En el municipio de Aratoca (Santander), las autoridades confirmaron la captura de Orlando Meza Quiñones, de 55 años de edad, que pagó siete millones de pesos a los padres de una menor de 13 años para abusar sexualmente de ella.
En medio de un operativo conjunto entre la Policía en Santander, la Fiscalía General de la Nación y la Comisaría de Familia del municipio, lograron la detención en el municipio de San Gil del pederasta oriundo de Santander.
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De acuerdo con la investigación por parte de las autoridades, el hombre que viajó en 2023 a la Guajira y pagó a los familiares de la niña para trasladarla al departamento de Santander y luego abusar de ella.
El coronel Carlos Fuelagán, comandante de la Policía de Santander, explicó que “este ciudadano presuntamente pagó, en el año 2023, la suma de $7 millones en efectivo a la familia de la menor residente en La Guajira. Posteriormente, la trasladó a su lugar de residencia en el departamento de Santander donde abusó de ella”.
Este caso fue investigado luego de que una mujer denunciara ante la Comisaría de Familia, por lo que las autoridades iniciaron la recopilación de pruebas con el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de la Nación. Después de varios meses de investigación, se realizó una orden de captura en contra del ciudadano Orlando Meza Quiñones, quien residía en Aratoca.
Después de la captura de Orlando Meza en el departamento de Santander, las autoridades iniciaron el proceso por el delito de “tráfico de niños, niñas y adolescentes y acceso carnal abusivo con menor de 14 años”, detalló el oficial.
De esta manera, el hombre de 55 años fue dejado a disposición de las autoridades judiciales competentes, quienes determinaron medida de aseguramiento en un centro carcelario.
Niña de 13 años habría sido abusada sexualmente por sus tíos: las agresiones duraron seis años
La comunidad de Valledupar, Cesar, estuvo consternada tras conocerse el caso de una menor de edad que habría sido víctima de agresiones sexuales repetidas por parte de dos de sus tíos, uno político y otro paterno. Estas violencias habrían comenzado cuando la niña tenía tan solo siete años, revelándose al público seis años después, en 2024, gracias al valor de la menor para contar lo ocurrido.
La situación fue inicialmente reportada por El Pilón, un medio local que detalló tanto la naturaleza de los abusos como el curso de acción seguido una vez se hizo pública la denuncia.
El descubrimiento de estos hechos tuvo lugar cuando la víctima, a sus 13 años, decidió revelar a su madre las atrocidades a las que había sido sometida, detallando cómo uno de sus tíos tocaba sus partes íntimas y el otro la había accedido carnalmente.
“Yo inicialmente pensaba que la niña estaba rebelde”, confesó la madre de la afectada al medio, expresando el shock y la confusión que sintió al enterarse de la verdadera razón detrás del cambio de comportamiento de su hija, quien empezó a mostrar actitudes violentas y a descuidar sus responsabilidades académicas.
Las agresiones tuvieron un impacto devastador en la menor, quien comenzó a presentar señales de trauma como incontinencia urinaria, distracción, rebeldía y una notable aversión a los estudios que resultó en el retraso académico de dos años.
A pesar de este cambio drástico en su comportamiento, no fue hasta que la menor se abrió con su madre, residente en Fonseca, La Guajira, fuera del entorno familiar directo, que se pusieron en marcha los mecanismos de justicia. La custodia de la niña recaía en su padre, quien la había dejado al cuidado de su tía paterna.
Tras la denuncia, llevada a cabo después de que la niña revelara los abusos sufridos, se procedió a la captura de ambos tíos el jueves 11 de abril de 2024. Sin embargo, las audiencias preliminares resultaron en que uno de los acusados quedara en libertad por falta de “elementos materiales probatorios suficientes” para su detención continuada, mientras que el otro tío permanece detenido.
La decisión judicial de liberar a uno de los acusados ha sido recibida con indignación por parte de la familia de la víctima, resaltando un sentir de injusticia mientras continua la investigación.
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