Tras una meticulosa investigación de cuatro meses, en la que las autoridades tuvieron que analizar más de cien horas de grabaciones, estudios morfológicos, entrevistas de informantes y agentes encubiertos, se efectuó la captura de Los Marcadores, la red delictiva que tenía azotada a la panadería Masa y otros negocios de comida del norte de Bogotá.
La operación de inteligencia culminó con la captura de los delincuentes conocidos en el bajo mundo con los alias de Mogolla, el Negro, Balanta y Andrés, quienes eran los cabecillas de la red criminal.
Una semana después del anuncio de la captura de los criminales, El Tiempo habló con uno de los investigadores que participó en el operativo contra Los Marcadores, quien reveló detalles del complejo entramado criminal que habían edificado los criminales y sus ansias de volverse famosos, lo que finalmente condujo a su captura.
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Según le dijo el uniformado al medio citado, la notoriedad de los criminales se disparó tras el atraco a un bus intermunicipal en enero de 2024, un hecho que quedó registrado en video y que marcó el inicio de su seguimiento por parte de las autoridades.
Incidentes posteriores, incluyendo robos en la panadería Masa y un café de reconocida trayectoria en el norte de Bogotá durante las primeras semanas de febrero, incrementaron su visibilidad.
“Ahí empezaron a hacerse más visibles porque salían en todos los medios de comunicación”, le dijo el investigador a El Tiempo; además, según el uniformado, en una de las interceptaciones a las comunicaciones entre alias Mogolla y el Negro, uno le dijo al otro: “Nos estamos volviendo famosos”, razón por la cual habrían hecho robos más mediáticos.
Los líderes del grupo criminal, lejos de mantener un bajo perfil, parecían buscar deliberadamente el reconocimiento en el ámbito delictivo y esa obsesión por la fama resultó ser un factor crítico que facilitó la labor de las autoridades.
Según le dijo el investigador al medio citado, los ladrones extendieron sus acciones delictivas hasta países vecinos, donde tenían la misma forma de operación y robaban, principalmente, en restaurantes.
Luego de ser capturado, alias Mogolla, líder de Los Marcadores, le dijo a las autoridades que robaba en Perú y Ecuador porque “Hay que salir a buscar la plata para traerla al pueblo”.
En medio de las indagaciones, las autoridades establecieron que cuando los criminales eran buscados en los países vecinos, volvían a Colombia con el dinero de los delitos, lo invertían en otras rentas criminales y se dedicaban a robar en Bogotá.
“Ellos ya habían alcanzado un rango criminal dentro de la ciudad y sabían que exponerse haciendo los robos era muy peligroso, entonces empezaron fue a servir de pasamanos entre los ladrones de la calle y los clientes finales”, indicaron las autoridades.
Así, tras conseguir ‘el plante’ robando en restaurantes del norte de Bogotá, lo invertían en la compra y venta de marihuana tipo creepy, teléfonos robados, armas y demás.
En uno de los allanamientos la Policía encontró una máquina de empaque al vacío en la casa de alias Balanta, que era el encargado de la comercialización de marihuana y usaba el sofisticado elemento para sacar el aire en las bolsas de droga con el objetivo de que quedaran casi planas para camuflarlas de mejor manera y esquivar los controles policiales.
“Con esa máquina le sacaban todo el aire a las bolsas de marihuana para que quedaran planas y fueran más fácil de esconder y de vender (...) a ellos les llegaba la droga y la empacaban y la distribuían, no era más, y ganaban mucho dinero sin salir de la casa”, le contó el investigador a El Tiempo.
Con la venta de armas, droga y teléfonos, los criminales ganaban entre cuatro y ocho millones de pesos semanales, ganancias que dividían de forma equitativa; sin embargo, en un momento, alias el Negro se quedó con más dinero del que le tocaba y sus socios acordaron en matarlo.
“Ellos tenían un sistema en el que se repartían por partes iguales la plata que les entraba por los delitos. En una de esas ‘Negro’ se quedó con más plata de la que le tocaba y entre todos decidieron matarlo”, agregó la fuente consultada por el medio citado.
El sicario de el Negro fue nada más que alias Jimmy, un amigo que él mismo había recomendado e introducido a la estructura criminal, quien lo citó en el barrio San Bernardo en febrero del año en curso y lo ultimó a tiros.
Tras asesinar a su amigo, Jimmy se ganó la confianza de los otros criminales y obtuvo un rol importante dentro de la red e incluso fue el único de los ladrones que pudo escapar de las autoridades.