Las investigaciones sobre el impactante caso del asesinato del empresario Hernán Roberto Franco Charry, atacado en las horas de la mañana del 21 de febrero en el norte de Bogotá, no han cesado.
La atención judicial se ha vuelto a volcar sobre el asesinato, luego de que un testigo señalara directamente a Jonathan Romero, uno de los herederos de la cadena de supermercados El Arrozal y Cia, como el presunto autor intelectual del crimen.
Según la declaración jurada obtenida por las autoridades, momentos antes de su muerte Franco Charry habría identificado a Romero, y repitió su nombre en tres ocasiones, mientras lograba sostener su teléfono segundos antes sucumbir tras los disparos de arma con silenciador con los que fue atacado. Todo esto, momentos después de salir de su carro, en el parqueadero de un edificio en pleno parque de la 93.
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El testimonio, que ahora forma parte de la investigación de la Fiscalía, y que fue reproducido por el diario nacional El Tiempo, revela los últimos instantes de Franco Charry, quien tras recibir tres impactos de bala, logró comunicarse con un cercano —el mismo testigo— a quien le hizo mención de Romero como su atacante, antes de desplomarse de lo que parecía ser una recepción.
“Él (Roberto Franco) me dice en tres ocasiones: fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero, fue Jonathan Romero. Él solo me decía que no gritara. En esos momentos llega Hugo Romero y lo llevamos a la clínica El Country, pero cuando nos subimos a la camioneta ya no hablaba bien”, compartió el testigo, que también relató que luego de entrar en el centro asistencial, “a los cinco minutos nos dijeron que había fallecido”.
De hecho, se destacó en su declaración que Franco “siempre fue muy enfático en que si le pasaba algo era Jonathan Romero, porque él se juntaba con gente muy peligrosa”.
Esto es lo que dijo Jonathan Romero
A su vez, el presunto señalado contradijo el testimonio de quien recibió la llamada de Franco Charry. En comunicación con el la casa periodística, en dos oportunidades, dijo que no existía alguna relación entre la muerte del empresario con la asesoría que este estaba llevando a cabo en la compañía El Arrozal y Cía, dueña de los supermercados Líder, fundada por el padre de Jonathan Romero, Roberto Romero Liévano. Incluso, según lo publicado, afirmó considerar como su amigo a Hernán Roberto Franco.
Ahora, en un segundo diálogo expresó que, de cara a las acusaciones, ”yo no cometí ningún delito, como se lo comenté a la Fiscalía en mi declaración. Los inconvenientes que yo tuve con el doctor Franco solo fueron por no aceptar sus sugerencias frente a la asesoría que me prestaba de manera personal.
Dichos enfrentamientos tendrían que ver con las discrepancias en estos asesoramientos, que parecen haber tensionado la relación. Según algunos documentos conocidos por El Tiempo, se ha puesto sobre el tintero la especulación de una posible “toma hostil” por parte de Franco Charry a las empresas de la familia Romero, de acuerdo con testigo cercano a la familia Romero Liévano y en línea con unas cartas que llegaron a la Superintendencia de Sociedades, remitidas a la Fiscalía, conocidas por ese diario.
Mientras tanto, la posición de Jonathan Romero es que “La Fiscalía está investigando ese atentado, no solo con una declaración que los medios de comunicación sacan, sino con todas las pruebas técnicas y otros testimonios que no me vinculan como sospechoso. Quiero pedirles el favor de que dejen que la Fiscalía investigue para poder aclarar esta situación y dar con los verdaderos responsables”, insistió.
La disputa
Mientras tanto, la fiscal de la Unidad de Vida encargada del caso está evaluando evidencias y testimonios, incluida una supuesta solicitud por parte de Franco Charry, propietario de la consultora CNS Colombia, de más de 16.000 millones de pesos a la familia Romero, lo que se considera un posible móvil del homicidio.
El contrato destacado con El Arrozal y Cía. habría sucedido entre 2017 y 2019. El día de su muerte, tenía agendada una reunión con representantes de la cadena de supermercados El Líder, para discutir posibles irregularidades financieras y administrativas dentro de El Arrozal. Estas presuntas malversaciones incluirían desfalcos significativos, lo cual pone de manifiesto la gravedad de las acusaciones que enfrentaba la empresa.