“¿Cuál es el tamaño de este negocio maldito?”, se preguntó el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, sobre el narcotráfico en Colombia, que es el causante de la inseguridad y la violencia que hoy azotan al país. La respuesta es sorprendente: entre $60 y $71 billones, indicó.
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Esto, en su columna semanal en la que señaló que “el narcotráfico es, sin duda, la causa inmediata de la violencia rural y urbana que azota al país, aunque las peroratas de la izquierda insistan en que la causa de todos los males es la tierra”.
A renglón seguido hizo cálculos de la relación directamente proporcional que existe entre el cultivo de coca y el control territorial de los grupos ilegales que la transforman y distribuyen dentro y fuera del país.
El alto ejecutivo afirmó que, en 2002, según el Departamento de Estado de Estados Unidos había 148.000 hectáreas de coca –102.000 según la Organización de las Naciones Unidas (ONU)- y 416 alcaldes amenazados despachaban “a distancia”.
Además, remarcó que, con la Seguridad Democrática, el Gobierno Santos recibió a todos los alcaldes en sus municipios, pero veinte años después, en 2022, con cerca de 300.000 hectáreas según Estados Unidos -231.000 según la ONU-, hay control territorial de grupos ilegales en 428 municipios que suman más de la mitad del territorio nacional, donde sus habitantes sufren la violencia de los ilegales y la del abandono.
“Es la ‘Colombia profunda’, tan profunda que el Estado no ejerce soberanía y sus pobladores están a merced de los bandidos”, agregó.
¿Cuánto vale el negocio de la cocaína?
Pero hay más cifras sobre este “negocio maldito”, como lo califica Lafaurie. “¿Cuánto vale el negocio de la cocaína? En 2002, el 70 % se exportaba y el 30 % se quedaba para consumo local, relación que se había invertido para 2022, año en que Colombia produjo 1.773 toneladas, de las cuales, descontadas las incautaciones, se exportaron 427 y quedaron en el país 675″.
Reveló que con precio promedio de USD30 ($127.680) el gramo en Estados Unidos y de USD2 ($8.512) en Colombia -aquí es regalada, y con tasa de cambio promedio de $4.256 por dólar, los ingresos del narcotráfico estuvieron por los $60,2 billones.
Además, recordó la explosiva declaración a medios que hizo el experto Daniel Mejía: “Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el peso del narcotráfico en la economía es del orden del 4,5 % del PIB”. Vale la pena recordar que este especialista, doctor en Economía por la Brown University, fue el primer secretario de Seguridad, Convivencia y Justicia de Bogotá y también se desempeñó como director de Políticas y Estrategias del Ministerio de Justicia.
Con esta base, sacar las cuentas de los ingresos por cuenta del narcotráfico no es nada difícil. El dirigente gremial expresó que “con un PIB de $1.573 billones para 2023, los ingresos del narcotráfico fueron de $71 billones”.
“Con semejantes recursos, no hay duda de la relación causal del narcotráfico con la inseguridad y la violencia que azotan al país. Todos los grandes actores violentos, tanto las guerrillas comunistas que aún se pretenden ‘libertadoras’ de los desposeídos, como los que se justificaron en la ‘autodefensa’ frente a las anteriores, y el remedio fue peor que la enfermedad; y también los herederos de los capos históricos; todos sin excepción, financian su violencia con el narcotráfico y algunos con sus rentas ilícitas subsidiarias: minería ilegal, extorsión, abigeato, etc., además de la violencia implícita de la corrupción”, dijo en su columna semanal titulada “La culpa es… ¿del narcotráfico?”, insistió.
Los bandidos son los señores de la Colombia profunda
José Félix Lafaurie manifestó que ante la pregunta de ¿cuál es la causa del narcotráfico? algunos responderían “la pérdida de los valores y la cultura del dinero fácil”; otros que “la alta demanda y su buen precio convierten al narcotráfico en un negocio que justifica los riesgos”; y no faltarán los que griten contra el imperialismo yanqui y la disoluta cultura occidental, pero para él no es ninguno de los anteriores.
“Ninguno de los anteriores. Es el narcotráfico el que corrompe, y a pesar de sus inmensos ingresos, la demanda y los precios caen por la competencia de las drogas sintéticas y la sobreoferta, que se queda en el país. Al parecer, Colombia sigue sin entender las causas últimas de la violencia y la pobreza rural. El narcotráfico es también un resultado. ¿De qué? del abandono del Estado a esa ‘Colombia profunda’ donde hoy los bandidos son señores. La gran causa, la razón última”, anotó.
Y concluyó que por eso ha insistido desde hace dos décadas que “la paz de Colombia pasa necesariamente por la recuperación del campo”, por lo que no hay otro camino.