En evidencia habría dejado el joven bogotano Juan Carlos Delgado a su conjunto residencial, luego de recibir un correo electrónico en el que lo invitaban a él y a los demás propietarios a no “inquietarse” por el racionamiento, pues seguirían abasteciendo a los residentes durante los cortes de agua programados por la Alcaldía.
“A mí hay algo que me parece que está muy mal y es que, como todos saben, estamos en racionamiento porque el agua de los embalses ha llegado a niveles mínimos luego de décadas, pero algunos conjuntos, incluido el mío, han decidido no sumarse a esta medida haciendo uso de tanques para abastecimiento de agua”.
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Según explica, desde la administración del lugar donde vive enviaron el polémico correo en el que se aclara que “esta medida no los va a afectar y van a tener agua”, en todo momento gracias a los tanques.
“¿Como es esto posible? Se me hace sumamente insensato, porque se está haciendo un esfuerzo colectivo para evitar que el nivel del agua siga bajando en los embalses. Entonces, no me parece que algunos conjuntos con el privilegio de tener sus tanques se sientan en la libertad de poder usarlos en un día en el que no deberían usarse”, se cuestionó.
Su conclusión, cuando menos, es precisa: “De igual forma, se está gastando agua que no debería ser gastada ese día para aportar un granito de arena, así sea mínimo, a ese problema. Yo veo el racionamiento, además, como una medida pedagógica, que nos puede enseñar a pensar y a ver qué puede ocurrir en un futuro si no cuidamos el agua”.
Motivo por el cual Juan Carlos tomó la decisión de no utilizar el suministro de agua de su conjunto los días en que, por disposición del Gobierno, se realizan los corte de agua programados por un periodo de 24 horas.
“Lo que pienso hacer es, ese día que mi conjunto no tendría agua, no utilizarla”, pues siente que un racionamiento genuino podría mitigar la crisis antes de lo esperado.
Un llamado a conjuntos residenciales a no llenar sus tanques de reserva para hacerle trampa a la ciudad
En un intento por combatir el despilfarro de agua en Bogotá, el alcalde Carlos Fernando Galán ha implementado estrategias que incluyen la creación de patrullas encargadas de monitorear y sancionar el uso inadecuado del recurso hídrico.
Estas medidas surgen en un contexto de racionamiento de agua que busca ahorrar hasta dos metros cúbicos por segundo. La ciudadanía ha sido alentada a reportar cualquier desperdicio de agua, utilizando para ello líneas telefónicas, redes sociales y un correo electrónico específico provisto por la Alcaldía.
Y es que las sanciones impuestas por malgastar agua pueden rondar los $700.000 e ir hasta el $1′200.000, en casos de reincidencia. Esta política no solo apunta a individuos, sino también a negocios que contribuyen al derroche.
Entre las prácticas específicamente sancionadas se incluyen el lavado de vehículos en la calle y el vertido de desechos en cuerpos de agua locales. Además, se ha observado que, a pesar de las restricciones, no se ha producido una reducción en el consumo de agua, en gran parte debido a que los conjuntos residenciales continúan llenando sus tanques de reserva para usos no esenciales como la limpieza de áreas comunes y el riego de jardines.
“Hacemos un llamado a los conjuntos residenciales, edificios y empresas a no priorizar el llenado de tanques, ya que esta acción retrasa la llegada del agua a la totalidad del sector”, advirtieron en la guía de restablecimiento del servicio al finalizar el turno de racionamiento.
De ahí que, como parte de las medidas de austeridad, el sistema de transporte Transmilenio redujera la frecuencia de lavado de sus buses, atendiendo solo los requerimientos de limpieza interior por razones sanitarias.
De manera similar, la Uaesp (Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos) disminuirá a la mitad el lavado de espacios públicos para contribuir a la meta de conservación del agua, aunque cerciorándose de que esto no genere problemas de salubridad.
La administración de Galán busca con estas acciones sensibilizar a la población sobre la importancia de un uso más responsable y eficiente del agua, especialmente en un momento en que la ciudad enfrenta desafíos significativos en cuanto a su suministro.