En un video compartido a través de sus redes sociales, la bloguera colombiana Erika Card se atrevió a hacer un story time “de las veces, porque fueron varias, en las que en un restaurante colombiano nos robaron de manera pasiva y uno por pena no dice nada, pero luego se pregunta ¿por qué son así?”
“Aquí en Los Ángeles hay un restaurante colombiano y es muy rico, pa’ qué, es deliciosa la comida y eso a uno lo llama, porque es la comida de la tierrita, la comida de la casa, entonces”, por eso volvió, a pesar de escuchar las denuncias en su contra y atar cabos de sus experiencias pasadas.
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Desde que visitó por primera vez el restaurante, notó que al final de la cena los meseros nunca compartían con los clientes la factura, “siempre llevan un datafono pequeño a la mesa” y repasan la cuenta (sin mencionar los precios) y dan el monto final.
“La tercera vez que fuimos yo le dije a uno de mis acompañantes que sentía que nos estaban cobrando mal, pero así se quedaron las cosas, pagamos y nos fuimos”. Pasados los días “yo estoy en un grupo de colombianos y leí un mensaje en el que denunciaban a un restaurante colombiano que no entrega los recibos y siempre ha tenido la modalidad de inflar las cuentas. Miré el nombre” y se trataba del mismo restaurante.
Decidida a comprobar si la habían estado robando hasta ahora regresó una última vez al restaurante, “¿Quién dijo miedo? Fuimos, pedimos, pero tuvimos en cuenta cuánto valía cada plato y cuál iba a ser el total de la cuenta, ya con taxes y todos. Yo iba lista a pelear y a confrontarlos, a pesar de que mi hijo me insistiera que no peleara, pero, en fin”.
Hicieron la cuenta e, incluso dejando cinco dólares de más, el total no superaba los 93 dólares, pero el mesero quería cobrarles 123 dólares, tras mencionar, producto a producto, lo que habían pedido.
“Tan pronto dijo el precio nos miramos entre nosotros y acordamos pararnos en la raya, pero a mí me da pena pelear”, entonces, lo que hizo fue pedirle la factura y él le contestó que le llegaría a su teléfono por mensaje de texto.
“Yo ya sabía que no iba a llegar ninguna factura por mensaje de texto, entonces le dije que íbamos a esperar a que llegara la factura para realizar el pago y él se las pilló, entonces se fue con el datafono y” pasado un tiempo regresó “manteniendo toda la calma del caso”.
El desface era de 30 dólares y él encontró como restarlos de la cuenta sin admitir su error. Les dijo que el restaurante tenía una promoción ese día para quienes dejaran una reseña positiva en redes sociales del 20%.
“Ni judas se atrevió a tanto (...) Me imagino que no les pasa seguido porque, si lo hacen tantas veces y es su modalidad, es porque la gente se da cuenta y no dice nada o, simplemente, no se da cuenta y paga” lamentó Erika.
“En ese momento estaba en una situación en la que no quería irme a más y ya nos habían ajustado el valor de la factura, a pesar de que no era el derecho, entonces hicimos la reseña para que nos aplicaran el susodicho 20% de descuento en la factura y al subirnos al carro quitamos la reseña anterior y pusimos una en la que contábamos todo”, con pelo y señales.
Sabiendo que podría enfrentarse a una demanda, Erika no mencionó el nombre del restaurante en ningún momento, pero, en los comentarios de su video (@erikacarde) y en otros video denuncias sobre el mismo local son varios los usuarios que se han atrevido a exponerlo.