Los estragos por la escasez de agua siguen en aumento y de eso saben los habitantes de Guatapé, el pintoresco municipio antioqueño que siempre ha sido un referente por su vibrante actividad turística y su imponente embalse, pero que con la severa sequía ahora enfrenta un serio problema económico.
La falta de agua en el embalse, uno de los principales atractivos turísticos del municipio, ha hecho que los visitantes se abstengan de visitar el municipio para no ser sorprendidos por la imposibilidad de realizar recorridos en lanchas y hacer el popular recorrido que incluye pasar por las mansiones de algunos de los personajes más reconocidos del país como Maluma, James Rodríguez y J Balvin.
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Y las calles desoladas han trastocado la vida diaria de sus habitantes y la economía local, pues el 92% de los ingresos del municipio dependen del turismo, por lo que la disminución drástica del agua ha obligado a los trabajadores locales y a los turistas a adaptarse a un paisaje desolado, con los rastros propios de un embalse vacía y unos suelos secos.
De hecho, según cifras de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico de Guatapé, solo en el mes de marzo de 2024 se presentó una reducción del 33% en el número de visitantes; es decir, en el mismo mes de 2023 se registraron sesenta mil turistas, mientras que este año apenas alcanzaron los cuarenta mil.
“Esto se debe a la mala información que se han propagado diferentes medios de comunicación donde están generando una alerta por el estado del embalse y mostrando solo la parte seca y desierta, podemos verificar que todavía continuamos con la navegación porque la extensión es muy amplia. Los turistas nos han cancelado reservas por esa situación”, señaló Estefanía Jiménez, secretaria de Turismo de Guatapé, en diálogo con El Colombiano.
Es por eso que el embalse de Guatapé, antes repleto de visitantes y actividades acuáticas, se ha convertido en un vasto terreno seco, obligando a los empresarios turísticos a reubicar sus servicios y a los areneros a trabajar bajo condiciones laborales más exigentes.
Uno de los aspectos que ha espantado a los turistas es el dispendioso recorrido que ahora deben hacer para conseguir una lancha y hacer, a medias, el paseo por el embalse. Según contaron los locales, se debe caminar entre 10 y 15 minutos por la orilla del embalse reducido y lleno de lodo para llegar hasta las embarcaciones.
Incluso, la sequía ha afectado hasta los pescadores locales, quienes han tenido que adaptarse en otras labores para conseguir dinero, pues la reducción del líquido ha espantado a los peces a zonas más alejadas que hacen más difícil su acceso. “Uno se divierte mucho pescando y se tranquiliza. Ahora pesco muy de vez en cuando, no todos los días porque me toca bajar mucho para encontrar pescado”, señaló Juan Camilo Villegas a El Colombiano.
Según pudo constatar el medio antioqueño, aunque algunas actividades turísticas persisten en lugares reubicados y a pesar del esfuerzo por mantener una oferta atractiva para los visitantes, la cantidad de turistas ha disminuido considerablemente. De hecho, algunas empresas dedicadas al alquiler de lanchas han informado que pasaron de trescientos clientes los fines de semana a solo setenta.
Esta caída en visitantes ha desencadenado una serie de ajustes en el ámbito laboral, incluyendo reducciones salariales y suspensiones de actividades, según cuenta Rodolfo Reyes, un lanchero venezolano que ofrece paseos turísticos y que completa más de ocho días sin realizar un recorrido turístico por el embalse. “Esto podría ser peor, el nivel del agua nos permite seguir haciendo el mismo recorrido de siempre porque el agua solo ha bajado en las esquinas del embalse y por eso tuvimos que corrernos”, señaló el lanchero a El Colombiano.
La economía del municipio se ve reflejada en las cifras proporcionadas por la Cámara de Comercio del Oriente Antioqueño, que indica una disminución en el nacimiento de nuevas empresas relacionadas con el embalse de un 1.31%. Además, el impacto en los comerciantes locales es notable, especialmente para los vendedores de artesanías, quienes reportan una reducción en las ventas de un 30% en comparación con periodos anteriores.
La situación actual del embalse no solo ha impactado la economía y el turismo, sino que también ha impuesto cambios significativos en la vida cotidiana de los habitantes. De hecho, hasta los conductores de las populares motochivas han indicado que la cantidad de viajes se ha reducido a la mitad, y su única forma de sustento se ha convertido el transporte de los vecinos del municipio.