Para el mundo religioso, una situación como la que atraviesa Bogotá por los bajos niveles de agua de los embalses que abastecen a la ciudad, requiere apoyo externo. Y es que tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Por tal motivo, se trae a la memoria a un santo español y también patrono de la capital española, San Isidro Labrador.
Canonizado en 1622 por el papa Gregorio XV y celebrado cada 15 de mayo, San Isidro se ha convertido en el destino de los rezos de los fieles católicos para solicitar que se neutralice el clima, en especial, para que los cultivos resulten prefectos. Su vida y milagros siguen inspirando devoción entre los creyentes de la fe romana, especialmente en momentos de necesidad climática.
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A este santo se le señala como el primero en la historia de la Iglesia Católica en ser un laico casado elevado a los altares, lo que además ha marcado un precedente importante en la tradición de canonización.
Este es el santo al que le piden que llueva
Esta es la historia del canonizado al que le pidan que caigan goticas que hidraten los cultivos. Isidro, cuyo nacimiento se estima alrededor del año 1082 en lo que hoy es Madrid, pero que en su época era parte de la taifa de Toledo en Al-Andalus, vivió una vida modesta y dedicada al campo.
A lo largo de su existencia, trabajó como jornalero, lo que fortaleció su vínculo con la tierra y su comprensión profunda de la agricultura y el trabajo agrícola, pues era jornalero. Casado con María Toribia, también venerada como santa bajo el nombre de Santa María de la Cabeza, tuvieron un hijo, San Illán, lo que permitió que consolidara su legado familiar de fe y servicio, según se publicó en el portal informativo católico, Aleteia.
Sin embargo, fue luego de su muerte cuando comenzaron a asociar milagros a su vida. Una vez fallecido, su fama de santidad no tardó en esparcirse, luego de que le atribuyeran un misterioso hecho que, según relatos, salvó la vida del rey Felipe II de unas fiebres mortales. Además, se dice que sus restos se han mantenido incorruptos a lo largo de los siglos, un fenómeno considerado milagroso y que sirve como testimonio para sus devotos.
Por qué le rezan para que llueva
Sin embargo, es en su rol como intercesor celestial donde San Isidro Labrador adquiere un carácter singular, particularmente entre las comunidades de agricultores. A este santo se le hacen especialmente rogativas para que llueva en épocas de sequía.
De acuerdo con el medio cultural RPP, la historia se remonta a una intervención presumiblemente divina que lo salvó de unos acusadores que lo señalaban de “ausentismo” sus tareas de labranza porque dedicaba mucho de su tiempo a la oración. De hecho, se comenta que todos los días, aunque era un trabajador excelente, iba a tomar la Eucaristía.
En uno de esos días, mientras estaba en la iglesia de su pueblo -precisamente orando-, sus compañeros lo vendieron con el señor al que le trabajaban. Sin embargo, el relato de su biografía afirma que “dos ángeles bajaron del cielo, tomaron el arado, y dirigieron a los bueyes para cumplir con la labor encomendada al piadoso campesino. Fue así como cuando el patrón llegó, encontró todo en orden y los causadores quedaron en ridículo”.
Otra de su proezas más destacada estuvo relacionada con el agua sucedió en la antigua Villa de Madrid. Allí el personaje comenzó a ser tratado como el patrón de los agricultores. Se trata del rescate de su hijo, Illán, quien, según cuenta la tradición, cayó en un pozo profundo, llevando a sus padres a encomendarse y rezar a la Virgen de la Almudena para su salvación.
La historia cuenta que el agua comenzó a filtrar dentro del pozo, permitiendo así que el hijo de San Isidro subiera a la superficie, un relato que destaca la intervención divina a través de la fe del santo. Este y otros milagros asociados al uso y manejo del agua han llevado a que San Isidro sea considerado el patrono de las tierras y las labores agrícolas, una relación que se manifiesta en las oraciones y peticiones que le hacen los creyentes, especialmente en lo que se refiere a las lluvias necesarias para el campo.
La relación de San Isidro con la agrícultura y su capacidad de realizar milagros ha dado lugar a distintas oraciones que se le dedican, siendo una de las más conocidas: “Oh glorioso San Isidro Labrador, tú que trabajaste incansablemente en el campo y encontraste la gracia de Dios en la labor diaria, te pedimos que intercedas por nosotros ante el Señor para que encontremos alegría y satisfacción en nuestro trabajo y que nuestras labores sean fructíferas.”
Es así que su historial milagroso, muy relacionado con el buen rendimiento de las cosechas, en virtud de su devoción a la Iglesia, resultó en una combinación que lo convirtió en el destinatario de oraciones para que las circunstancias climáticas sean las más óptimas, en favor de los cultivos.