Le han dicho “el pintor de almas”, ese es su cumplido favorito. Antonio Lorente, ilustrador español, trae consigo una nueva obra que promete seducir con la magia de su pluma. Estará en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, contando los secretos de su arte y firmando sus obras.
Con meticulosidad, Lorente selecciona cada detalle para retratar a los personajes de historias clásicas. Desde Mujercitas y Peter Pan, hasta Tom Sawyer y Ana de las Tejas Verdes, que inspiró la serie de Netflix Anne with an E, Lorente ha sabido capturar la esencia de los clásicos literarios. El artista es capaz de crear una ilustración en cuestión de minutos, siempre comenzando por los ojos, la ventana del alma.
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Ahora desafía su propio legado y se aventura hacia textos más oscuros. En entrevista con Infobae Colombia, Lorente compartió el reto que supuso adentrarse en la literatura de terror. Quiso plasmar las sombras de La Leyenda de Sleepy Hollow, mejor conocida como El Jinete sin Cabeza.
Esta historia que, aunque en la misma línea de los clásicos universales, le permitió explorar colores y formas más sombrías, próximas al terror. A través de sus bocetos, impregnados de manchas de café que lo acompañan en sus noches de creación, Lorente revela su proceso creativo, mostrando su compromiso con cada trazo.
Lorente mostrará su habilidad para dar vida a los personajes y transportar a los lectores a universos de ensueño, como el de Ana de las Tejas Verdes, y terroríficos, como Sleepy Hollow. Se presentará en la FilBo este sábado 20 de abril desde la 1 hasta las 5 p. m., en la carpa cultural y volverá el domingo 21 al gran salón D, a partir de las 4 p. m.
¿Qué hace especial esta nueva obra, con respecto a sus trabajos anteriores?
Llevo ya cuatro álbumes preciosos, libros ilustrados clásicos; pero en esta ocasión buscaba dar un giro sin salir de mi estilo. En parte mi sueño era ilustrar Drácula, es verdad que se lo comenté a la editorial porque, al final, Drácula es una parte de mí... también está esa oscuridad.
Quería presentar algo como el yin y el yang, conectar con una parte oscura, mostrar el equilibrio entre la luz y la sombra de mi trabajo. Drácula implicaba un desafío mayúsculo debido a su extensión. Por eso, decidí optar por algo más ligero, manejable y elegante, como La Leyenda de Sleepy Hollow, que es más cortita y aparte me encanta.
¿Cómo escoge las escenas que va a ilustrar en la historia?
Realizo una primera lectura simplemente disfrutando del libro. Muchos de ellos los había leído antes, pero han pasado muchos años desde entonces. En la segunda lectura, comienzo a imaginar los personajes, a darles una mirada, a esbozar cómo veo sus expresiones y el entorno que los rodea. Luego, procedo a dividir el texto por capítulos; cuando ya está dividido, resulta más sencillo; pero cuando no lo está, lo separo por escenas. Hago un storyboard, una secuencia en versión más simple de las utilizadas en el cine. A partir de ahí, paso a perfilar los dibujos y añadir color.
Debo decir que esto varía según el libro; por ejemplo, los clásicos como Ana la de Tejas verdes o Mujercitas ya vienen con sus capítulos establecidos. Sin embargo, en libros como Sleepy Hollow, donde cada página está ilustrada, la estrategia es diferente. En trabajos anteriores, procuraba incluir una o dos ilustraciones por capítulo para no abrumar al lector, en Sleepy Hollow el reto era ilustrar todas las páginas.
Hay una sensibilidad en su arte hacia los personajes femeninos, ¿a qué se debe?
En mi familia, siempre he estado rodeado de mujeres. Tengo muchas primas, mis madre, mi abuela y mis hermanas... Siempre me he sentido súper cómodo estando entre mujeres. En ellas he visto todas las injusticias que han sufrido las mujeres y eso ha influido en mí. Por eso, esa reivindicación la reflejo en mi trabajo.
Creo que elegir ciertos personajes (como mujeres) ayuda a promover una lectura más contemporánea y a avanzar en la sociedad. El personaje femenino es prácticamente omnipresente en toda mi obra. Incluso en mi trabajo personal, en galería, suelo retratar mujeres. Me siento cómodo y libre.
¿Por qué fijarse en obras clásicas?
Porque son historias atemporales, nunca pasan de moda y dejan una marca indeleble en la infancia de los lectores, acompañándolos para siempre. Además, los adultos que compran mis libros a menudo regresan a su propia infancia.
Me conmueve cuando la gente mayor me dice: “Gracias, porque has hecho que regrese al momento en el que leía con mi padre”. Es emocionante revivir esos momentos junto a ellos. Lo más gratificante es que las nuevas generaciones, es decir, los hijos de estas personas, crecerán con mi arte.
Exploró otros caminos como la animación, ¿por qué lo dejó y escogió la ilustración?
Quería ser animador y me licencié en Bellas Artes, especializándome en animación en mi última asignatura. Sin embargo, tuve un momento de revelación cuando mi profesor de animación me habló. Me dijo: “Antonio, siempre que eligen tus dibujos usan tus personajes y tus fondos, pero no destacas tanto como animador. Eres muy bueno en imagen fija”. Aunque dolió y no quería admitirlo, me hizo abrir los ojos: esa crítica constructiva me trajo hasta aquí.