Después de la conmemoración del Día del Trabajador, en la noche del miércoles 1 de mayo se presentó una manifestación poco común, pero cargada de significado en varias ciudades de Colombia, especialmente en Bogotá y Medellín. Cientos de ciudadanos se congregaron en un acto de protesta que se volvió emblemático en varios movimientos sociales alrededor del mundo: el cacerolazo.
El cacerolazo, conocido por su uso de cacerolas y sartenes como instrumentos de ruido, junto con arengas contra el Gobierno, fue el medio elegido por muchos para expresar su descontento con la administración liderada por Gustavo Petro. Esto marcó un contrapunto notable en la jornada, contrastando con las marchas de apoyo hechas durante el día.
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En Bogotá, Medellín y otras ciudades del país, varios grupos de personas se sumaron de manera voluntaria al cacerolazo, deseando así mostrar su inconformidad con las políticas gubernamentales vigentes. Sin embargo, este acto no estuvo exento de controversia.
El presidente Petro, al enterarse de la manifestación, respondió con un mensaje, por medio de redes sociales, no solo contra quienes se expresaron en su contra, sino de los medios de comunicación: “Hermanitos de la prensa tradicional, ¿quieren llenar sus noticieros con cacerolazos de los barrios de clase alta media? Los escuchamos, los atendemos; pero está es la realidad de la movilización popular. No se encierren en el egoísmo social, escuchen al pueblo. Nosotros les tendemos la mano en paz (sic)”.
Sin embargo, la respuesta de Petro no pasó desapercibida y desató una ola de críticas y debates en las redes sociales y en los medios de comunicación. Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), respaldó la postura del presidente Petro, al afirmar en la misma red social que: “Ese cacerolazo no existía. No estaba convocado. Lo inventó un noticiero para tapar el éxito de las marchas de hoy”.
Pese a las afirmaciones de los líderes políticos de izquierda, en las redes sociales comenzaron a circular convocatorias para un nuevo cacerolazo, programado para el jueves 2 de mayo a las 8 de la noche. Esto sugiere que, si bien el evento del 1 de mayo pudo haber sido espontáneo o no oficialmente convocado, hay sectores de la población que están dispuestos a repetir la manifestación como una forma de expresar su descontento con el Gobierno actual.
Así se registró el cacerolazo como muestra de inconformismo con el Gobierno
En varias zonas al norte de la capital colombiana, las calles resonaron con protestas cargadas de descontento y reclamos hacia el Gobierno de Gustavo Petro. Ciudadanos, armados con cacerolas y acompañados por el sonido de los cláxones de los automóviles, expresaron su inconformidad con las políticas gubernamentales.
Las áreas de Bogotá donde se enfocó esta manifestación incluyen Mazurén, Pontevedra, Colina Campestre, El Batán, así como varios vecindarios de Medellín.
Cientos de personas se asomaron desde sus ventanas para unirse a las arengas de “Fuera Petro”. Esta manifestación, que evoca el estallido social del 21 de noviembre de 2019, cuando los colombianos protestaron contra las políticas del entonces presidente Iván Duque, refleja un sentir generalizado de descontento y frustración.
Aunque las calles no estuvieron abarrotadas de manifestantes visibles, el ruido de las cacerolas, sartenes, pitos y gritos resonó en los barrios del norte de Bogotá. Estos ciudadanos aseguraron estar cansados de las decisiones que se han tomado en el actual Gobierno, especialmente en relación con las reformas pensional, laboral y a la salud que se encuentran en trámite en el Congreso de la República.