines, teatros, galerías, lugares para tomar vino y hacer picnics”, etc.
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Sus comentarios, sin embargo, no agradaron a todos y es que todo apunta a que Bogotá puede vivirse de maneras distintas, dependiendo del presupuesto y la zona. Sin embargo, María Elvira fue enfática en que la oferta cultural de la ciudad es inmensa, para todos los gustos y bolsillos:
“Oigan, en Bogotá hay de todo. La ciudad es un gran vividero y no pienso discutirlo con nadie. Lo único que yo le cambiaría es su clima tan bipolar, pero a mí me gusta el frío de Bogotá, ese ‘friíto’ que te hace sudar, porque vivir en Medellín para andar sudando... no, gracias”.
Quienes no estuvieron de acuerdo señalaron que a la influencer, “le encanta Bogotá (vive en el norte)”, “Pues, amor, tú vives en una zona privilegiada. Yo vivo en Usme y la situación es crítica: inseguridad por todo lado, abandono, pésima educación obras interminables por todo loado y una mala gestión de los recursos”, “Desde el privilegio sí. Desde otras perspectivas no”, “En Bogotá los pobres ven como los ricos se divierten”.
Mientras que, los que disfrutan de la ciudad y su estilo, cuando menos caótico, refutaron: “Ahora que no vivo en Bogotá extraño la cantidad de planes en la ciudad”, “Es verdad. Bogotá lo es todo y es cuando estás en otra ciudad que lo extrañas”, “Lo único malo de Bogotá son los trancones, porque inseguridad, en toda Colombia”.
Bogotá, la Atenas suramericana: conozca las cinco características que comparten ambas capitales
Bogotá, conocida a finales del siglo XIX como la “Atenas sudamericana”, resurge comparativamente con la Atenas de hoy en múltiples aspectos culturales y urbanos. Esta analogía, propuesta por figuras como el francés Pierre d’Espagnat y el argentino Miguel Cané, destaca la evolución cultural de la capital colombiana y su influencia en las artes y la literatura.
Y es que la capital colombiana vivió un periodo de efervescencia cultural significativo, resaltado por museos, bibliotecas y eventos académicos que atrajeron a intelectuales y artistas, tanto locales como extranjeros. Según se mencionó en publicaciones de la época, esta comparación reflejaba un auge cultural que incluía un intenso movimiento artístico y literario, similar al experimentado por Atenas en la Grecia antigua.
De ahí que, en una visita reciente a Atenas, la ciudadana franco-europea conocida como Rafa o @colombraf en redes sociales, notara una serie de similitudes entre ambas ciudades que van más allá de esbeltas columnas griegas. La venta ambulante de mazorca o elote es uno de los aspectos que más destaca. En Bogotá, es común encontrar puestos de maíz asado a las afueras de parques y eventos masivos, una imagen que se repite en las calles de la capital griega.
Otro aspecto en el que coinciden es el hábito de vender y comprar chatarra a través de camionetas con altavoces que recorren las calles. “Me sorprendió ver cómo estos pequeños furgones que ‘venden y/o compran chatarra’ son parte del paisaje urbano tanto en Bogotá como en Atenas”, señala Rafa.
Bogotá también comparte con Atenas una ferviente actividad musical, incluyendo géneros urbanos como el reguetón, adaptado localmente. Grecia ha desarrollado su versión del reguetón, con colaboraciones de renombrados artistas del género, lo que subraya un sentido de globalización cultural.
El café colombiano, símbolo de identidad nacional, se presenta en numerosos cafés de Atenas que promocionan y sirven este producto. “La estética de estos lugares, que buscan acercar a los atenienses a Colombia, muestra entradas por andenes construidos con grandes baldosas, similares a los de Bogotá”, comenta Rafa. Este detalle arquitectónico involucra la planificación urbana y la integración de espacios públicos.
A diferencia del Monte Licabeto, que al igual que los cerros orientales en Bogotá, le da un toque natural a la ciudad. Un detalle que hace sentir a algunos bogotanos como en casa. “A pesar de la distancia de 10,358 km entre ambas capitales, la conexión visual con los cerros orográficos aporta un sentimiento familiar”.