Durante un discurso relacionado con temas de ciencia y tecnología, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, realizó una declaración sorprendente al referirse al Palacio de Nariño, sede de la Presidencia de la República.
En sus palabras, Petro expresó su descontento con el edificio, afirmando que estaría de acuerdo en demolerlo y construir otro a su gusto en su lugar.
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Esta no es la primera vez que Petro critica la arquitectura del Palacio de Nariño, ya que en el pasado lo había descrito como un espacio “feo y frío” que no le agradaba. Sin embargo, su reciente declaración va un paso más allá al sugerir la posibilidad de su demolición.
El líder del Pacto Histórico tocó el tema mientras se dirigía a un auditorio, enfatizando la importancia de las redes informáticas en la actualidad y sugiriendo que son más relevantes que las infraestructuras físicas como el palacio de Nariño.
Las palabras de Petro han generado diversas reacciones en la opinión pública, con algunos respaldando su visión de renovación y modernización, mientras que otros cuestionan la viabilidad y el sentido de demoler una de las edificaciones más emblemáticas del país.
Por el momento, no se han anunciado planes concretos para la demolición o remodelación del Palacio de Nariño, pero las declaraciones de Petro seguramente continuarán generando debate y discusión en los próximos días.
Gustavo Petro expresó su deseo de demoler la Casa de Nariño y construir una sede presidencial más acorde a sus ideas: porqué lo haría
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, volvió a generar una nueva controversia al expresar su deseo de demoler la casa de Nariño, la emblemática sede de la Presidencia de la República, durante un discurso reciente. En sus declaraciones, Petro denigró la edificación y cuestionó su representatividad para el país.
Inicialmente, el jefe de Estado criticó el diseño arquitectónico de la casa de Nariño, argumentando que no refleja la identidad colombiana y que fue concebida con la intención de emular la aristocracia francesa del siglo XX. Además, señaló que la estructura, construida hace apenas 50 años, es una “mala idea arquitectónica”.
En un momento sorprendente, Petro expresó: “Por mí, lo tumbaba”, dejando claro su deseo de ver la demolición del edificio. Posteriormente, el presidente manifestó su preferencia por una sede presidencial que se ajuste a sus propias ideas y valores.
“Quiero una cosa que sea democrática y popular, con los patios abiertos, donde la gente fluya y pueda ver a los funcionarios sin que se oculten en estas penumbras frías haciendo quién sabe qué”, agregó Petro, dando a entender que busca una construcción más accesible y transparente.
Las declaraciones de Petro sin duda generaron reacciones encontradas en la opinión pública, con algunos respaldando su visión de modernización y apertura, mientras que otros critican su propuesta de demoler un símbolo tan arraigado en la historia del país. Por el momento, no se han anunciado planes concretos para la demolición de la Casa de Nariño, pero las palabras del presidente sin duda seguirán generando debate y discusión en los próximos días.
No es la primera vez que el presidente Gustavo Petro se refiere a la casa de Nariño
En diversas ocasiones, el mandatario ha expresado su incomodidad con el palacio presidencial, afirmando que los muros del edificio transmiten una sensación de frialdad que no le agrada. Además, en noviembre del año pasado, Petro insinuó que la Casa de Nariño podría estar relacionada con prácticas de brujería, aunque no lo dijo explícitamente.
“Intenso siempre, estresante, envejece rápido, la gente que entra en ese palacio tiene una magia ahí, eso lo ha detectado la sociedad colombiana”, comentó el presidente en esa ocasión. “No sé si es que le echan energías que no precisamente son blancas o qué, pero ahí se envejece rápido, así que no aconsejo mucho entrar a trabajar allí”, añadió.
Estas declaraciones han generado especulaciones y debate en la opinión pública, con algunos respaldando las preocupaciones de Petro sobre el ambiente en la casa de Nariño, mientras que otros las consideran infundadas y carentes de evidencia. Por el momento, no se han anunciado medidas concretas respecto a las preocupaciones expresadas por el presidente, pero sus palabras sin duda continuarán generando discusión en el país.