En Bogotá, la pobreza multidimensional mostró una disminución, posicionando a la capital como la región del país con el índice más bajo en este aspecto.
En 2023, el Índice de Pobreza Multidimensional se situó en 3,6%, lo que se traduce en que 283.000 habitantes viven bajo estas condiciones, marcando una reducción de 16.000 personas en comparación con el año anterior.
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Sin embargo, se reportó un incremento en la intensidad de la pobreza de 0,4 puntos porcentuales, según los datos proporcionados por Probogotá.
El índice de intensidad de la pobreza refleja una realidad preocupante sobre las condiciones de vida de un segmento importante de la población mundial, indicando no solo cuántas personas viven en pobreza, sino también la gravedad de sus carencias.
Este indicador se enfoca en medir la privación material promedio que sufren los individuos en situaciones de pobreza, revelando el número medio de carencias que una persona experimenta de manera simultánea en aspectos esenciales como la alimentación, el acceso a servicios básicos y la vivienda, entre otros.
El descenso en el número de habitantes en situación de pobreza contrasta con un aumento en la gravedad de las privaciones que enfrentan. En detalle, se destacó que el 39,1% de la población capitalina padece al menos una carencia significativa, superando el umbral del 33,3% que define la condición de pobreza multidimensional.
Esta circunstancia puso de relieve las áreas rurales dispersas, donde la tasa de pobreza multidimensional alcanza el 25,1%, una cifra considerablemente más alta que la observada en las cabeceras municipales, con un 8,3%.
Las zonas rurales de Bogotá enfrentan desigualdades marcadas en comparación con el área urbana central. Mientras que la capital exhibe avances significativos en aspectos como calidad de vivienda, reducción del trabajo infantil y acceso a servicios de salud, persisten retos importantes en materia de empleo informal, desempleo de larga duración, logro educativo y rezago escolar.
Es precisamente el empleo informal, con una incidencia del 53,2%, el indicador que más preocupa, reflejando la estabilidad de la informalidad laboral en torno al 30% de la población activa de la ciudad.
El panorama económico para Bogotá en 2023 anticipa un crecimiento de solo el 1,0%, impactado negativamente por la contracción en sectores clave para la generación de empleo como el comercio, la manufactura y la construcción. Esta situación evidencia la necesidad de estrategias dirigidas a fomentar la formalización laboral y potenciar el desarrollo económico y social de la metrópoli.
La información recogida subraya tanto los progresos alcanzados en la reducción de la pobreza multidimensional en Bogotá como las áreas críticas que demandan atención prioritaria para asegurar bienestar y oportunidades equitativas para todos sus habitantes, especialmente en las comunidades más vulnerables y en las zonas rurales de la capital.
Pobreza multidimensional golpea más duro en las zonas rurales de Colombia
En Colombia, la pobreza multidimensional, que evalúa condiciones más allá de los ingresos monetarios, afecta considerablemente más a las zonas rurales que a las urbanas. Según recientes análisis del Centro de Pensamiento Económico (Anif) y mediciones realizadas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), mientras que el índice de pobreza en las ciudades se posiciona en un 8,3 %, en las áreas rurales alcanza el 25,1 %, evidenciando una brecha significativa.
Esta disparidad se debe a múltiples factores, incluidos el acceso limitado a la educación y las precarias condiciones de vida en el campo. Anif destaca que el bajo rendimiento educativo y las tasas elevadas de analfabetismo, que llegan al 11,6 %, junto con el rezago escolar, que afecta al 6,5 % de la población rural, son indicativos claros de las deficiencias estructurales que perpetúan la pobreza multidimensional. A estos se suma la significativa informalidad laboral en estas áreas, reportada en un 23,4 %.
La pobreza multidimensional analiza varios indicadores como la situación educativa de los hogares, las condiciones de vida, el estado de salud, el tipo de empleo y la calidad de la vivienda.
Un hogar se considera afectado por esta forma de pobreza cuando presenta privaciones en más de un tercio de estos indicadores. Esta problemática se presenta generación tras generación, lo que subraya la urgencia de intervenciones dirigidas especialmente a las comunidades rurales.
Este fenómeno no solo refleja las desigualdades existentes entre el campo y la ciudad sino que también presenta desafíos significativos para el desarrollo nacional. La persistencia de la pobreza en zonas destinadas a la producción de alimentos resalta la necesidad de políticas públicas más efectivas que aborden las raíces multidimensionales de la pobreza y promuevan el crecimiento inclusivo.