Colombia conmemora este 9 de abril el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas del conflicto armado, en la misma fecha en que fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, un evento que transformó la historia del país y desencadenó el Bogotazo.
Las actividades están enfocadas en el reconocimiento y apoyo a las más de nueve millones de personas afectadas por décadas de violencia, entre ellas, la bipartidista entre los partidos Liberal y Conservador.
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La Ley 1448 de 2011, que establece medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas, y la Unidad para las Víctimas juegan un papel crucial en la implementación de estas acciones. En este día, la Unidad liderará jornadas de indemnización en Villavicencio y se unirá a la campaña ‘Por las víctimas, 9 millones de historias para no repetir’, marcada por un acto simbólico con tambores para representar las historias de vida de las víctimas.
Actividades conmemorativas también tendrán lugar en los departamentos de Meta, Casanare, Vichada, Guaviare, Guainía, Vaupés, y Amazonas, incluyendo concursos de música, sesiones informativas, marchas y jornadas culturales.
El foco de estas conmemoraciones es honrar a quienes “han sufrido y resistido a través de la música y el arte, como medios para promover la paz y la reconciliación”, según se informa desde el Ministerio de Cultura.
Los eventos en la Plaza de Bolívar en Bogotá, destacarán por la participación de aproximadamente 350 víctimas quienes recibirán indemnizaciones administrativas y disfrutarán de presentaciones artísticas por parte del Grupo Palmeras, Violines Caucanos, Las Cuñas de Mi Tambo, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, el Coro Nacional de Colombia, y el Coro Nacional de la Fundación Nacional Batuta.
En un acto encabezado por los Ministerios de las Culturas, Artes y los Saberes y de Educación, se hará un llamado a todos los colombianos a celebrar la vida y la esperanza a través de la música, con piezas que reflejan el anhelo de un futuro de paz y la reivindicación de la memoria de las víctimas.
Asesinato de Jorge E. Gaitán
El 9 de abril de 1948 marcó un antes y un después en la historia de Colombia, cuando Jorge Eliécer Gaitán, destacado miembro y líder del Partido Liberal Colombiano, fue asesinado. Este hecho no solo desencadenó un episodio de violencia y caos conocido como el Bogotazo, sino que también profundizó la división social, política y económica en el país.
La prematura desaparición de Gaitán, quien se perfilaba como un prometedor candidato presidencial, dejó un vacío en las esperanzas de cambio de los sectores más vulnerables de la sociedad colombiana.
Gaitán era ampliamente reconocido por su excepcional habilidad como orador y por su firme compromiso con las causas populares, aspecto que se evidenció en su participación en debates significativos como el de la Masacre de las Bananeras en 1928. Su carrera política incluyó roles como alcalde de Bogotá, ministro de Educación y Trabajo, además de varios periodos como congresista.
Con la fundación de medios alternativos como el periódico Jornada y su la consolidación como la figura central del Partido Liberal, Gaitán aspiraba a transformaciones profundas en el país. Sin embargo, su asesinato no solo truncó estas aspiraciones, sino que también desató el Bogotazo, una revuelta que incendió la capital y exacerbó un período de enfrentamientos conocido como La Violencia, llevando a Colombia a uno de los capítulos más oscuros de su historia contemporánea.
El impacto del Bogotazo se extendió más allá de las inmediatas manifestaciones de duelo y protesta, provocando una profunda crisis nacional. La muerte de Gaitán no fue simplemente la pérdida de un líder político; representó el desmoronamiento de las expectativas de un cambio significativo para amplios sectores de la población.
Ese día, la violencia se apoderó de Bogotá, transformando sus calles en escenarios de confrontación que resultaron en la muerte y el desplazamiento de cientos de miles de colombianos, así como en la destrucción parcial de la capital. Esta tragedia no solo arrojó luz sobre las divisiones existentes en la sociedad colombiana, sino que también profundizó las heridas de un país marcado por desigualdades profundas.