Para los creyentes del catolicismo, el perdón de los pecados es necesario para alcanzar la reconciliación con Dios. En el tiempo de Cuaresma, que antecede a la Semana Santa y a la Pascua, se invita a los fieles a evaluar su vida y confesar sus faltas, a modo de preparación para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
En la Semana Mayor, específicamente, en el Viernes Santo, se hace énfasis en la crucifixión de Cristo, que, según las escrituras, murió por los pecados de la humanidad. En la narración histórica se cuenta que, a pesar de que no estaba siendo culpado de ningún delito, el gobernador Poncio Pilato ordenó que fuera crucificado, ya que así lo pedían los habitantes.
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Así las cosas, en la religión católica se resalta la importancia del perdón de los pecados, no solo por parte de Dios, sino hacia los demás.
“Cada uno de nosotros es un perdonado o un perdonada: Dios dio su vida por nosotros y de ninguna manera podemos compensar su misericordia, que él nunca retira del corazón. Sin embargo, correspondiendo a su gratuidad, es decir, perdonándonos unos a otros, podemos dar testimonio de él, sembrando vida nueva a nuestro alrededor”, explicó el papa Francisco, citado por el portal católico especializado Vida Nueva Digital.
Pero, aunque los pecados ya fueron perdonados por medio de la muerte de Dios, los feligreses suelen acercarse a un sacerdote para revelar sus falencias y pedir perdón por ellas y el daño que han causado. Sin embargo, muchos otros también recurren a la oración para poder entrar en “diálogo con Dios” y mostrar su arrepentimiento.
De acuerdo con el papa Francisco, citado por la Arquidiócesis de Bogotá, en la Biblia, el libro sagrado de la religión católica, se encuentra el Libro de los Salmos, un compilado de alabanzas y oraciones que recogen los sentimientos humanos que surgen en diferentes etapas de la vida, como el dolor, la alegría, la duda y la amargura.
Algunos de estos aparecen con los pecados, que pueden ser considerados una carga. Por eso, el Salmo 32 recuerda a los feligreses los beneficios de arrepentirse, confesar y recibir el perdón por las faltas cometidas. Pues, según el texto, con este proceso se logra sentir felicidad.
Salmo 32, 1-11 - Confesión y perdón
Instrucción de David
Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados
le han sido perdonados por completo.
Feliz el hombre que no es mal intencionado
y a quien el Señor no acusa de falta alguna.
Mientras no confesé mi pecado,
mi cuerpo iba decayendo
por mi gemir de todo el día,
pues de día y de noche
tu mano pesaba sobre mí.
Como flor marchita por el calor del verano,
así me sentía decaer.
Pero te confesé sin reservas
mi pecado y mi maldad;
decidí confesarte mis pecados,
y tú, Señor, los perdonaste.
Por eso, en momentos de angustia
los fieles te invocarán,
y aunque las aguas caudalosas se desborden,
no llegarán hasta ellos.
Tú eres mi refugio:
me proteges del peligro,
me rodeas de gritos de liberación.
El Señor dice:
“Mis ojos están puestos en ti.
Yo te daré instrucciones,
te daré consejos,
te enseñaré el camino que debes seguir.
No seas como el mulo o el caballo,
que no pueden entender
y hay que detener su brío
con el freno y con la rienda,
pues de otra manera no se acercan a ti”.
Los malvados tendrán muchos dolores,
pero el amor del Señor envuelve
a los que en él confían.
Alégrense en el Señor,
hombres buenos y honrados;
¡alégrense y griten de alegría!