El país ya se encuentra en alerta por la temporada invernal que ha ocasionado estragos en diferentes ciudades como Cali, donde las fuertes lluvias dejaron estragos en viviendas, edificios y sótanos, además de los daños generados en vehículos y vías públicas.
Sin embargo, en otras zonas del país como Antioquia, las autoridades también se encuentran preocupadas por el aumento en la caída de rayos, según informó el director del Departamento administrativo de gestión de riesgos de desastres en Antioquia, Dagran, Carlos Ríos Puerta, por lo que se acordó decretar la calamidad pública.
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En el caso específico del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, las fuertes lluvias que caen han dejado casi mil descargas eléctricas. Tan solo en el aguacero que cayó en la noche del primero de mayo y parte de la madrugada del dos de mayo, el Sistema de Alerta Temprana del valle de Aburrá (Siata) reportó la caída de 732 rayos.
Además, durante el diluvio que cubrió el área el 14 de mayo se reportó en el lapso de una hora un total de 83 rayos; es decir, una descarga cada 1,3 minutos, principalmente en la ciudad de Medellín (45%) y Bello (18%).
De hecho, desde el Dagran ya se está investigando una muerte que pudo ser consecuencia de un rayo en el municipio de Carepa, aunque la entidad aseguró que no se ha comprobado la causa del fallecimiento. En todo caso, el Área Metropolitana resulta ser una de las más vulnerables ante la inclemencia de la naturaleza, según indican los expertos.
De hecho, un estudio de la Universidad Nacional titulado ‘Evaluación del riesgo por rayos para Colombia’ y publicado en 2019, reveló que Antioquia es el departamento de Colombia donde es más probable morir por el impacto de un rayo.
La investigación también arrojó que entre 1997 y 2017 se registraron 1.313 muertes por rayos en el país, de las cuales 242 ocurrieron en Antioquia, lo que representa el 18.4% del consolidado histórico nacional. Asimismo, los expertos detallaron que este promedio está muy por encima del segundo departamento en la lista, Cauca, con 150 muertes, y Valle del Cauca con 85.
Incluso, la Nasa también contribuyó con un estudio en 2018 que identificó a Cáceres, en el Bajo Cauca antioqueño, como el municipio de Colombia con más caídas de rayos, registrando más de 6.600 descargas al mes.
Por su parte, desde el Siata explicaron que el Valle de Aburrá es considerada como una de las regiones del mundo con mayor actividad eléctrica. Este fenómeno se debe a su ubicación topográfica y extensas áreas montañosas que favorecen el ascenso mecánico del aire.
La entidad destacó que “como el trópico es la zona del planeta con mayor cantidad de radiación solar recibida a lo largo de un año, el Valle de Aburrá se ve “favorecido” en la convección y por lo tanto, hay más generación de descargas eléctricas por su cercanía al Ecuador (zona tropical)”, según comentó a El Colombiano.
A pesar de la capacidad de respuesta ante emergencias como deslizamientos de tierra o desbordamientos de ríos, las entidades de gestión del riesgo quedan con las manos atadas a la hora de prevenir o mitigar los efectos del aumento de rayos.
Y es que en esta zona del país convergerían todas las características para ser sorprendidos por una descarga eléctrica en cualquier momento, como los fenómenos de El Niño y La Niña, que resultan ser las temporadas climáticas con mayor número de reportes de fallecimiento, según indica el estudio.
En cuanto a la distribución temporal de los incidentes, el 31% de los casos se presentaron en los meses de marzo y mayo, y el 34% entre septiembre y noviembre. El informe también destacó que la posibilidad de morir por un rayo en zonas rurales de Colombia es diez veces mayor que en áreas urbanas, y los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de morir impactados por un rayo que las mujeres.
Ante esta situación, las autoridades hicieron un llamado a la comunidad para acatar medidas preventivas durante tormentas eléctricas, tales como evitar actividades al aire libre y alejarse de pararrayos naturales como árboles.
En zonas abiertas, sugieren buscar refugio en áreas cerradas o pequeños valles, y desconectar los dispositivos electrónicos. Como destaca la entidad Dagran, “es crucial que las comunidades tomen precauciones y reporten cualquier afectación o anomalía en el ecosistema para prevenir tragedias”.