El director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Gustavo Bolívar, que también es escritor y exsenador, emitió una respuesta a la columna de Daniel Coronell, destacado periodista colombiano. El funcionario utilizó sus redes sociales para abordar los testimonios presentados contra el expresidente Álvaro Uribe, los cuales, según él, muestran un patrón alarmante de represalias.
La columna de Daniel Coronell aborda diversas situaciones que envuelven al expresidente Álvaro Uribe en casos de corrupción y manipulación de testimonios. Destaca cómo el exmandatario convocó a medios de comunicación a su finca para proclamar su inocencia en medio de acusaciones, utilizando argumentos manipulados y desacreditando a quienes lo investigan, de acuerdo con el texto.
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El periodista expuso casos específicos de testigos que fueron accionados para retractarse de sus declaraciones incriminatorias contra Uribe, al mostrar la oscura influencia política y el miedo generado en quienes intentan revelar la verdad. Una columna que salió luego de que la Fiscalía General de la Nación llamara a juicio al expresidente, siendo la primera vez que esto sucede para un ex jefe de Estado.
Ante esto, Bolívar, en su publicación, mencionó dos casos específicos de testigos que, según él, fueron asesinados bajo circunstancias sospechosas luego de presentar testimonios comprometedores contra Uribe.
El primer caso que Bolívar menciona es el de Francisco Villalba, un paramilitar implicado en la masacre de El Aro en octubre de 1997, los integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) llevaron a cabo uno de los actos más violentos del conflicto armado al perpetrar el asesinato y la tortura de 17 personas.
“Allí mataron a 17 personas, violaron a las mujeres frente a sus hijos, amarraron al tendero a un palo y le arrancaron los testículos, los ojos y por último el corazón para que el pueblo escarmentara. Villalba aseguró que dos helicópteros sobrevolaban mientras se ejecutaba ‘la operación militar’: uno era el de Carlos Castaño y otro de la Gobernación de Antioquia, cuando el gobernador era Álvaro Uribe”, se lee en la columna de Coronell.
Villalba afirmó haber presenciado la participación de Álvaro Uribe en una reunión previa al incidente. Además, afirmó haber sido presionado para retractarse de sus acusaciones mediante una carta cuya autenticidad fue cuestionada. Posteriormente, el paramilitar fue asesinado poco después de ser liberado de la cárcel, lo que generó interrogantes sobre la verdadera naturaleza de su muerte.
El segundo caso destacado por Bolívar es el de Carlos Enrique Areiza, que proporcionó testimonio en un caso relacionado con la presunta fabricación de pruebas contra el senador Iván Cepeda. El hombre afirmó haber sido presionado para firmar documentos falsos que incriminaban al congresista, lo cual resultó en su liberación de la cárcel bajo un acuerdo con un fiscal; sin embargo, poco después de su salida, Areiza fue asesinado a tiros en circunstancias sospechosas.
Estos casos, según Bolívar, siguen un patrón similar: los testigos presentan testimonios incriminatorios contra Álvaro Uribe, son presionados para retractarse y, finalmente, son asesinados poco después de ser liberados de la cárcel. Este modelo planteó preocupaciones sobre la integridad del proceso judicial y la seguridad de los testigos que se atreven a hablar en contra de figuras políticas poderosas como el expresidente.
“Dos testigos contra Álvaro Uribe, Villaba y Areiza, asesinados con el mismo modus operandi: 1-Denuncian a Uribe 2-Amenazas y ofrecimientos 2-Se retractan en hojas en blanco firmadas con huella 3-Un juez les da libertad anticipada 4-Los matan apenas salen de la cárcel”, se lee en el mensaje de Bolívar en su cuenta de X.
Esto generó numerosos comentarios en la publicación, especialmente por las insinuaciones que se hacen en contra del presidente y del proceso en curso con la Fiscalía.