Óscar Orlando Cardeño Suárez, conocido como alias Yeiron o Culebrero fue condenado a 41 años y 8 meses de prisión por su participación en el homicidio de un mototaxista y la posterior desaparición de su cuerpo. Los argumentos de la Fiscalía General de la Nación presentados durante el juicio demostraron la culpabilidad del exintegrante del grupo armado ilegal conocido como Águilas Negras.
El crimen tuvo lugar el 16 de julio de 2008, en la zona rural de La Pintada (Antioquia), cuando Cardeño Suárez y otros individuos armados persiguieron a la víctima, a quien dispararon indiscriminadamente causándole la muerte. Posteriormente, arrojaron su cuerpo al río Cauca, presuntamente debido a disputas internas dentro del grupo armado pues el mototaxista que fue señalado también de integrar esa organización criminal.
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El juzgado penal del circuito de Aguadas (Caldas) emitió la condena por el delito de homicidio agravado, además de imponer una inhabilidad de 20 años para el ejercicio de derechos y funciones públicas al condenado. La investigación que llevó a esta sentencia fue liderada por una fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos.
Alias Yeiron o Culebrero se encuentra privado de la libertad desde que se conoció el fallo condenatorio en su contra. Además, está vinculado a otros procesos penales relacionados con homicidio, secuestro, desaparición forzada, extorsión y concierto para delinquir. Cabe anotar que la sentencia, de primera instancia, puede ser apelada con los recursos de ley correspondientes.
Según dijo la madre del joven asesinado a el medio La Patria en diciembre de 2023, ella viajó desde Puerto Berrío hasta el municipio de Caldas para averiguar qué había sucedido con su hijo, pero le advirtieron que no buscara más. “Me quedé esperando, ya van 15 años. Hasta que supe que era mototaxista (...) Ha sido una vida llena de dolor e incertidumbre. Hasta ahora vengo a este juicio y me entero de lo que realmente pasó”, expresó la mujer.
¿Quiénes son las Águilas Negras?
Las Águilas Negras han surgido como una compleja manifestación del crimen organizado en Colombia, caracterizada por su falta de cohesión así como de una estructura centralizada. Según la organización InSight Crime, este término genérico es utilizado popularmente para referirse a diversos grupos derivados de los paramilitares, dedicados principalmente al tráfico de drogas y a actividades criminales.
Originadas a raíz de las fallas en el proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre 2004 y 2006, las Águilas Negras han sido asociadas con la protección de los intereses económicos de antiguos mandos medios paramilitares, así como con la persecución de periodistas, abogados y activistas de derechos humanos.
A diferencia de otras bandas criminales en el país, las Águilas Negras carecen de un liderazgo centralizado, lo que dificulta su identificación y desmantelamiento. Su “presencia” se ha extendido a lo largo de diversos departamentos de Colombia, con grupos operando de manera independiente y compitiendo por territorios y recursos con otras organizaciones criminales. Además han aparecido panfletos de este grupo aleatoriamente.
Es importante recalcar que, aunque las Águilas Negras han sido utilizadas para referirse a grupos delictivos, no existe una estructura uniforme o definida que las identifique. En muchos casos, este nombre ha sido adoptado por diferentes grupos con diversos propósitos, desde intimidar a comunidades hasta ejecutar operaciones criminales encubiertas.
Con eso en mente, la Fundación para la Paz y la Reconciliación (Pares) ha logrado establecer las siguientes conclusiones con los datos sobre este “grupo” criminal:
- Ausencia de una estructura criminal centralizada: no hay pruebas de la existencia de una estructura criminal coherente bajo el nombre de Águilas Negras, como campamentos, líderes o comandos armados.
- Uso del nombre por parte de otros grupos criminales: algunas organizaciones delictivas, como el Clan del Golfo, adoptan el nombre de Águilas Negras para llevar a cabo operaciones violentas sin ser identificados, como en el conflicto entre Rastrojos y Urabeños en Norte de Santander.
- Contratación para fines ilegales: sectores dentro de la legalidad, como empresarios, políticos o individuos, emplean sicarios bajo el nombre de Águilas Negras para perpetrar asesinatos o intimidaciones, creando así grupos de seguridad privados ilegales.
- Uso por parte de agentes institucionales: se hallaron pruebas de que agentes institucionales utilizan panfletos con el nombre de Águilas Negras para amedrentar a comunidades, individuos y grupos de jóvenes con comportamientos violentos.
Una regularidad es que, en la mayoría de los casos, el empleo del nombre de Águilas Negras tiene motivaciones políticas, alejándose de ser solamente una actividad delincuencial con fines de extorsión.