Venezuela, el principio del fin

No sé si la dictadura venezolana logrará mantenerse en el poder; lo cierto es que está en su peor momento, mientras que la oposición, gracias al liderazgo de María Corina Machado, dejó atrás las peleas, ahora está unida y cuenta con el apoyo del pueblo

23/10/2023 La líder opositora de Venezuela María Corina Machado POLITICA INTERNACIONAL Jesus Vargas/dpa

No sé si la dictadura venezolana logrará mantenerse en el poder; lo cierto es que está en su peor momento. Por el contrario, la oposición, gracias al liderazgo de María Corina Machado, dejó atrás las peleas, que, entre otras, acabaron entregando el gobierno interino, con el visto bueno de los Estados Unidos; ahora está unida y cuenta con el apoyo del pueblo venezolano.

La situación es clara en ambos bandos. Según las más recientes encuestas, un 80 por ciento de los venezolanos quieren para la crisis política de su país una salida pacífica y democrática; es decir, electoral y transparente. El otro 20, aislado mundialmente y sin apoyo popular, tiene el aparato represor de su lado y el apoyo de las dictaduras más sangrientas del mundo: Irán, Cuba, Rusia y China.

El momento estelar de la oposición, comparable con el del 2014-2015, tiene nombre propio, María Corina. Nunca estuvo en el gobierno interino, mantuvo siempre su independencia, no se desgastó en esa peleadera entre Voluntad Popular y Primero Justicia y, cuando llegó su momento, mostró una inteligencia política más propia de una estadista que de una líder de la oposición.

La exdiputada María Corina Machado, en una fotografía de archivo. EFE/ Miguel Gutierrez

La capacidad de María Corina de unir y de entender el momento idóneo para una salida la llevó a declinar su candidatura, mostrando que para ella Venezuela está por encima del interés personal. El resultado de las primarias mostró su liderazgo y, sin duda, el pueblo venezolano la coronó como su líder y le entregó el legado de la salida democrática.

Su visión, su carisma y su inteligencia política tiene hoy a la oposición con candidato la Presidencia, Edmundo González, un hombre decente y serio. Maria Corina jugó contra unas cartas marcadas y su visión le permitió navegar esas aguas y generar la esperanza de que unas elecciones relativamente limpias pueden dejar a la oposición en el gobierno.

24/01/2024 El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dirgiéndose a un grupo de manifestantes durante unas marchas convocadas por el Gobierno.

Eso lo sabe el mafioso dictador Nicolás Maduro que por más que haga montajes de grandes manifestaciones tiene claro que va a perder. El dilema de Maduro es: dejo hacer elecciones libres y pierdo o las manipulo, gano y sigo con un país en crisis y aislado. Mucho depende de que el candidato de la oposición le ofrezca una salida digna a Maduro y su mafia, así toque tragarse esos sapos, con garantías internacionales que involucren a China y a Estados Unidos. Hay poco tiempo, pero eso es lo más urgente que se debe lograr en los próximos dos meses y medio.

La crisis en el gobierno mafioso de Maduro tiene varias razones. La primera y más importante es que acabaron con el petróleo y con la economía. No tienen recursos para pagar la nómina estatal y la inflación acabó con la capacidad de compra del 95% de los venezolanos. La segunda es que la cleptocracia que maneja el país hoy está rota. El arresto de Tareck el Aissami, la salida del general Néstor Reverol del gabinete y la posible purga de Diosdado Cabello muestran una ruptura en el círculo íntimo que durante una década se dedico a robar a Venezuela. El tercero es una división en las Fuerzas Armadas, donde los generales que se están enriqueciendo no dejan su puesto y los coroneles, obviamente, quieren subir.

Finalmente, la crisis en estas fuerzas ha llevado a una deserción de grandes magnitudes. Los soldados y guardias nacionales tienen que salir a buscar sustento, pues no les alcanza el sueldo, y se generan grandes divisiones; hay unos pocos oficiales y unos pocos soldados privilegiados y el resto están en un listado de Whatsapp.

La crisis en el pie de fuerza es de tal magnitud que la seguridad del fuerte Tiuna, epicentro del gobierno mafioso, está a cargo de tan solo 300 hombres. Hoy, Maduro y Padrino López no tienen el pie de fuerza para controlar una insurreción social que se va a venir si las elecciones no son libres y Maduro se roba el resultado.

Ese debe ser el plan B. Es el momento, si las elecciones no son libres, de utilizar el gran liderazgo que tiene María Corina y el hastío de los venezolanos con el gobierno mafioso, con la criminalidad y con la crisis humanitaria, para generar una gran disrupción social, como la primavera árabe, como las protestas de Ucrania del 2004, que tumbaron al dictador pro ruso, y las de Sri Lanka, que se tomaron pacíficamente la Presidencia y expulsaron al entonces mandatario del país.

Ojalá se dé una transición pacífica. Es el momento y, como nunca, Venezuela tiene una líder en la oposición que puede garantizar la salida de Maduro y su corte mafiosa. La mujer que tanto odian tiene la legitimidad y la credibilidad en el país y en el exterior para vender una opción así.

Quedan casi tres meses y la situación es ideal para el regreso de la democracia. Sin embargo, no hay que subestimar la miseria humana con la que operan Maduro y sus mafiosos. Por eso, el plan B deber ser una opción, la única y la última para forzar una solución a la peor crisis humanitaria que ha visto el continente en su historia.