La Alcaldía de Bogotá ha tomado medidas urgentes ante la crítica situación de los embalses, que amenaza tanto el suministro de agua como el de energía en la capital colombiana. Como respuesta, se han establecido restricciones en el servicio de agua, por turnos.
Según el Acueducto de Bogotá, estas medidas buscan lograr un ahorro de hasta dos metros cúbicos por segundo. De acuerdo con datos de la entidad, el consumo diario de agua en la ciudad disminuyó de 17,39 metros cúbicos por segundo el 10 de abril, a 15,8 metros cúbicos por segundo el jueves 11 de abril.
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A pesar de este balance favorable, lo cierto es que el nivel de los embalses que componen el Sistema Chingaza no mejora. En los últimos cinco días, desde el 9 de abril, ha descendido casi un punto porcentual, pasando del 16,78 % al 15,87% de su capacidad.
Ante la incertidumbre sobre si estas medidas serán suficientes para hacerle frente a la situación, Infobae Colombia consultó a expertos en el tema en este cuarto día de racionamiento de agua en Bogotá.
Para Leonardo Donado, coordinador del Laboratorio de Hidráulica de la Universidad Nacional, bajar dos metros cúbicos por segundo del consumo no es un desafío mayor, pues esto corresponde apenas al 11% del consumo total de la ciudad. “Si se quita la novena parte del servicio, pues se logra tener y, más o menos, eso es lo que está pasando”, detalló el experto a este medio.
Aunque reducir el consumo es una medida sobre la cual ya se está mostrando progreso, lo cierto es que “la recuperación de los embalses depende totalmente de la lluvia, especialmente en el páramo”, explicó Donado.
Sin embargo, esto es algo que tomará tiempo. “Los embalses no se llenan con un aguacero ni con dos, sino con lluvias durante un largo período determinado”, precisó el meteorólogo Max Henriquez. Aunque también indicó que, de todas formas, hay que colaborar el racionamiento, que no es tan extremo. “Yo estimo que las lluvias volverán, han estado volviendo...”, puntualizó.
Así las cosas, la única forma de que los embalses se llenen será con una fuerte temporada invernal. Aunque en mayo aumentarán las lluvias, según el Ideam, las precipitaciones por encima de lo normal llegarán solo hasta el segundo semestre del 2024. Mientras tanto, es necesario guardar agua para evitar que se acabe el suministro disponible.
La falta de agua no es un problema nuevo para Bogotá
Bogotá ha sufrido por lo mismo en estas épocas del año. Según Henriquez, “hace 40 años se presentaba racionamiento porque Chingaza aún no entraba en funcionamiento y no había suficiente oferta de suministro de agua para la creciente población de Bogotá”.
El problema de ahora está en que, cada vez más, las lluvias en la Sabana de Bogotá disminuyen. “En la medida en que se deforesta la selva del Amazonas, bajan las precipitaciones. El agua que cae en Bogotá, y en media Colombia, depende de la evaporación del agua, proceso que hacen los millones de árboles que hay en la selva del Amazonas”.
Entonces, ahora los ciudadanos estamos siendo testigos de las consecuencias de la deforestación del Amazonas en las décadas pasadas.
¿Cómo podría prepararse Bogotá para evitar situaciones similares?
El cambio climático y el calentamiento global son fenómenos que se van a ir sintiendo con más intensidad en los próximos años. Por ello, hay varias propuestas que pueden hacer frente a que una situación parecida, o incluso más grave de la que está viviendo Bogotá, suceda en el futuro.
Una de las recomendaciones es seguir las medidas del Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado, que incluye el saneamiento del río Bogotá y el desarrollo de plantas de tratamiento residual. “Varios gobiernos han pasado esto por alto, como si no fuera prioritario”, expresó el ingeniero civil Leonardo Donado.
Según Donado, “es fundamental realizar estudios de agua subterránea para comprender mejor esta fuente subdiagnosticada y desarrollar estrategias de uso conjunto con aguas superficiales”. En paralelo, el ingeniero civil explica que se requiere la construcción de embalses adicionales en la parte alta de los alrededores de la ciudad para diversificar las fuentes de suministro y mitigar el riesgo de sequía.
Justamente, es la dependencia de un solo sistema de embalses, como Chingaza, lo que presenta riesgos para la garantía del líquido vital, pues este sistema hídrico abastece el 70% de agua potable que se consume en Bogotá.
Mientras tanto, Henriquez sugiere educar a la población para consumir menos agua y considerar el racionamiento como una medida semi-continua, incluso cuando la alerta baje.