“Es la hora y todavía no supero que presentando una propuesta me dijeron costeño flojo”, lamentó en un video reciente el creador de contenido especialista en marketing, Andrés Pérez.
El hecho ocurrió en marzo de este año, cuando una empresa de amplio reconocimiento lo contactó para que diseñara su plan de marketing y dirigiera su estrategia de comunicaciones en redes sociales.
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Primero lo contactó el propietario y luego un subordinado a quien, por respeto, decidió identificar bajo el seudónimo de ‘Pepe’. Uno de los clientes de la compañía les había recomendado el trabajo de Andrés y “querían lograr lo mismo que se logró con ellos”, al poner en marcha una estrategia de mercadeo para su comercio electrónico.
Fijaron una reunión virtual, pero ya desde entonces Andrés notó ciertas red flags (bandera roja, que significa alerta, peligro) sobre la manera en la que trabajaban.
“Entramos a la reunión y estaba la persona que me contactó al principio con Pepe, en una sala de juntas, pero nunca pusieron su cámara. Yo entiendo que a muchas personas no les gusta aparecer en cámara en videollamadas cuando son de seguimiento o clases, pero, viejo, estamos haciendo un negocio. Lo mínimo, si no puedo darte la mano, es verte a la cara”.
Pero su instinto seguía diciéndole que algo no andaba bien durante el resto de la reunión y es que “gran parte de la reunión” se la pasaron preguntando por sus clientes anteriores y “cuánto porcentaje llegaron vender en el exterior o cuáles fueron sus estrategias de venta”.
Al final, sin embargo, Andrés agendó una segunda cita, pero si la primera reunión fue improductiva, la segunda terminó siendo la gota que derramaría el vaso.
Diseñó una estrategia personalizada y la montó en una presentación para darla a conocer a la compañía, pero a la reunión, únicamente entró Pepe. “El dueño de la empresa no estaba” y su representante fue impaciente y realizó varios comentarios desafortunados.
“Me frenó a la mitad y me dijo que necesitaba que hiciera la propuesta bajo otra metodología (...) y, además, la acomodará de manera detallada en otro documento y no en la misma presentación, porque bla, bla, bla, utilizando cualquier palabra que se percibiera como que el tipo sabía de lo que estaba hablando”.
Andrés insistió en que terminarán la presentación para despejar las dudas, pero la respuesta de Pepe cerró cualquier ventana a entablar una relación de trabajo bajo los límites del respeto: “No. Estamos con prisa. La semana pasada me preguntaron cómo iba el tema contigo y yo lo que dije fue que, como todo costeño debías estar enterrando todavía a Joselito, porque los carnavales pasaron. Entonces yo me imaginé que todavía tenías el guayabo y la tristeza de que te enterraron a Joselito”.
Su conclusión fue la misma que compartió en las redes sociales: si vendes conocimiento, habilidades o tus servicios y no sientes una buena relación con tu cliente, “ahí no es”.
“Pensaron que era cariñosa”: creador de contenido con apariencia femenina denunció ser víctima de discriminación en discotecas de Medellín
Sebastián Correa, un reconocido influencer de la plataforma TikTok con residencia en Medellín, denunció, también en marzo, ser víctima de la discriminación en Provenza, una popular zona de la ciudad, a pesar de su éxito en visibilizar a la comunidad LGBT+ y acumular más de doce millones de seguidores en redes sociales.
Correa, quien se identifica con una apariencia andrógina y ha sido un activo defensor de la diversidad de género, compartió recientemente su experiencia negativa al intentar acceder a locales en este sector, famoso entre locales, turistas y cantantes.
El influencer, conocido por su carisma y ocurrencias, explicó que en una ocasión le impidieron entrar a una discoteca en Provenza bajo la suposición por parte del personal de seguridad de que ofrecía servicios sexuales, debido a su estilo de vestir y apariencia física, bajo el argumento de que “dos m mujeres solas” no podía ingresar.
Correa y su acompañante fueron rechazados, en un acto de discriminación, que, sin embargo, se repitió. Se enfrentó a situaciones similares e, incluso, reveló haber sido objeto de prejuicios en más de una ocasión en el mismo sector; lo que cataloga como una serie de ataques a su identidad de género.