En Bahía Solano, una secuencia de tres devastadores sismos golpeó la región entre el 26 y 27 de septiembre de 1970, causando significativos daños estructurales y llevando al pánico a sus habitantes. Los eventos telúricos, que comenzaron en la madrugada del 26, provocaron el colapso de edificaciones, agrietamientos profundos en el suelo y deslizamientos de tierra, lo que obligó a una evacuación masiva hacia ciudades como Medellín, Quibdó, Cali y Buenaventura.
El desastre comenzó con un sismo temprano ese día, seguido por un segundo temblor a las 9:57 a. m. que fue percibido con mayor intensidad. Edificaciones ya dañadas colapsaron, mientras que el miedo se apoderaba de la población ante la caída de escombros. Un tercer sismo en la noche, aunque de menor magnitud, fue descrito por los locales como el más aterrador debido a su impacto en estructuras ya comprometidas. Más de 15 réplicas, todas de magnitud igual o superior a 4.0, se sintieron en la región, empeorando la situación.
De acuerdo con el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, Idiger, Colombia se encuentra en uno de los puntos más críticos en términos de actividad sísmica a nivel mundial, debido a su posición en el encuentro de las placas tectónicas de Nazca y del Caribe con la placa Suramericana. Este escenario convierte al país en una zona de alto riesgo sísmico, caracterizado por la constante interacción tectónica que no solo origina sismos, sino también la formación de relieves como montañas y cordilleras.
La peculiar ubicación de Colombia, sobre todo en su franja pacífica, facilita el fenómeno de subducción, un proceso geológico por el cual la placa de Nazca se desliza bajo la placa Suramericana. Este movimiento es responsable de la generación de material volcánico que, tras ser sometido a elevadas temperaturas en el manto terrestre, emerge a través de los volcanes situados en la Cordillera Central. Tal actividad no solo resalta la dinámica natural del país, sino que también plantea desafíos significativos en términos de gestión de riesgos y preparación ante desastres naturales.
Magnitud: 2.7
Hora Local: 2024-04-30 14:20
Latitud: 5.54°
Profundidad: superficial (menor a 30 km)
Longitud: -72.73°
El país ha vivido un año muy movido por cuenta del alto número de sismos que ha registrado el Servicio Geológico Colombiano en 2023. Y es que, en el transcurso del jueves 17 de agosto, varios temblores ocasionaron una serie complicaciones en la infraestructura de algunas edificaciones y a su vez costó la vida de una persona.
Durante un temblor, es fundamental mantener la calma y evitar realizar acciones que puedan incrementar el riesgo de lesiones. Entre las acciones que se deben evitar se encuentran:
Siguiendo estas recomendaciones, se puede reducir el riesgo de heridas durante un temblor, priorizando la seguridad personal y de quienes nos rodean.
La región de la Mesa de los Santos en Santander, Colombia, es propensa a la actividad sísmica debido a su ubicación geográfica en la zona de interacción entre la placa tectónica de Nazca y la placa Sudamericana. Esta área se encuentra en el borde de la placa Sudamericana, donde el movimiento y la fricción de estas placas tectónicas pueden generar sismos.
Además, la región está influenciada por la falla de Bucaramanga, una de las fallas sísmicas más activas de Colombia, la cual es responsable de muchos de los temblores que se registran en el área. Esta falla es parte del sistema de fallas que atraviesa los Andes Colombianos y su actividad sísmica es monitoreada constantemente por entidades científicas, las cuales buscan entender mejor los procesos tectónicos en juego para mejorar la capacidad de respuesta ante estos fenómenos naturales.
Cinco consejos para reaccionar a los sismos