La tarde del Jueves Santo marca el inicio del Triduo Pascual, una solemnidad que conmemora los momentos cruciales de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Este día no se dedica a ninguna figura en particular y, de hecho, es una preparación para el luto debido a los eventos que se rememoran, especialmente la crucifixión y muerte de Jesucristo. Para los cristianos, este día recuerda la grandeza de Jesús.
En medio de la conmemoración del Jueves Santo, Paola Andrea García, experta en teología bíblica y docente del Departamento de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, ofrece una reflexión y explicación sobre la naturaleza de los milagros en el contexto bíblico y su relevancia en la Semana Santa.
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Aunque parezca imposible, para comprender los milagros en la actualidad, es necesario situarse en la cultura y contexto del Siglo I, según explica García. En esa época, la concepción de lo ordinario y lo extraordinario difiere notablemente de la visión contemporánea occidental. Además, según relata la experta, es primordial entender el contexto de la cultura oriental, pues desde allí cambia el sentido de lo asombroso.
¿Cuál es el significado de la Semana Santa y cuál es su relación con los milagros?
Yo creo que la Iglesia ha dispuesto estos días que llamamos santos, entendiendo lo sagrado como separado; consagrado de la vida ordinaria, del año ordinario laboral, para reflexionar en torno a este misterio, al misterio del poder de Dios. Es decir, que el poder de Dios es sobre la muerte. Esa es nuestra convicción.
Pero para que Dios evidencie que tiene poder sobre la muerte y que lo tenía sobre la cruz, los milagros son los signos previos; así el creyente tiene esa referencia o esa certeza de que Dios tiene poder. Sí Dios cura una enfermedad, que conduce a la muerte, tiene poder sobre la muerte. Si Dios cura un mal es porque tiene poder sobre la muerte. Entonces el lector, el creyente de los evangelios, como ya ha visto a Dios curar enfermedades, expulsar demonios, tiene la certeza de que va a poder salvar a su hijo de la muerte en la cruz.
¿Por qué hay que situarse en la cultura oriental para entender los milagros?
En la cultura occidental, el individuo no ve la hora de salir del grupo para empezar a adquirir su propia identidad, porque no se identifica con la mayor parte con el grupo. En cambio, cuando vemos a un leproso, cuando vemos a un enfermo, en el mundo del siglo I oriental, tenemos que entender que esa persona perdió su identidad, porque como es leproso, como es enfermo y puede contagiar a otros, lo sacan del grupo y esa persona ya no es, pierde toda su referencia identitaria, su honor lo pierde.
Para nosotros no, si uno tiene una enfermedad se aísla y no pasa nada. De hecho, a veces nadie se da cuenta. Lo que Jesus realmente hace no es solo [sanar] la enfermedad, sino restituir esa identidad y esa dignidad de la persona. Cómo entendemos entonces nosotros esa sanación hoy en día en algo muy puntual que es que me cure un cáncer, que me cure este problema, que eso no es lo que los evangelios están queriendo decir. Toda esta contextualización nos ayuda a decir qué es un milagro. Es un hecho que evidencia el poder de Dios.
¿De dónde viene el significado de la palabra “milagro”?
Milagro viene del griego dynamus, que en castellano ha pasado como lo dinámico. Y cuando se hace referencia a algo dinámico, significa algo que tiene movimiento, algo que cambia, que transforma. Entonces dynamus en la Biblia, si se busca en un diccionario griego, va a encontrarse como fuerza o poder. Los milagros justamente tienen ese poder de transformación.
Hay que tener en cuenta que la cultura oriental es de orientación colectivista. Es decir, que el individuo es en relación con el grupo y su identidad la adquiere en este. De hecho, el honor venía dado por la tribu o por el apellido de su ascendencia; entonces, no se entendería un individuo por fuera del grupo; mientras que, para nosotros en la cultura occidental, sobre todo esta contemporánea, el individuo adquiere su entidad por fuera del grupo.