Colombia se prepara para recibir un impulso económico destinado a la inversión rural, gracias a un préstamo superior a los 100 millones de dólares otorgado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida). El anuncio lo realizó el embajador colombiano ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Armando Benedetti.
La noticia fue difundida a través de una publicación en las redes sociales del embajador, quien señaló que “la inversión del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola se focalizará en temas rurales que beneficiarán a niños, niñas y mujeres campesinas”.
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Este préstamo beneficiará directamente a al menos 15 departamentos. Entre ellos se encuentran La Guajira, Atlántico, Magdalena, Cesar, Sucre, Bolívar, Córdoba, Chocó, Valle, Cauca, Nariño, Arauca, Casanare, Vichada y Meta. La oficialización está prevista para septiembre tras la aprobación del plan presentado por parte de la viceministra de Asuntos Multilaterales, Elizabeth Taylor Jay.
Según los promotores, esta inyección de capital representará una oportunidad para avanzar en la reforma agraria y mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales colombianas, temas que el embajador Benedetti ha identificado como “fundamentales” desde su nombramiento oficial en febrero de este año.
Desde su llegada, su gestión ha estado orientada hacia el fortalecimiento de las políticas del Gobierno del presidente Petro, especialmente “aquellas dirigidas a combatir el hambre y la pobreza rural, a través de su trabajo con el Fida y el Programa Mundial de Alimentos (PMA)”.
El proceso de financiamiento contó con el respaldo de Rossana Polastri y Juan Diego Ruiz, de la oficina regional del Fida para América Latina y el Caribe, quienes apoyaron esta iniciativa para Colombia. Este apoyo llegó en un momento crucial para Benedetti, cuyo nombramiento sigue siendo objeto de controversia.
Progreso en plena polémica
Una acción legal iniciada por Julio César Yepes y Guillermo Villegas no solamente puso en duda la legalidad del decreto que nombró a Armando Benedetti en su cargo actual, sino que también cuestionó su capacidad para asumir una responsabilidad diplomática ante una entidad tan importante como la FAO. Por esa razón, se evaluó el monto de recursos utilizados para posicionar al exsenador en este puesto.
La negativa del Tribunal Administrativo de Cundinamarca a acceder a la solicitud de anulación del nombramiento generó una amplia discusión acerca de las calificaciones y la índole del embajador para el rol designado. Los demandantes expusieron que, más allá de las condiciones bajo las cuales se efectuó el nombramiento de Benedetti, este no posee la experiencia ni los conocimientos requeridos en materias de agricultura y nutrición, vitales para una representación efectiva de Colombia ante la FAO.
El juez Luis Manuel Lasso, que estuvo a cargo del caso, revisó detenidamente los argumentos de ambas partes para tomar su decisión. Por parte de los demandantes, se argumentó que el mantenimiento de Benedetti en el cargo podría traer repercusiones adversas para Colombia, tanto en la esfera internacional como en la realización de los objetivos y compromisos con la organización.
El tribunal concluyó que los argumentos presentados no justificaban la destitución de Armando Benedetti. Los demandantes también incluyeron en su petición los antecedentes del funcionario, refiriéndose a sus publicaciones en redes sociales y apariciones en medios de comunicación, los cuales podrían cuestionar su idoneidad para una función diplomática de tal magnitud.
Se mencionó además una resolución de la Cancillería sobre una ausencia no justificada durante su tiempo como embajador en Venezuela, poniendo en tela de juicio su responsabilidad y dedicación a deberes oficiales.
El aspecto económico también fue un punto de debate, al destacarse los costos incurridos por el Estado para cubrir los viáticos y el traslado de Benedetti a Roma. Los demandantes especificaron que el monto total de los gastos de representación del embajador superó los 20.000 dólares, equivalente a aproximadamente 80 millones de pesos, y que el costo asociado al traslado de sus bienes domésticos excedió los 12.000 dólares, lo que corresponde a unos 43 millones de pesos.