Según indican las escrituras sagradas del catolicismo, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, el hijo de Dios, se conmemoran en la Semana Santa, considerada la más importante del año para los creyentes.
En ella, los feligreses participan en eucaristías y ritos propios de su religión, en aras de recordar el sufrimiento de Jesús de Nazaret, su muerte en la cruz por la redención de los pecados de la humanidad, y su resurrección, tres días después de su fallecimiento.
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La Semana Mayor está llena, entonces, de momentos de encuentro y de oración entre los fieles, que suelen aglomerarse en iglesias para profesar su fe. En ciertos momentos, tienen la oportunidad de orar por aquello que necesitan para sí mismos o para los demás.
“La oración tiene el poder de transformar en bien lo que en la vida de otro modo sería una condena; la oración tiene el poder de abrir un horizonte grande a la mente y de agrandar el corazón”, explicó el papa Francisco, citado en el Opus Dei.
Es común que, en espacios de oración, hagan referencia a algún santo de su preferencia, ya que suelen ser considerados como ejemplos a seguir, por la vida que llevaron, ceñida a las enseñanzas de Jesucristo. Uno de ellos es San Marcos de León, uno de los cuatro evangelistas que aparecen en el texto sagrado del catolicismo.
De acuerdo con la Arquidiócesis de Bogotá, fue discípulo de San Pedro y, además, según la historia, fue fundador de la iglesia de Alejandría, en Egipto. Apenas era un niño cuando Jesucristo predicaba y, de hecho, se presume que la casa en la que se celebró la última cena perteneció a su familia.
La fiesta de San Marcos se celebra el 25 de abril, puesto que falleció ese día, en el año 68 después de Cristo (d. C.), según la Red Católica Mundial. Debido a su fe, fue arrastrado por las calles de Alejandría, lo que causó graves heridas en su cuerpo que llevaron a su muerte.
Así las cosas, los creyentes del catolicismo suelen recurrir al evangelista, en busca de protección y ayuda, bajo la premisa de que podrán permanecer a salvo de los malos pensamientos y acciones de aquellos que buscan hacerles daño. La oración de San Marcos de León para estas peticiones específicas fue recogida por la Arquidiócesis de Bogotá:
Oración a San Marcos de León
Oh santo justo y protector, bendito San Marcos de León,
tú que evitaste la desgracia del dragón,
tú que, a pesar de tus propias flaquezas,
y confiado en la gracia y fortaleza del Señor, con humildad y firmeza sometiste fieras y enemigos,
te ruego confiadamente: amansa los corazones, los malos sentimientos y los malos pensamientos;
de todo aquel que contra mí este, de todo aquel que mi mal y ruina quiera, piense o desee.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum.
Con tu fuerza y poder, y con la ayuda de San Juan y del Espíritu Santo,
Si ojos tienen, no me miren
Si manos tienen, no me toquen
Si lenguas tienen, no me hablen
Que con los hierros que tengan, a mí no me hieran.
Ayúdame con tu mediación a: (Pedir lo que se quiere conseguir)
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum
San Marcos de León, así como calmaste la sed del León y a tus pies dominado se quedó,
calma mis adversarios y a todo el que busque mi mal,
véncelos para que no puedan dañarme,
amánsalos, que no se acerquen a mí, domínalos, para que no lleguen hasta mí.
Paz, paz, Cristo, Cristo Dominum Nostrum
Mis enemigos son bravos como el León,
pero amansados, rendidos y dominados serán por San Juan y el poder de San Marcos de León.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum
Así sea.
Rezar tres Credos, padrenuestro y Gloria.
Cabe resaltar que, según la Red Católica Mundial, San Marcos tiene un símbolo asociado, que es el león alado, que suele ser visto como Jesucristo. Se entiende que el león es un animal valiente y fuerte, con el que se invita a los creyentes a ser similares al momento de expresar su fe y difundir las enseñanzas de su religión.