El 22 de marzo se reunió la Junta Directiva del Banco de la República para establecer la política monetaria de Colombia. En el encuentro se decidió que la tasa de interés del Emisor tendría una reducción de 50 puntos básicos, lo que llevó al tipo de interés de 12,75% a 12,25%. Cinco directores votaron a favor de esta decisión, uno lo hizo a favor de reducirla 75 puntos básicos (pbs) y otro votó por una reducción de 100 puntos básicos.
En su discusión de política, la Junta Directiva tuvo en cuenta, entre otras cosas, que la tendencia decreciente de la inflación total continuó en febrero al ubicarse en 7,7% anual, lo que acumula una caída de 1,5 puntos porcentuales en los dos primeros meses del año. Igualmente, la inflación sin alimentos ni regulados continuó descendiendo al registrar 7,3% anual en febrero, a pesar de la mayor persistencia de la inflación del grupo de servicios.
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Una semana después se conocieron las minutas de la reunión. Así las cosas, se detalló que los miembros de la junta coincidieron en que el favorable comportamiento de la inflación y de sus expectativas y un balance externo más sostenible, conforman un escenario propicio para acelerar el ritmo de los recortes de la tasa de interés de política.
No obstante, advierten que para seguir bajando la tasa de interés subsisten riesgos importantes: “El nivel de la inflación observada y sus expectativas aún se distancian sustancialmente de la meta”.
Incertidumbre por los precios de los servicios
Subrayan que existe incertidumbre sobre el grado de indexación de los precios de los servicios, y sobre los efectos del fenómeno de El Niño, a pesar de que estos se han venido disipando. Tampoco descartan que las condiciones financieras internacionales puedan tornarse más difíciles. En estas condiciones enfatizan la necesidad de ser cautelosos con los montos del recorte de la tasa de interés.
“Los directores que votaron por un recorte de 50 pbs resaltaron las razones que permiten una reducción más acelerada de la tasa de interés de política y los argumentos para mantener la cautela en este proceso. Entre las primeras enfatizan el favorable comportamiento de la inflación durante los primeros dos meses del año, que acentuó su tendencia decreciente registrada en 2023 y que es consistente con la convergencia de la inflación hacia la meta a mediados de 2025″, dicen las minutas.
Asimismo, según estas, destacaron la reciente reducción en la inflación sin alimentos ni regulados, liderada por el buen comportamiento de los precios de los bienes.
Disminución de la tasa de cambio
Anotaron que la disminución y estabilidad reciente de la tasa de cambio (por debajo de los $3.900) contribuyó al abaratamiento de las importaciones, lo que permitió una reducción de los precios al productor y un alivio para el consumidor.
En paralelo con lo anterior, los directores señalaron que el fuerte retroceso de la demanda interna como parte del ajuste macroeconómico, ha recaído de manera desproporcionada en manufacturas, comercio y construcción, sectores cuya recuperación se vería beneficiada de una reducción de las tasas de interés.
“Entre los argumentos que justifican ser cautelosos en la velocidad de relajamiento de la política monetaria, subrayaron que recortes abruptos y sorpresivos de las tasas de interés inducirían efectos alcistas sobre las expectativas de inflación y la tasa de cambio, que pondrían en riesgo el cumplimiento de la meta de inflación quizás forzando a la Junta a tener que revertirlos, con importantes costos de credibilidad”, se lee en las minutas.
Agregaron que el deterioro previsto de la posición fiscal y los llamados del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) respecto a los riesgos de incumplimiento de esta, reducen el margen de la junta para un relajamiento agresivo de la política monetaria.
Enfatizaron que, a las consideraciones fiscales, se suma la incertidumbre que genera en los mercados los anuncios al más alto nivel de Gobierno en los frentes político, económico y social. Al respecto, resaltaron que la posición internacional de Colombia es frágil, por lo que el riesgo país y el tipo de cambio podrían deteriorarse rápidamente si se enfrentan eventos que minen la confianza sobre la sostenibilidad fiscal del país o creen dudas sobre su estabilidad institucional.