En medio de lo que para un sector del país era la incertidumbre su paradero, del cual no se tenía conocimiento alguno, el presidente de la República, Gustavo Petro, llegó el domingo 28 de abril de 2024 al Club Militar de Paipa (Boyacá): sede del Consejo de ministros en el que tratará con su gabinete los próximos pasos de su Gobierno, y que coincidió con las repercusiones que generaron las movilizaciones del 21 de abril en el territorio nacional, por los sectores de oposición.
El jefe de Estado aterrizó en el municipio en donde se efectúa esta especie de cónclave 24 horas después de iniciarse, lo que generó cierta suspicacia no solo entre algunos medios de comunicación, que se cuestionaban sobre su paradero, sino también entre sus contradictores políticos, que no dudaron en enfilar baterías contra el gobernante. Sobre todo, tras conocerse con unas imágenes que antes de su arribo la que presidió la reunión fue Laura Sarabia, directora del Dapre.
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En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, portando su ya tradicional gorra y vestimenta blanca y un efusivo recibimiento de Sarabia, el jefe de Estado se presentó en el sitio, en el que se han abordado, de acuerdo con el reporte enviado por la Presidencia, cerca de nueve grandes conclusiones, relacionadas con los indicadores de gestión en cada una de las dependencias del Ejecutivo, además de los asuntos de índole social que son prioridad para el mandatario.
Pero, así como Petro fue objeto de comentarios la vicepresidenta de la República, Francia Márquez, que no se hospedó con el resto de los participantes en esta reunión, sino que se habría alojado en un hotel cercano al punto de encuentro, pues su esquema de seguridad generó movimientos en la mañana del domingo 28 de abril a las afueras del Club Militar de Paipa, en donde era esperado el jefe de Estado.
¿De qué se ha hablado en el cónclave en Paipa?
Según explicó el despacho de Petro, durante las jornadas efectuadas en territorio boyacense, se dieron a conocer por parte del equipo de ministros tanto los avances como la evolución y lo que se denominaron los grandes desafíos del programa estatal. A su vez, las tareas encomendadas al Departamento Nacional de Planeación (DNP) relacionadas con los mecanismos de medición en cuanto a la ejecución y las prioridades de cada una de las dependencias del Gobierno.
Y es que en este encuentro tal parece que hubo un “jalón de orejas” a los ministros, pues entre las conclusiones se destacó la necesidad de fortalecer, según la Presidencia, “la comunicación sobre los avances y logros del Gobierno Nacional. Y no solo eso: reportar a tiempo y cargar de manera periódica la ejecución presupuestal de cada despacho, en el que se debe relacionar el uso de los recursos asignados de parte de los ministerios y direcciones.
A su vez, se destacó en el documento del evento, que está próximo a terminar, la importancia de pasar de una economía extractivista a una productiva: esto a petición del ministerio de Hacienda, de “impulsar los sectores estratégicos de la economía” y la urgencia, según expresó su titular, Ricardo Bonilla, de reestructurar el modelo productivo en Colombia, en la que disminuya la dependencia de la producción de petróleo.
Del mismo modo, según se resumió, existe una preocupación en el Ejecutivo de fortalecer lo que sería la participación de la ciudadanía en las determinaciones del Estado, por lo que se hizo un llamado a permitir la conexión “tanto en barrios de las grandes ciudades como en zonas rurales del país”. Al igual que se le dio prioridad en la revisión del presupuesto del 2025 y se dejaron tareas para cada uno de los ministerios, con fechas específicas.