Cartagena de Indias es un epicentro del turismo en Colombia. Ha logrado atrapar a viajeros tanto colombianos como del exterior, con el doble impacto que causan sus dos versiones: una, histórica, con fortalezas y murallas en piedra, casas coloniales de colores y palenqueras; otra, con imponentes edificios al borde del mar, en Bocagrande, que evocan un ambiente de paraíso moderno, envuelto en cálidas brisas provenientes del mar. Y tal vez una más: sus islas y destinos naturales, que también están en la preferencia del viajero.
Pero pese a toda esta belleza, hay circunstancias desalentadoras y que, de tiempo en tiempo, hacen que resuenen gritos en el cielo. Altas tarifas en servicios, precios desorbitantes y abusos por parte de vendedores locales, falencias muy marcadas en la movilidad y en las vías e infortunadamente, una difícil realidad de turismo sexual.
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Tales situaciones no han sido ajenas ni a los ciudadanos de La Heroica, ni a las autoridades. Tampoco a los visitantes de otros países que, en una primera impresión, ven a Cartagena como un destino ideal.
Es el caso de un turista, cuya identidad y proveniencia no han sido confirmados, que publicó una carta destinada a los viajeros que van a la capital del departamento de Bolívar a tomar unas vacaciones, en la que afirmó que, de no corregirse los problemas, “la inversión material en apartamentos y hoteles será un elefante blanco en poco tiempo”.
Abuso en los precios
En el documento, publicado por el medio periodístico digital Kienyke, el turista aseguró que, en efecto, Cartagena se posiciona como destino turístico privilegiado, que atrae a más de un millón de turistas tanto nacionales como internacionales.
Sin embargo, destacó en su texto que el crecimiento urbano de la ciudad viene acompañado de un incremento en la pobreza, lo que señala una necesidad urgente de regulación y control de cara a un aumento poblacional que ronda el millón de personas, según proyecciones del Dane para 2024, citadas por el turista.
Afirmó que a pesar de que el turismo representa la puerta de apertura de Cartagena al mundo, se hacen evidentes los mencionados problemas que se deben atender para garantizar la sostenibilidad de este sector.
“(...) Las autoridades deben dedicarse a varias cosas importantes: la primera, educar a la población que atiende al turista para que no abusen de los precios de alimentos y bebidas, así como de otros abalorios y bisutería que se comercializan en hoteles, calles y playas. La segunda, y no menos importante, concientizar a los nativos y al comercio de la ciudad que tienen relación directa o indirecta con el turismo, que la persona que están atendiendo puede ser engañada una vez, pero que no les volverá a comprar y regará la especie de que los están “tumbando” en calles y playas”, escribió.
Problemas de infraestructura
Además, describió las amenazas que tiene la imagen de esta ciudad costera en cuanto a los problemas de infraestructura y servicios. En sus palabras, “las ciudades deben ser llamativas, sus calles limpias, libres de ventas desorganizadas y con amplios espacios peatonales para disfrutar las fachadas, los balcones, las flores y los adornos que de pueblo en pueblo cambian para llamar la atención de nuevos visitantes. En algunos sectores de la ciudad amurallada, bajan las aguas residuales de algunas viviendas. Y hay trabajos de fachada sin terminar desde hace tres décadas”, continuó.
Por lo tanto, indicó que para asegurar el futuro del turismo en Cartagena, es crucial que las autoridades y actores involucrados en el sector turístico tomen medidas rigurosas para mejorar la infraestructura y los servicios ofrecidos. De no hacerlo, el potencial turístico de la ciudad podría desaprovecharse, convirtiendo las inversiones actuales en infraestructura turística en recursos infrautilizados. La supervivencia y prosperidad del turismo en Cartagena dependerán de la capacidad de todos los actores para implementar cambios significativos que mejoren la experiencia del visitante y promuevan un turismo sostenible y respetuoso con la rica herencia cultural y natural de la ciudad.
“No hay servicios sanitarios en las playas”
Dentro de sus reclamos, mencionó varias fallas que “deben mejorarse”. Alegó que las playas de casi toda la ciudad, “cercanas y lejanas”, no cuentan con servicios sanitarios. También expresó que no hay “lugares para enjuagarse la arena, y en determinados sitios el fondo del mar en vez de ser cristalino está plagado de algas que no dejan sentir la arena del lugar”.
Su insatisfacción también se enfocó en la movilidad de la ciudad, como un factor que puede “empeorar el descenso de viajeros que llegan buscando descanso y se encuentran con un territorio bullicioso y difícil de conocer por el desajuste en las reglas de movilidad”.
Explicó, con mayor detalles que, incluso en la parte histórica, “los carros en los andenes y los ciudadanos esquivando a cuanto chofer loco se mete por las estrechas calles sin necesidad alguna, cuando ese centro histórico debe ser exclusivamente peatonal. Las vías totalmente faltas de señalización y sin las protecciones debidas”.
Por eso hizo un llamado a las autoridades a “ser exigentes para que el comportamiento hacia el visitante se renueve, pues de lo contrario tanta inversión material en apartamentos y hoteles será un elefante blanco en poco tiempo”, concluyó.