Colombia es un país pluricultural, que tiene creencias marcadas dependiendo del sector del territorio nacional que se visite, por lo que en épocas de Semana Santa salen a flote decenas de historias fantásticas o paranormales que acompañan todo el ambiente religioso de la época más trágica del catolicismo.
En cada región del país hay cuentos, mitos o leyendas que tienen que ver con la aparición del demonio o castigos divinos a las personas que desobedecieron y no cumplieron con los designios de la Iglesia católica.
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El nazareno del otro mundo y la niña del canasto en Mompox
Santa Cruz de Mompox es una ciudad de Bolívar, en la región Caribe colombiana, que se caracteriza por su fuerte relación con las creencias del catolicismo, que la convirtieron en patrimonio inmaterial de la humanidad, razón por la cual en Semana Santa son varios los relatos paranormales que surgen.
Uno de ellos es el del Nazareno del otro mundo, un espíritu que sale los Jueves o Viernes Santos y azota a las personas que se niegan a cumplir con los designios católicos de la Semana Mayor como no ir a fiestas y otras creencias como no bañarse, no trabajar en el campo o no sostener relaciones sexuales.
Otro de los relatos fantasiosos de Mompox es el de la niña del canastico, que se aparece en las madrugadas de los días santos a quienes van por las calles momposinas y si alguien se niega a llevarla, le hace tener visiones y lo hace desmayar. Al parecer, la niña es un fantasma de la época de la colonia, cuando los españoles mataban a los negros que se revelaban.
La mula del diablo en la Amazonía
La región amazónica de Colombia tiene fuertes raíces de relatos indígenas y católicas, que condenan las conductas pecaminosas de las personas y dan cuenta de las consecuencias de estas.
En el departamento del Caquetá se dice que en épocas de Semana Santa sale la mula del diablo, un equino que se pasea por las noches en las calles de los pueblos con un paso fino y que se puede oír a metros de distancia, así como sus estribos, que sacan chispas a medida que cabalga.
De acuerdo con la historia, la mula del diablo no es más que la transformación de aquellas mujeres que tuvieron conductas sexuales y pecadoras con sacerdotes y que se enferman en la Semana Mayor, cambiando su cuerpo humano al de una equina.
El diablo de Juanchito en Cali
El Valle del Cauca es uno de los pocos departamentos que tiene territorio en dos regiones: la Pacífica y la Andina, por lo que sus relatos de fantasía están nutridos por las influencias culturales de ambas.
Entre los tantos mitos y leyendas del departamento, hay uno que cobra importancia en Semana Santa y es la supuesta aparición del mismísimo diablo en un bar de Cali.
De acuerdo con los relatos, entre el final de la década de los 80 y el principio de los 90 había un reconocido sector de rumba en Cali llamado Juanchito, donde se congregaban locales y extranjeros para disfrutar de buena salsa. Para la época de Semana Santa las fiestas en Juanchito eran reconocidas en la zona y decenas de personas asistían a bailar.
La historia cuenta que un Jueves Santo ingresó a una de las discotecas de Juanchito un hombre fornido, bien vestido y apuesto que se robó las miradas de los bailadores de la discoteca; el hombre tomó como pareja a una hermosa mujer con la que empezó a danzar y le pidió que no le mirara los pies, pero hizo caso omiso y cuando fijó su mirada en el suelo se percató de que su parejo no tenía pies sino unas pezuñas y posteriormente se percató de que era el mismísimo demonio.
La bailarina quedó perpleja y se desmayó, algunos cuentos narran que enloqueció al saber que había bailado con el demonio, mientras que otros cuentan que murió de la impresión; la discoteca quedó desocupada y en el folclore vallecaucano quedó el relato del diablo de Juanchito.
La candela del Diablo de la Orinoquía
La cultura llanera de la región del Orinoco está plagada de relatos fantásticos, que dan cuenta de la riqueza cultural de las tierras ganaderas marcadas por la superstición y la religión.
Son muchos los cuentos de Semana Santa de los llanos, entre los que están la aparición de dos bolas de fuego o la candela del diablo en las noches de los días santos.
Muchos dicen que es el alma en pena de un obispo pecador, otros que es la representación del mismísimo demonio y que son sus ojos buscando a los pecadores y algunos sostienen que son dos mujeres que se pelearon y se lanzaron maldiciones; lo cierto es que todos coinciden en que hay que ahuyentar a la candela con groserías para que no se venga encima y queme todo a su paso.
El desfile de las ánimas y el Quejador del Pacífico
La cultura de la región Pacífica se levanta en torno al agua, por tal razón algunos de sus mitos y leyendas involucran ríos y quebradas, que cobran un papel importante en cuanto al misticismo.
En la época de Semana Santa hay dos relatos que se oyen en las comunidades pacíficas: el primero es el desfile de las ánimas, que es una procesión de entes con apariencia de personas que van rezando a altas horas de la noche.
En algunos relatos las ánimas solas, que son las almas perdidas del purgatorio, aparecen por los caminos en la tierra y en otros, aparecen en barcos por los ríos en un barco llamado Marabelí, desde donde llaman a los pecadores por sus nombres.
Otro de los cuentos populares del Pacífico en la Semana Mayor es el del Quejador del agua, que es un pescador que desobedeció los designios de Dios y como castigo fue convertido en una especie de vaca con cuerpo humano, pero a veces se aparece como rana u otro animal en las riberas donde emite quejidos semejantes a los de las vacas.