El interior del templo mormón en Bogotá es un misterio para miles de ciudadanos que, a diario, se cruzan con su imponente fachada, pero no tiene otra referencia que los mitos y leyendas urbanas que lo rodean, desde su inauguración a finales de la década de los 90.
De ahí que curiosos y creadores de contenidos, como Santiago Quintero Pfeifer, se interesaran por conocer a fondo lo que ocurre en su interior, llegando incluso a descubrir que en el templo existe un pequeño hostal.
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“Este templo mormón también es un hotel. Se trata del templo ubicado en la autopista Norte con calle 127, al norte de la ciudad. Fue terminado en 1999 y pertenece a la iglesia de Jesucristo de los santos de los últimos días, mejor conocidos como mormones”, explicó.
Tras su apertura durante algunos días estuvo abierto al público, pero una vez se cerró el ingreso al templo, solo los mormones tenían permitido ingresar más allá del jardín que, incluso hoy, puede visitarse.
“El terreno de este templo tiene 10 mil metros cuadrados y es el lugar más importante de quienes practican esta fe en Bogotá” y “uno de los detalles más llamativos de la estructura es el ángel que se puede divisar desde lo lejos. El ángel Moroni, que está elaborado de fibra de vidrio y sirve también de pararrayos”.
Quizás es esa su mayor curiosidad, a pesar de os rumores según los cuales “hay túneles que conducen al aeropuerto y a la embajada de los Estados Unidos, o que lo hicieron para esperar el fin del mundo. Sin embargo, todo esto ha sido desmentido”.
Pero la realidad es que es un templo santo que sirve a la comunidad mormona en sus cultos, a los viajeros mormones que por una u otra razón llegan a Bogotá y a quienes buscan encontrar una conexión religiosa, en un lugar tranquilo en medio del caos citadino:
“Sirve como lugar de paso de mormones que vienen de otros lugares y es el único lugar de Bogotá donde los mormones se pueden casar; ya que, según ellos, el matrimonio dura toda la eternidad, ni la muerte les puede separar”.
Normas y restricciones de la iglesia mormona:
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha renovado sus directrices sobre la abstención de ciertas sustancias y comportamientos, de acuerdo con la Palabra de Sabiduría, orientando a sus fieles a evitar el consumo de tabaco, bebidas calientes como el café y el té en todas sus variantes, así como la marihuana, incluso en lugares donde su uso recreativo o medicinal es legal. Esta renovación de recomendaciones se publicó en la revista Nueva Era, dirigida a la juventud de la iglesia.
La Palabra de Sabiduría es una doctrina fundamental de esta denominación cristiana, revelada en 1833, que lista las sustancias consideradas beneficiosas o perjudiciales para el cuerpo humano.
Además del tabaco y las bebidas calientes, se incluye una advertencia contra el uso de cigarrillos electrónicos o vaporizadores, calificados como altamente adictivos debido a su contenido de nicotina y sustancias químicas nocivas.
Asimismo, se clarifica la posición de la iglesia respecto al uso de marihuana medicinal, la cual debe ser empleada únicamente bajo la supervisión de un médico competente y según prescripción.
Adicionalmente, se abordaron aspectos relacionados con el alcohol y los refrescos que contienen cafeína, sobre los cuales se debate dentro de la comunidad. La iglesia también recalca la observancia de la ley de la castidad, que prohíbe las relaciones sexuales antes del matrimonio y enfatiza la fidelidad después del mismo. Las reglas se extienden a evitar comportamientos que satisfagan “deseos egoístas”, incluido el contacto físico íntimo fuera de los límites del matrimonio.
La publicación en Nueva Era apunta a recordar a los jóvenes de la iglesia y a la comunidad en general, los principios que se consideran esenciales para una vida saludable y conforme a las enseñanzas recibidas. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con aproximadamente 15 millones de miembros a nivel mundial, de los cuales cerca de 6.5 millones residen en Estados Unidos.
La observancia de estas directrices es fundamental no solo para el bienestar físico y espiritual de los miembros de la iglesia sino también se constituye como un requisito para participar en ciertas ceremonias y actividades religiosas, incluyendo el ingreso a sus templos.