Nancy Aricapa fue condenada a más de 39 años de prisión por el asesinato de su esposo Albecio Tapasco Velasco, ocurrido el 30 de septiembre de 2011 en una finca de Quinchía, Risaralda. Este caso estuvo marcado por confesiones entrecruzadas, relaciones extramatrimoniales y acusaciones de amenazas.
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La noche del asesinato, en presencia de Aricapa, Tapasco fue asesinado con una escopeta, lo que desencadenó una serie de acontecimientos que culminaron con la captura de Jorge Eliécer Zamora y Fabián Alberto Usma como presuntos autores materiales del crimen, quienes más tarde fueron condenados a más de 18 años de prisión por homicidio simple y porte de armas de fuego.
Sin embargo, la trama se complicó aún más cuando Yohnson Cano, una nueva pareja de Aricapa después del homicidio, confesó haber ordenado el crimen, arrastrando a Nancy Aricapa al torbellino de acusaciones que finalmente la llevarían a enfrentar la justicia por el asesinato de su propio esposo.
“En un principio, la justicia absolvió a Nancy del proceso, pero un Tribunal de Pereira la condenó a más de 39 años de prisión meses después”, relata el abogado defensor, evidenciando los giros y revueltas que ha tomado este caso a lo largo de los años.
La defensa de Aricapa ha argumentado incansablemente que las acusaciones se basan únicamente en la declaración de Yohnson Cano, quien movido por el resentimiento de una relación terminada y el rechazo posterior, amenazó y acosó a Nancy hasta su regreso a Risaralda.
Este complejo panorama judicial se vio aún más enmarañado cuando Cano, en un interrogatorio, afirmó que Nancy Aricapa también había sido parte del plan para asesinar a Tapasco, una confesión que sembró dudas y generó debates sobre la credibilidad y veracidad de los testimonios presentados.
“El contenido de los varios testimonios aportados en juicio... no fue claro en afirmar que Nancy Aricapa le hubiera pedido o sugerido que mandara a matar a su marido”, señaló la defensa, cuestionando la integridad de las pruebas que fundamentaron la condena de Aricapa.
La sentencia del Tribunal no solo se basó en el testimonio de un hombre despechado sino que ignoró el contexto de amenazas y violencia que rodeaba a Nancy Aricapa, lo que llevó a su defensa a interponer un recurso de impugnación. “La sentencia adolece de un error de hecho derivado de un falso juicio de existencia”, afirman, buscando aplicar el principio de in dubio pro reo en favor de Nancy, subrayando la necesidad de reconsiderar las pruebas y testimonios en un caso que ha puesto a prueba los límites del sistema judicial.
El fallo desencadenó numerosas discusiones en torno a la justicia y el tratamiento de género en el ámbito judicial, la Corte Suprema anuló la sentencia previa del Tribunal de Pereira, declarando la libertad de Nancy Aricapa. Aricapa había sido condenada bajo argumentos fuertemente criticados por la máxima instancia judicial, que ha cuestionado tanto la base factual como el enfoque de género en el proceso.
Esta decisión de la Corte Suprema surge tras identificar una serie de anomalías y prejuicios en el razonamiento del Tribunal de Pereira, señalando un manifiesto descuido por aplicar un enfoque de género adecuado. Uno de los puntos más controvertidos del fallo anulado incluía críticas hacia Aricapa por no haber guardado luto apropiadamente tras el homicidio de su esposo, una observación que la Corte Suprema ha calificado de “inadecuada” y no indicativa de su culpabilidad.
“Tal proceder resulta ser razonable, al margen del hecho de que ello no es indicio de su responsabilidad como determinadora,” reflejó el fallo de la máxima instancia judicial.
Además, el fallo de la Corte Suprema arroja luz sobre la falta de un enfoque de género objetivo por parte del Tribunal de Pereira, criticando el uso de expresiones coloquiales y no profesionales como “ponerle los cuernos”, lo que para la Corte evidencia una evidente falta de imparcialidad y objetividad. “El fallo tiene una evidente falta de enfoque de género,” subrayó la Corte, resaltando así la necesidad de una judicialización que se apegue a criterios de objetividad e imparcialidad, especialmente en casos que involucren a mujeres.
La revisión de la Corte Suprema también cuestionó la credibilidad otorgada por el Tribunal de Pereira a la narrativa de Yohnson Cano, el confeso asesino del esposo de Aricapa. La Corte Suprema señaló que existían “francas y abiertas razones” para que Cano buscara perjudicar a Aricapa, poniendo en tela de juicio la decisión del Tribunal de basar su veredicto en dichas aseveraciones. “Decidió creerle a la narración del confeso asesino,” indicó el documento, sugiriendo una revisión de la valoración de las pruebas y testimonios en el caso.
Además de evidenciar una falta de análisis crítico por parte del Tribunal de Pereira, el máximo tribunal del país criticó la superficialidad con la que se trataron los elementos relacionados con el duelo y la conducta post-mortem esperada de la procesada, así como la interpretación de señales de fidelidad e infidelidad, que fueron erróneamente consideradas como indicadores de culpabilidad.
Esta resolución no solo absuelve a Nancy Aricapa, también marca un precedente en la consideración de aspectos de género en el ámbito judicial, resaltando la importancia de evitar prejuicios y enfoques estereotipados que puedan influir negativamente en la impartición de justicia.