El Resguardo Motilón del Pueblo Barí, que agrupa más de 2.400 miembros de sus comunidades y que ha mantenido una notable resistencia para preservar su cultura, fue acreditado como víctima del conflicto armado.
La Sala de Reconocimiento de Verdad de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) lo reconoció como víctima en el caso 07 que investiga el reclutamiento de niñas y niños en el conflicto armado.
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En una diligencia llevada a cabo los días 22, 23 y 24 de abril, en Cúcuta (Norte de Santander), el despacho relator del caso 07 dialogó con 17 caciques, máximas autoridades del Pueblo Barí y otros integrantes de sus diferentes comunidades, quienes le contaron a la JEP cómo la presencia de los grupos armados en su territorio ancestral alteró su cosmovisión, su lengua Barí-ara, sus costumbres y su fuente alimentaria.
Los Barí se ubican sobre la hoya del río Catatumbo, en la frontera con Venezuela, en la Serranía de los Motilones (Norte de Santander), en jurisdicción de los municipios de El Carmen, Convención y Teorama.
Viven principalmente de la caza, la pesca, la recolección de alimentos silvestres y la práctica de la agricultura itinerante, técnicas que les han permitido mantener un equilibrio con su entorno natural a lo largo de los siglos. Uno de los elementos distintivos de su cultura es el uso y manejo del cacao, que no solo es relevante en su dieta sino también en sus prácticas culturales y rituales
Los integrantes del Resguardo Motilón del Pueblo Barí le expresaron a la JEP que, “sin territorio no somos nada”, al resaltar la pérdida del acceso a espacios vitales y sagrados esenciales para su pervivencia.
Las autoridades del Pueblo Barí narraron ante la jurisdicción los hechos de reclutamiento y utilización que sufrieron por parte de las extintas Farc y el Ejército Nacional, ocasionando “que los sueños de las niñas y los niños se apagaran” y fracturando la transmisión de los saberes ancestrales a las nuevas generaciones.
Además, por primera vez en el caso 07, se llevó a cabo un espacio exclusivo de escucha de las mujeres de un pueblo étnico, con el propósito de que sus voces, narrativas y reflexiones contribuyan a una comprensión de los daños causados por el conflicto sobre sus comunidades desde una perspectiva de mujer, familia y generación.
Junto a los pueblos indígenas Hitnü y Koreguaje, el Resguardo Montilón Barí es el tercer pueblo indígena acreditado en el caso 07 en el cual, a la fecha, 6.381 víctimas han sido reconocidas por la JEP y por ello han podido participar como intervinientes especiales. De ellas, 851 son víctimas individuales; el 61% de ellas son mujeres y 39% hombres, y 5.530 son víctimas colectivas.
Los intervinientes en la diligencia manifestaron que, después de los esfuerzos y la organización de las autoridades del pueblo étnico, ser reconocidos como víctimas en un macrocaso de la JEP significó “un gran triunfo para el Pueblo Barí”.
La relación del pueblo Barí con su entorno está profundamente enraizada en sus creencias espirituales, que enfatizan la conexión con la naturaleza y la importancia de preservarla para las futuras generaciones. Sin embargo, han enfrentado numerosas presiones externas que amenazan su modo de vida, incluyendo la explotación de recursos naturales, la expansión agrícola y los conflictos armados.
Los Barí han luchado activamente por sus derechos territoriales, buscando el reconocimiento legal de sus tierras ancestrales como una manera de proteger su hábitat y mantener su cultura. En este sentido, han obtenido algunos logros significativos, aunque continúan enfrentándose a desafíos importantes para asegurar la protección efectiva de sus tierras y su modo de vida.