Qué tiene que ver la educación con el monto de su pensión: así afecta la brecha educativa la desigualdad pensional

Un estudio reciente muestra que la educación avanzada puede resultar en pensiones significativamente más altas: con doctorado se puede llagar a recibir hasta tres veces más

Un reciente estudio comprobó que la pensión está directamente relacionado con el nivel de estudios. Imagen de ilustración - crédito VisualesIA

Un informe reciente del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana reveló que la brecha educativa tiene un impacto significativo en la desigualdad de las pensiones en Colombia. Analizando datos de 2,8 millones de pensionados, el estudio encontró que personas con estudios de doctorado pueden recibir hasta un 318% más al jubilarse en comparación con aquellos sin estudios.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.

Juliana Morad, directora del observatorio, explicó que “el sistema pensional colombiano está estrechamente ligado al mercado laboral”, y que la calidad del empleo depende en gran medida del nivel educativo alcanzado. Esto resalta la importancia de la formación académica en la obtención de una pensión digna.

El análisis considera que mientras una persona sin estudios tiene ingresos promedio de 1,08 millones de pesos colombianos para hombres y 1,06 millones de pesos para mujeres, aquellos con un doctorado perciben entre 5,8 millones de pesos para hombres y 3,1 millones de pesos para mujeres. Esta diferencia enfatiza la relación entre los niveles educativos y la calidad de vida en la jubilación.

Alejandro Gómez, co-investigador del estudio, subrayó que “estas diferencias sustanciales son producto de una larga cadena de desigualdades educativas y laborales”. Según el informe, la educación superior no solo mejora el salario durante la vida activa, también se traduce en un beneficio pensional significativamente mayor.

En Colombia, es común que aquellos que no cumplen con los requisitos para jubilarse no logren acceder a una pensión digna. Esto afecta especialmente a los sectores más vulnerables de la población, quienes reciben pensiones mínimas o no tienen acceso a ellas. “Las disparidades son alarmantes”, comentó Johana Gómez, co-investigadora del estudio. “Mientras unos disfrutan de pensiones exorbitantes, otros apenas sobreviven con el mínimo”.

Según los datos, hay una diferencia de hasta 318% en la pensión de una persona con doctorado que una sin estudios superiores. Imagen de ilustración - crédito Pronabec

Mayores obstáculos para las mujeres

Las mujeres siguen enfrentando significativas desigualdades en el ámbito laboral y la pensión, pese a tener, en muchos casos, un nivel educativo superior al de los hombres. Esta realidad fue destacada por la experta en asuntos laborales Juliana Morad, quien señaló que, a pesar de “tener mayores estudios, las mujeres continúan recibiendo salarios más bajos que los hombres”.

Morad enfatizó que “lo que uno esperaría por todos los estudios existentes es que la educación tiene como retorno unas mejores condiciones laborales, incluido el salario, pero no es el caso de las mujeres”. Aclaró que, aunque las mujeres tienen en promedio un nivel educativo más alto, este factor no se traduce en mejores salarios ni en pensiones más elevadas.

En cuanto a las cifras de pensiones en Colombia, solo el 1% de los pensionados alcanza los niveles más altos, con un promedio mensual superior a 4,5 millones de pesos, mientras que el 50% de los pensionados gana menos de dos salarios mínimos mensuales. Morad subraya la importancia de abordar esta inequidad en escenarios como la reforma pensional.

El análisis de la relación entre estudios y pensión revela que “a medida que los niveles educativos aumentan, así mismo se reduce la brecha en los ingresos percibidos en la pensión”. Por ejemplo, la diferencia entre alguien con una maestría y alguien con un doctorado es apenas del 1%; sin embargo, al contrastar un doctorado con una especialización, la diferencia se eleva al 28%, y al compararse con trabajadores con solo un título universitario, la brecha llega al 63%.

“A pesar de ser más educadas, seguimos recibiendo salarios más bajos”, indicó Morad, destacando la frustración que sienten muchas mujeres debido a esta situación. “Resulta desalentador para las mujeres que, aunque muchas suelen tener niveles educativos más altos, esto no se traduce en salarios ni pensiones más elevadas”.

La experta también destacó que en los puntos más altos de la escala de pensiones, las mujeres alcanzan un tope entre 3,1 y 3,3 millones de pesos. Estas cifras reflejan una marcada disparidad en comparación con los hombres, lo que evidencia que la educación no es el único factor que influye en los ingresos y beneficios de las mujeres.

El estudio señala que las mujeres pese a tener más estudios no tienen menor salario que los hombres. Imagen de ilustración - crédito VisualesIA

Juliana Morad señaló que “esto se debe a muchos problemas adicionales, como el rol de cuidado que asumimos, salidas del mercado laborales permanentes o temporales, aceptación de trabajos a tiempo parcial o por jornadas menores que se asocian con salarios más bajos”. Todos estos factores contribuyen a pensiones más bajas para las mujeres.

Igualar la edad de pensión

La Universidad Javeriana, a través de su Observatorio Laboral, planteó la propuesta de igualar la edad de pensión entre hombres y mujeres con el objetivo de reducir las brechas de género que actualmente existen debido a la falta de reconocimiento de la dinámica social de las mujeres en muchos casos. La iniciativa sugiere que tanto hombres como mujeres tengan la misma edad de jubilación, permitiendo así que las mujeres dispongan de más tiempo para cotizar y aumentar sus pensiones.

En la actualidad, las mujeres pueden solicitar la pensión a los 57 años, mientras que para los hombres la edad es de 62. Sin embargo, la propuesta de la Universidad Javeriana busca que tanto hombres como mujeres puedan iniciar su jubilación a los 62 años, proporcionando a las mujeres mayor flexibilidad y tiempo para acumular cotizaciones. “La igualdad en la edad de pensión es fundamental para cerrar las brechas de género en el ámbito laboral”, argumenta el observatorio.

Una de las principales dificultades para implementar esta medida es la resistencia que puede haber por parte de diversos sectores, en especial aquellos que consideran que las dinámicas laborales de hombres y mujeres son distintas y, por lo tanto, requieren de reglas diferenciadas. No obstante, el Observatorio Laboral sugiere una medida alternativa que consiste en que los empleadores puedan solicitar la pensión para las mujeres a los 57 años si estas no lo hacen por su cuenta, lo cual ofrece una salida intermedia mientras se ajustan las políticas de igualdad.

La propuesta también resalta un aspecto crucial: “Permitir que esta opción solo se pueda ejercer a los 62 años”. Este ajuste, según explican los expertos de la universidad, daría más tiempo a las mujeres para cotizar y, consecuentemente, poder mejorar sus pensiones futuras. “Es prioritario reconocer el tiempo adicional que las mujeres suelen dedicar a labores no remuneradas como el cuidado de la familia”, subraya el informe del observatorio.

Uno de los temas centrales de la propuesta es que “recortar las brechas de género” requiere un entendimiento profundo de la dinámica social de las mujeres. “No se puede desconocer la doble carga de trabajo que muchas mujeres enfrentan, entre lo laboral y lo doméstico”, agrega el estudio. Así, la modificación de la edad de pensión busca ofrecer un marco más justo que considere estas particularidades.

El estudio sugiere igualar la edad de pensión para reducir la brecha entre hombres y mujeres. Imagen de ilustración - crédito Getty Images

El informe también sugiere que elevar la edad de pensión para las mujeres no debe limitarse a un mero ajuste numérico. Se requiere una serie de políticas complementarias que promuevan la igualdad de oportunidades en todos los niveles del mercado laboral. “Aumentar la edad de pensión sin un enfoque holístico sería inefectivo”, advierte el observatorio.

Para muchos, esta medida puede generar una discusión importante sobre cómo se estructuran las políticas de género en el ámbito laboral. “Esta propuesta no es solo una cuestión de justicia social, sino de eficiencia económica”, indican los analistas de la Universidad Javeriana. La equidad en el sistema de pensiones podría reducir los costos sociales a largo plazo y aumentar la calidad de vida para todos los trabajadores.