En Barranquilla, la ola de calor que empuja las temperaturas por encima de los 40 grados celsius se ha sumado a la crisis energética para cambiar la experiencia de alojamiento en moteles.
Ante el incremento insostenible en las tarifas de energía, propietarios de estos establecimientos han decidido optar por reemplazar el aire acondicionado por ventiladores, buscando aliviar de alguna manera el intenso calor que azota la ciudad.
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La decisión de reducir el uso de aires acondicionados responde a un dilema económico crítico, impulsado por el costo prohibitivo de la energía en la región.
Emilio Rodríguez, líder de la Asociación Residencias y Moteles (Asoremo), evidencia cómo la tradicional expectativa de una estancia fresca y confortable se ve truncada, dejando a los visitantes ante una realidad agobiante moderada únicamente por el movimiento de los ventiladores. Rodríguez resaltó que a pesar del calor y del apagón del aire acondicionado los usuarios de estos lugares van a “vivir una experiencia bonita”.
“Realmente tiene que sacrificar el buen servicio porque tiene que prestar un servicio con abanico, el tema con los aires es que un aire consume casi 10 veces que lo que consume un abanico y la persona, por la tarifa más alta, prefiere sacrificarse y tomar una habitación con abanico”, dijo Rodríguez.
Este giro no sólo refleja el impacto directo en los usuarios, también pone de manifiesto las difíciles decisiones financieras que enfrentan los dueños de los moteles, donde el gasto en energía ahora supera incluso el costo del alquiler de los establecimientos.
A su vez uno de los administradores de estos lugares destinados al amor, indicó que se paga más en servicio de energía que en otros gastos que tienen estos establecimientos.
“Se paga más energía que en arriendo, que en mantenimiento de negocio y en el sustento de los empleados, los consumos de energía sobrepasan este consumo unido de las otras responsabilidades”, manifestó Andrés Rodríguez a Red + Noticias.
Los efectos en dominó de esta crisis no se detienen en la incomodidad térmica, sino que trascienden al ámbito laboral. Según reporta la Asoremo, alrededor de tres de cada diez empresarios en el sector motelero del Atlántico han tenido que implementar medidas extremas como la reducción de personal, enfrentándose al dilema de pagar servicios o mantener a sus empleados.
Estas estadísticas reflejan una tensión creciente entre las necesidades operativas básicas y la sostenibilidad de los empleos en la industria. “Está impactando negativamente, en que hay muchos puestos de trabajo de que ya se están prescindiendo de estos colaboradores, porque todos sabemos que un colaborador para una contratación legal está costando aproximadamente $1.900.000, entonces muchos empresarios están revisando su presupuesto de costos, y al final es un colaborador que están sacrificando en esta producción, pero también está impactando en que, no se están generando nuevos puestos de empleo”, dijo Zandra López presidenta Comité Intergremial Unidos por el Atlántico al medio citado.
La situación en Barranquilla ejemplifica un desafío mayor que enfrentan numerosos sectores en todo el país, donde las fluctuaciones en los costos de los servicios básicos obligan a cambios operativos drásticos. Mientras tanto, propietarios y clientes se ven forzados a adaptarse a nuevas realidades, esperando una solución a largo plazo que equilibre las necesidades económicas con el bienestar ambiental y social.
Negocios en Barranquilla luchan contra altas tarifas eléctricas
En Barranquilla, la creciente preocupación de los ciudadanos y empresarios se centra en el ascenso del coste de la electricidad, que ha suscitado cambios notables en el funcionamiento de negocios como restaurantes, hoteles, moteles y residencias. Estos sectores, vitales para la economía local, han visto un incremento en sus facturas de energía superior al 35% en los últimos meses, lo que ha llevado a medidas como la desactivación de los sistemas de aire acondicionado durante diversas horas del día para reducir gastos.
Este ajuste en la operatividad responde a las altas tarifas impuestas por el servicio de energía, que afecta directamente a la experiencia del cliente y la competitividad de estos negocios. Sectores como el gastronómico y hotelero, claves en la oferta turística de la ciudad, enfrentan desafíos significativos para mantener un equilibrio entre la calidad del servicio y la gestión eficiente de los costos operativos. La situación se agrava en un contexto donde la comodidad del cliente es primordial, especialmente en climas cálidos donde el aire acondicionado no es un lujo sino una necesidad.
Además, la comunidad empresarial y los consumidores de Barranquilla exigen soluciones a largo plazo que permitan afrontar esta problemática sin comprometer la calidad de los servicios ofrecidos. La búsqueda de alternativas sostenibles y económicas para la gestión energética se volvió una prioridad, sumado a la necesidad de políticas que apoyen a los sectores más afectados por el incremento de las tarifas eléctricas.
Aunque el debate sobre el aumento de las tarifas eléctricas y su impacto en la economía local continúa, lo cierto es que la adaptación y búsqueda de soluciones innovadoras serán clave para que los negocios puedan sobrevivir y prosperar en este nuevo escenario económico. Los propietarios de negocios, junto con las autoridades locales, trabajan en buscar caminos que alivien la carga financiera sin sacrificar la calidad de los servicios que definen a Barranquilla como un destino atractivo para visitantes y locales por igual.