A unas semanas de haber compartido detalles sobre su último viaje a California, la exseñorita Colombia, Laura Barjum por la historia en la que se encontró con “una famosa en Los Ángeles y no podía pedirle una foto, mirarla o” tomarse un video junto a ella”.
Y es que el mencionado encuentro ocurrió en una Soho House, como las que también se encuentran en ciudades como Londres, Nueva York o la capital de México, que, según explicó Barjum “son clubes, lugares en los que se puede rumbear, tomar un brunch o café los domingos y reunirse”, pero más que todo, son espacios “para empezar a socializar con personas de la industria del entretenimiento en dichas ciudades”.
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Para asistir, es necesario pagar una membresía anual, pero antes, hay que ser invitado por alguno de los miembros del Soho House o, de lo contrario, aun teniendo el dinero, será imposible entrar.
“Aquí te vas a encontrar con directores, productores, guionistas, artistas plásticos, cantantes, actores… y hay unas reglas, por supuesto, porque este es un lugar al que sus miembros van para evitar la experiencia de ir a un restaurante y ser molestados, o que alguien les pida tomarse una foto”.
En conclusión “tú no puedes sacar tu teléfono”, al estar en la Soho House, “no puedes tomar fotos, no puedes tomar videos y mucho menos puedes pedirle una foto o autógrafo a alguno de los miembros”.
El que podría parecer un lugar de ensueño para quienes aman enseñar su vida en las redes sociales, se pone peor con cada norma y es que, a pesar de alcanzar un precio desorbitante, la membresía solo cubre la entrada.
Adentró, de acuerdo con la presentadora, hay que pagar por absolutamente todo, “si quieres comer algo dentro o lo que sea lo tienes que pagar, pero es un lugar en el que puedes hacer muy buenas conexiones”.
Pero también, sus miembros pueden llevarse sorpresas no del todo agradables, como la persona que habría invitado a Barjum: “La persona que me dio el acceso me dijo que no podía llegar a imaginarme las conversaciones que se escuchaban allí”.
Y es que, al sentirse seguros por la falta de cámaras, micrófonos y dispositivos móviles, los celebrities y la crema innata de cada ciudad “se siente en una libertad especial” para hablar y relacionarse.
Laura, por ejemplo, recuerda haberse cruzado con Priscilla Presley, pero no pasó de ahí porque tenía instrucciones claras de “verla con el rabito del ojo y ya. No le podía pedir una foto, ni hacerla sentir incomoda al mirarla mucho” o, de lo contrario, podían sacarlos del lugar.
Soho house de Nueva York está adornada con exclusivo cuadro de Fernando Botero: cenar junto a él puede costar 2.000 millones de pesos
En mayo de 2023 se conoció que una exclusiva sucursal de Casa Cruz, ubicada en el Upper East Side de Nueva York, se distinguía por albergar obras de notables artistas en sus instalaciones, además de ostentar una membresía que alcanza precios exorbitantes, siendo frecuentada por figuras destacadas del espectáculo y la moda.
Entre los socios y visitantes de este lujoso restaurante, se encuentran famosos como Gigi Hadid, Tan France y Mark Guiducci, quienes buscan disfrutar de una experiencia gastronómica única y retomar sus actividades sociales tras el periodo de confinamiento.
Este establecimiento, que forma parte de un selecto grupo con sedes en Londres y Buenos Aires, se ha convertido en la joya de Casa Cruz por ofrecer una combinación exclusiva de cocina mediterránea y sudamericana en la metrópoli.
La membresía para formar parte de este distinguido club cuesta entre 240 mil y 475 mil euros (aproximadamente entre 1.005 millones y 1.990 millones de pesos), lo que incluye el derecho de disfrutar de platos a la carta con precios en torno a los 80 dólares, así como de creaciones culinarias exclusivas del chef Bill Brasile.
Bajo la supervisión de su fundador, el chileno Juan Santa Cruz, el restaurante aspira a ser un punto de encuentro para quienes, tras la pandemia, desean socializar en un ambiente único, rodeados de obras de Botero, Warhol, Hockney y Haring.
La diferencia de Casa Cruz con otros espacios de membresía en Nueva York, como Soho House, Casa Cipriani y Fasano, radica no solo en el coste anual de su membresía, que ronda casi medio millón de dólares, sino también en el entorno exclusivo y el servicio de alta calidad que ofrece. La restauración de su espacio, ubicado en una histórica mansión, estuvo a cargo del arquitecto Peter Marino, y sus empleados llevan uniformes diseñados por Emilia Wickstead, lo que subraya el compromiso del establecimiento con la excelencia y el lujo.