El homicidio del subintendente Juan Esteban Cortés en Medellín y las investigaciones que se iniciaron para esclarecer los hechos ocurridos en el sector de Laureles, el primero de mayo de 2024, le permitieron a las autoridades identificar a la banda criminal responsable, así como su modus operandi.
Se trata de Los Tatas, una red criminal originaria del Cauca y que ha cometido crímenes en al menos cuatro departamentos del país.
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De acuerdo con la información revelada por el medio local El Colombiano, esta estructura está integrada por ladrones y expolicías, que serían piezas claves en el modo de operar de los criminales.
Según información recabada por las autoridades, la red criminal se dedica a hurtar viviendas simulando operativos de entes como la Sijín de la Policía y el CTI de la Fiscalía.
Los inicios de la banda criminal en el Cauca
Las investigaciones de las autoridades permitieron establecer que esta banda nació en Popayán, Cauca, en el 2010. Su nombre se lo deben a una mujer, que lideraba el grupo, conocida con el alias de la Tata.
En sus inicios cometían hurtos a viviendas y establecimientos comerciales en esa zona del suroccidente del territorio nacional. Durante varios años la Policía le siguió el rastro a la red que para esa época no era tan grande, pero tenía azotados a los ciudadanos de Popayán.
Entre en el 2014 y el 2017 las autoridades lograron algunas capturas de miembros de Los Tatas, pero más que significar un logro contra la criminalidad, al parecer fue todo lo contrario.
Al entrar a los establecimientos penitenciarios, los criminales hicieron importantes alianzas con estructuras similares, lo que les permitió no solo crecer en número, sino expandirse a otras zonas del territorio nacional.
En ese fortalecimiento de la red criminal además se sumaron policías que habían sido retirados de la institución por estar relacionados con hechos de corrupción.
Luego de eso la estructura dio un vuelco y establecieron un modus operandi con el que buscaban evadir a las autoridades y cometer los hurtos sin hacer tanto ruido. Así mismo, empezaron a ser más selectivos con sus víctimas, hacían rigurosos estudios de los lugares donde cometerían los hurtos y de esa manera lograban salir “limpios” de cada uno de sus golpes.
Los integrantes de Los Tatas, con apoyo especial de los expolicías que hacían parte de la banda, conseguían uniformes de la Sijín de la Policía y el CTI de la Fiscalía General de la Nación. Disfrazados, llegaban a las viviendas de sus víctimas simulando un operativo amparado por la ley.
Una vez en las residencias, secuestraban a los ocupantes y se llevaban sus pertenencias. En la última época, los golpes estaban enfocados en jíbaros y narcotraficantes, especialmente, teniendo en cuenta los momentos en que a sus viviendas llegaban cargas de mercancía de contrabando o millonarios pagos por negocios ilícitos.
Además de los hurtos en Popayán, donde inició la red, los criminales empezaron a operar también en Armenia, Quindío; y Quibdó, Chocó.
Con el homicidio del subintendente Juan Esteban Cortés, que conmocionó a toda la comunidad, las autoridades establecieron que la banda criminal ya había llegado a Medellín.
El homicidio del policía en Medellín
El uniformado Juan Esteban Cortés fue ultimado a sangre fría por uno de los integrantes de Los Tatas el 1 de mayo en el sector de Laureles.
Cortés, junto con otro policía, llegó a ese sitio tras recibir una llamada a la línea de emergencias donde se reportó la actitud sospechosa de supuestos miembros del CTI de la Fiscalía.
Al llegar al sitio los motorizados se encontraron de frente con tres hombres que portaban prendas de la entidad mencionada. Los delincuentes disfrazados no lo pensaron dos veces y se volcaron hacia los uniformados para intimidarlos con arma de fuego.
El subintendente Cortés reaccionó, sacó su arma de dotación y se enfrentó a los ladrones. En esos hechos el policía fue asesinado y dos de los delincuentes resultaron heridos, uno de ellos murió más tarde y el otro permanece en una UCI y tiene orden de captura.